Este martes 13 de mayo, el actual presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, dio a conocer el fallecimiento del expresidente José «Pepe» Mujica.
“Con profundo pesar, anunciamos que nuestro compañero Pepe Mujica ha fallecido. Presidente, luchador, referente y líder. Te extrañaremos profundamente, querido viejo. Gracias por todo lo que nos brindaste y por tu inmenso amor hacia tu pueblo”, comunicó Orsi.
En abril de 2024, Mujica sorprendió al convocar una conferencia de prensa para revelar él mismo que sufría de cáncer de esófago. A esto le siguieron 32 sesiones de radioterapia, la desaparición de los síntomas del tumor y una recuperación dolorosa, marcada por varias hospitalizaciones debido a dificultades alimenticias.
Sin embargo, la noticia definitiva llegó más tarde. En enero de 2025, nuevamente Mujica, esta vez en una entrevista con Búsqueda, informó que el cáncer había hecho metástasis, dejando un mensaje de adiós a la población. “Hasta acá llegué”, expresó, solicitando que le permitieran pasar sus últimos días en paz, sin más entrevistas, en su chacra, paseando en su tractor y cuidando sus cultivos.
No obstante, su deseo no se cumpliría del todo. Aunque debilitado, Mujica continuó siendo parte de la vida política uruguaya y en su chacra recibió a presidentes, exmandatarios, periodistas y artistas. También sacó tiempo para asistir a actos militantes y a la toma de posesión del nuevo Parlamento y presidente de Uruguay.
En esa entrevista, Mujica reflexionó sobre su vida como “una especie de novela”, y describió su presidencia como “una pavada”. Su trayectoria fue la de un exguerrillero, un héroe para muchos y un villano para otros, que se incorporó a la política formal alcanzando el más alto cargo al que aspira un dirigente. Sin embargo, no fue un presidente más; su estilo de vida y su filosofía lo convirtieron en una figura de interés mundial.
Mujica falleció este martes en su chacra de Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo. El domingo, durante las elecciones departamentales en Uruguay, no pudo asistir a votar. “Está en una meseta, está a término”, declaró su esposa, Lucía Topolansky, a Radio Sarandí. “Llevo más de 40 años a su lado y estaré con él hasta el final. Eso es lo que prometí”, añadió.
Su último deseo fue ser enterrado en su chacra, donde también descansa una de sus queridas compañeras que lo caracterizó: su perra de tres patas, Manuela.
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