Con el cese de las lluvias y la llegada del buen tiempo, muchas personas enfrentan un desafío: las alergias. La primavera, especialmente en mayo y junio, es conocida por el incremento del polen, el alérgeno más notable y la principal causa de estornudos durante esta estación.
El tratamiento más común para estas alergias son los antihistamínicos, medicamentos que bloquean los efectos de la histamina, un neurotransmisor crucial para el sistema inmunológico. En esencia, las alergias son reacciones del sistema inmunitario a sustancias externas percibidas como peligrosas, aunque no lo sean realmente: los alérgenos.
Si bien los antihistamínicos son efectivos para aliviar los síntomas alérgicos, no son una solución definitiva. Todavía no hemos encontrado una cura para las alergias, aunque existen ciertas direcciones prometedoras que nos acercan a una posible solución.
Al considerar tratamientos para curar las alergias, muchos pensamos en las vacunas. Las vacunas contra la alergia, basadas en la inmunoterapia, siguen una lógica similar a las vacunas tradicionales: se administra una dosis controlada del alérgeno para activar el sistema inmune sin desencadenar una reacción alérgica. Aunque útiles en muchos casos, no erradican el problema por completo, requiriendo inyecciones regulares para mejorar la respuesta del sistema inmune.
¿Qué prospectivas tenemos? Hace aproximadamente una década, discutíamos distintas líneas de investigación en busca de una cura para las alergias, entre ellas, las “terapias biológicas”. Estas terapias se enfocan en los anticuerpos, las proteínas que el cuerpo genera ante sustancias percibidas como dañinas.
Estos tratamientos continúan siendo una de nuestras grandes esperanzas. Un ejemplo es omalizumab, un medicamento inicialmente diseñado para el asma y aprobado hace dos décadas en los Estados Unidos.
La ciencia sigue validando esta opción terapéutica. Un estudio de 2022 publicado en Clinical and Translational Allergy demostró la eficacia de este fármaco en la prevención de la rinitis alérgica estacional.
Descifrando las Alergias
Para avanzar en nuestro conocimiento, es crucial entender el motivo tras la dificultad de hallar una cura definitiva. El problema esencial es que no comprendemos completamente las alergias como para encontrar una solución eficaz.
Aún desconocemos por qué ciertas personas desarrollan alergias específicas y otras no, o por qué las alergias persisten cuando el anticuerpo comúnmente relacionado con ellas no permanece en el cuerpo por mucho tiempo.
Dos estudios recientes en Science Translational Medicine nos brindan una mejor comprensión de este fenómeno, particularmente en la persistencia de alergias. La clave podría residir en la inmunoglobulina G (IgG) y las células que la producen.
Los estudios revelaron que algunas células productoras de IgG comienzan a generar inmunoglobulina E, relacionada directamente con alergias, al entrar en contacto con un alérgeno. Aquí podría estar la clave de la “memoria” alérgica.
La tendencia indica que, antes de mejorar, la situación de las alergias podría empeorar. Cada vez más individuos sufren de estas condiciones, y varios factores podrían estar detrás de este aumento.
Una hipótesis es la teoría de la higiene. Dado que el sistema inmunitario se “educa” mediante la exposición a agentes externos, su ausencia en etapas tempranas puede llevar al sistema a reaccionar desproporcionadamente en etapas posteriores.
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Desde una perspectiva ambiental, debemos considerar la presencia de contaminantes atmosféricos, como las partículas en suspensión. Estos contaminantes pueden afectar nuestras vías respiratorias, intensificando el efecto de los alérgenos tradicionales.
Imagen | cottonbro studio
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