La idea de Donald Trump sobre Groenlandia no fue una novedad. De hecho, como hemos relatado, es la quinta ocasión en la que Estados Unidos muestra interés por la mayor isla del mundo. La razón detrás es el Ártico, un área crucial para las rutas globales de transporte, rica en recursos naturales, y que, por su proximidad con potencias como China y Rusia, podría alterar significativamente las estrategias geopolíticas. Si el primer plan no funciona, ya hay un plan B.
Reactivación del complejo noruego. La Marina de los Estados Unidos está interesada en retomar las operaciones en el complejo Olavsvern, una base submarina construida durante la Guerra Fría por la Marina Real Noruega. Este enclave, ubicado en los fiordos noruegos cerca del Mar de Noruega y protegido por 270 metros de roca, proporcionó en su momento un puerto estratégico para submarinos y embarcaciones de patrulla.
Pese a estar fuera de uso desde 2009, Olavsvern sigue siendo un activo valioso, especialmente en un contexto de creciente actividad rusa en el Ártico. No obstante, las negociaciones no serán sencillas. Aunque en 2020 hubo avances hacia un posible acuerdo de arrendamiento, todavía no se ha concretado nada, dejando el futuro de la base incierto para los intereses estadounidenses.
Capacidades del complejo. El complejo Olavsvern posee unas instalaciones subterráneas de 25.000 metros cuadrados que incluyen muelles de aguas profundas, un túnel de entrada de un kilómetro, áreas de almacenamiento fortificadas y espacios de mantenimiento. Además, construido con un coste de 450 millones de dólares, mayoritariamente financiado por la OTAN, cuenta con barracones, suministro de agua potable y una planta de energía.
Durante la Guerra Fría, el enclave se utilizó para el mantenimiento y reparación de submarinos aliados, convirtiéndose en un centro de ejercicios militares y entrenamiento invernal. Su capacidad para proteger submarinos y su posición estratégica lo hacen valioso para operaciones en el Ártico, especialmente en el Mar de Barents, una ruta clave para la flota rusa.
Una cueva estratégica. El renovado interés en Olavsvern coincide con la intensificación de las operaciones rusas en el Ártico. Rusia ha ampliado sus bases militares en la región y aumentado la actividad de sus submarinos, los cuales atraviesan el Mar de Barents y el paso de GIUK para llegar al Atlántico.
Estas rutas son críticas para las operaciones navales rusas, por lo que la OTAN y la Marina de los Estados Unidos buscan reforzar su presencia en la zona. Submarinos estadounidenses como el USS New Mexico y el USS Florida han visitado puertos cercanos al norte de Tromsø, que actualmente sirven como puntos de apoyo para operaciones en el Alto Norte. Esta dinámica explica, en parte, los comentarios de Trump.
Un obstáculo importante. El problema principal para la reactivación de Olavsvern es que la base fue vendida en 2013 a una empresa privada, WilNor Governmental Services, y actualmente se utiliza principalmente para el entrenamiento del Cuerpo de Marines holandés. Por lo tanto, no parece estar «en venta».
WilNor ha expresado interés en reconvertir Olavsvern en un centro logístico y operativo, por lo que se muestra abierta a la idea estadounidense. Sin embargo, cualquier acuerdo para recibir submarinos nucleares estadounidenses requiere la aprobación de las autoridades noruegas de seguridad radiológica, un proceso que podría ser lento y sin plazos claros.
Implicaciones geopolíticas. El posible uso de Olavsvern por la Marina de Estados Unidos genera preocupaciones en las comunidades locales debido a los riesgos asociados con submarinos nucleares.
Estas preocupaciones han retrasado las decisiones del Ministerio de Defensa de Noruega, que no ha dado señales claras sobre la expansión del uso militar de la base. No obstante, la creciente presión de la OTAN y el aumento del gasto en defensa en Europa tras la invasión rusa de Ucrania podrían acelerar estos planes.
El objetivo del Ártico. El complejo Olavsvern es un activo estratégico crucial en la región ártica para Estados Unidos, especialmente ante el aumento de las tensiones con Rusia. Aunque el principal obstáculo es burocrático, la reactivación fortalecería las capacidades de la OTAN y permitiría a la Marina de Estados Unidos operar más eficazmente en el Alto Norte, dejando una perspectiva alentadora para su superación.
Este plan, al igual que el interés por Groenlandia, subraya la importancia del Ártico en el equilibrio de poder del siglo XXI, posicionándose como un punto focal en la rivalidad entre grandes potencias.
Imagen | WilNor Governmental Services
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