En el exclusivo mundo de los supercoches de lujo, el Bugatti Veyron destaca no solo por su precio de venta de 1,7 millones de dólares, sino por ser un modelo en el que su fabricante perdÃa aproximadamente 6,7 millones de dólares cada vez que se vendÃa una unidad.
Bugatti Veyron: Una Leyenda de Velocidad y Lujo
El Bugatti Veyron se lanzó en 2005 con el objetivo de ser el automóvil más rápido, potente y lujoso del mundo. Esta ambiciosa meta fue liderada por Ferdinand Piëch, una figura clave del grupo Volkswagen e incluso el nieto de Ferdinand Porsche. La velocidad y el lujo eran parte de su herencia.
Impulsado por un formidable motor W16 de 8.0 litros y cuatro turbocompresores, este superdeportivo podÃa acelerar como un cohete y batir récords de velocidad, alcanzando más de 406 km/h, cumpliendo asà el deseo de Bugatti de vengarse tras un récord de velocidad en Le Mans.
El nombre Veyron también tiene raÃces en la historia de Le Mans, homenajeando al piloto e ingeniero de Bugatti, Pierre Veyron, ganador de las 24 horas de Le Mans en 1939 con un auto de la marca.
El desarrollo del Veyron fue un desafÃo que tomó seis años para implementar un motor que pudiera generar 1.001 CV de potencia y 1.400 Nm de torque. La máquina necesitaba mantenerse refrigerada con 10 radiadores debido a sus capacidades extremas.
Adquirir un Bugatti Veyron implicaba una inversión significativa, no solo por su precio inicial de 1,7 millones de dólares, sino también por su mantenimiento. Los neumáticos, diseñados exclusivamente por Michelin, costaban 38.000 dólares y debÃan sustituirse cada 4.000 km.
El Veyron era más que un sÃmbolo de velocidad; encarnaba el lujo más extremo. Cada componente, desde los materiales hasta el ensamblaje, era de la más alta calidad, haciendo de este auto una obra maestra sobre ruedas.
El Impacto Financiero en Volkswagen
A pesar de su elevado precio, Volkswagen perdÃa dinero con cada Veyron que vendÃa.
Según Technology.org, un informe de Bernstein Research indicaba que Volkswagen perdÃa aproximadamente 6,24 millones de dólares por cada Bugatti Veyron vendido. Sin embargo, los autores reconocieron que esta cifra era meramente estimativa.
Este desequilibrio financiero se debió a la gran inversión de 1.620 millones de dólares que Volkswagen destinó al desarrollo del Veyron.
Último prototipo del Bugatti Veyron
Con solo 450 unidades vendidas en una década, la rentabilidad de la inversión inicial no se recuperó completamente.
No obstante, la tecnologÃa resultado de este desarrollo sirvió como base para otros supercoches, permitiendo a Bugatti superar cada nuevo récord de velocidad.
Para Volkswagen, el Veyron fue una oportunidad de mostrar su capacidad para crear el mejor superdeportivo del mundo. Aunque no fue rentable en términos financieros directos, consolidó a Bugatti como una marca prestigiosa en supercoches de lujo.
Imagen | Bugatti
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