En un curioso acontecimiento durante 2023, un individuo llegó a Ecuador y Paraguay, así como a Newark en Estados Unidos, para sellar acuerdos simbólicos de “ciudades hermanas” en nombre de la autoproclamada nación de Kailasa. La peculiaridad de esta situación: ni el mensajero ni la nación de Kailasa realmente existen.
Creación Imaginaria. Autodenominándose «Estado soberano de los Estados Unidos de Kailasa», bajo el liderazgo del polémico gurú indio Swami Nithyananda, esta entidad ficticia ha resurgido en la escena internacional. Aunque no está reconocida oficialmente, se presenta como la primera nación global para hindúes, con su constitución «cósmica», pasaportes, moneda sagrada de oro y un supuesto banco central propio.
No obstante, esta quimera se ha enfrentado a la realidad cuando en Bolivia se arrestó a 20 personas asociadas a Kailasa, acusadas de «tráfico de tierras» al tratar de firmar contratos milenarios con comunidades indígenas amazónicas.
Resucitando Soberanías. Nithyananda, conocido originalmente como Arunachalam Rajasekaran, era un monje hindú que construyó un vasto imperio espiritual global. Tras enfrentar acusaciones de graves delitos en India, huyó en 2019 y resurgió proclamando Kailasa, una «revitalización» de antiguos reinos hindúes.
En sus discursos, Nithyananda asegura poseer poderes sobrenaturales, ofreciendo a multimillonarios la posibilidad de reencarnar como ricos depositando sus fortunas en un fondo administrado por él. La lógica detrás de su estrategia es clara: si puede convencer a los adinerados de que necesita inmunidad eterna, la creación de un estado imaginario podría ser una jugada astuta.
Una Nación como Refugio. Residiendo en un sitio indeterminado de Sudamérica o el Caribe, Nithyananda afirma haber elegido el exilio para beneficiarse de la inmunidad diplomática que le permitiría su supuesto estatus de jefe de Estado. Kailasa incluso ha intentado posicionarse como una nación real, con sus representantes tomándose fotos con figuras políticas de renombre y participando en eventos de la ONU.
A pesar de ello, estos esfuerzos han desencadenado crisis políticas y renuncias, tanto en Paraguay como en Estados Unidos, al revelarse la falta de legitimidad legal y territorial del montaje.
Intentos de Explotación. En Bolivia, los seguidores de Kailasa se infiltraron en eventos oficiales bajo la apariencia de turistas, e incluso se fotografiaron con el presidente Luis Arce. El diario El Deber descubrió la trama: intentaron negociar con la comunidad Baure, ofreciendo ayuda a cambio de derechos sobre sus tierras.
Lo que empezó como un arrendamiento por 25 años por 200,000 dólares anuales, se convirtió en un contrato, en inglés, que abarcaba más de mil años e incluía la explotación de recursos y el uso del espacio aéreo. Pese a las advertencias, los líderes indígenas firmaron. Un líder confesó: “Cometimos el error de escucharlos”.
Engaño Espiritual. Los líderes indígenas se sienten traicionados. Denuncian que los emisarios de Kailasa les prometieron ayuda tras incendios forestales, pero terminaron firmando documentos que no comprendían del todo, sin sospechar que implicaban ceder sus tierras ancestrales.
La organización Multiétnica Territorio Indígena II, representando al pueblo Ese Ejja, aseguró que algunos de sus miembros fueron presionados para firmar bajo promesas engañosas. En un comunicado, afirmaron contundentemente: “Nuestro territorio no se vende, no se alquila y no está sujeto a ninguna negociación. Es el legado de generaciones que lo defendieron con sangre y resistencia”.
Repercusiones Legales y Diplomáticas. El gobierno boliviano anuló los acuerdos, arrestó a los implicados y los deportó a sus países de origen: India, Estados Unidos, Suecia y China. La Cancillería ratificó que Bolivia no reconoce ninguna relación diplomática con el ente ‘Kailasa’, denunciando los hechos como una estafa.
Los documentos falsos y las promesas de conservación ambiental fueron parte del engaño. Aunque no hay pruebas de que Nithyananda estuviera en Bolivia, se sospecha que su red operó como una diplomacia paralela con objetivos ilícitos.
Colonialismo Espiritual Moderno. El fenómeno Kailasa revela un sofisticado método de colonialismo disfrazado de diplomacia espiritual, donde símbolos religiosos son empleados como herramientas legales para privar a comunidades indígenas de su herencia territorial.
Más allá de lo absurdo, lo ocurrido en Bolivia, Ecuador, Paraguay, y Estados Unidos, representa un intento sistemático de afirmar una soberanía ficticia sobre territorios reales, involucrando consecuencias jurídicas, políticas y culturales. En un cruce entre lo surrealista y lo inquietante, el realismo mágico parece residir no en los contratos, sino en el hecho de que casi se materializaron.
Imagen | Kailasa, Nithyananda Dhyanapeetam
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