Japón se enfrenta a un reto único. La escasez de trabajadores ha llevado a las empresas a reconsiderar sus polÃticas laborales para aprovechar las oportunidades económicas que se presentan. La baja tasa de natalidad, sin embargo, complica la situación al requerir que temporalmente la fuerza laboral femenina se reduzca. Un verdadero dilema.
La situación demográfica desafiante ha empujado a las empresas japonesas a considerar la igualdad salarial entre hombres y mujeres, una medida no vista en las últimas dos décadas.
Dos Beneficios en Uno. Mientras en Estados Unidos se eliminan polÃticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) por órdenes presidenciales, Japón elige otro rumbo, promoviendo la igualdad salarial para atraer talento femenino e impulsar sus carreras.
Además del atractivo práctico de captar fuerza laboral cualificada, este cambio también responde a razones económicas. Japón está recibiendo significativas inversiones basadas en criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), que han salido de EE.UU. tras la administración de Trump. Por estas razones, firmas financieras japonesas como Nippon Life Insurance y el banco MUFG están eliminando las polÃticas salariales que perpetuaban la desigualdad salarial.
Veinte Años de Desigualdad Salarial. Durante las dos últimas décadas, las mujeres japonesas han percibido salarios inferiores a los de sus pares masculinos por las mismas funciones. Según el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social y Nippon.com, las mujeres ganan en promedio solo el 74,8% de lo que ganan los hombres. En la prefectura de Tochigi, esta cifra desciende al 71%. En los paÃses de la OCDE, las mujeres todavÃa reciben el 88,1% del salario de un hombre por un trabajo equivalente, según datos de 2023.
La discriminación tiene raÃces profundas en el sistema laboral nipón. Históricamente, a los hombres se les ofrecÃan trabajos de por vida con promociones y aumentos salariales basados en la antigüedad. Las mujeres, al convertirse en madres, eran relegadas a empleos temporales o de media jornada, con menores ingresos y limitadas oportunidades de ascenso. Este fenómeno, llamado «curva en L», muestra cómo la participación y el salario femenino disminuyen bruscamente tras la maternidad, complicando su regreso a posiciones de responsabilidad.
Escasez de Trabajadores. Japón enfrenta una significativa falta de mano de obra. Un estudio de la Universidad de Chuo (Tokio) prevé una carencia de 3,84 millones de trabajadores para 2035. El envejecimiento de la población y la baja natalidad han reducido la fuerza laboral disponible, haciendo imperativo aprovechar el potencial femenino para mantener el crecimiento económico.
Estas circunstancias han obligado a las empresas japonesas a revisar sus polÃticas laborales para atraer a más mujeres, ofreciendo el mismo salario que a los hombres y asà motivar su reintegración al mercado laboral tras la maternidad, y facilitar su progreso profesional con igualdad en promociones y beneficios por antigüedad.
Más Allá del Salario: La Conciliación Familiar. En la cultura japonesa, el rol de las mujeres en el cuidado de los hijos está bien definido. Estudios oficiales indican que igualar los salarios no es suficiente para atraer y mantener talento femenino. Por ello, las empresas han comenzado a implementar medidas de conciliación laboral, como horarios reducidos y teletrabajo, para que las mujeres puedan combinar el cuidado de sus hijos con su carrera profesional.
En ciudades como Tokio, ya se han adoptado jornadas laborales más cortas y semanas laborales de cuatro dÃas para facilitar la conciliación familiar y fomentar la natalidad. La igualdad salarial podrÃa impulsar la adopción de estas medidas en otras regiones del paÃs, permitiendo que más mujeres obtengan empleos estables sin descuidar su vida familiar.
Imagen | Unsplash (Chang Hsien)
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