Venecia, esa maravilla arquitectónica que se sostiene sobre pilares de madera arraigados al revés en el lodo de la laguna, ha sido considerada un verdadero bosque invertido bajo el agua. Durante siglos, estos troncos, hechos de madera, han soportado la majestuosidad de palacios y campanarios, sin necesidad de acero ni hormigón. Lo que realmente hace funcionar este ingenioso sistema no es la dureza de los materiales, sino la fricción del suelo húmedo comprimido que, en combinación con la madera y el agua, crea una estructura resistente.
No obstante, este esqueleto enfrenta un gran desafÃo.
El problema del hundimiento. Venecia es una ciudad que no solo flota, sino que también está siendo tragada por el agua. Durante el último siglo, el suelo de Venecia ha descendido cerca de 25 centÃmetros, mientras que el nivel del mar ha crecido 30. Esta combinación se ha traducido en inundaciones más frecuentes y severas.
Mientras que la decadencia de la ciudad puede atraer a los turistas que quieren verla antes de que desaparezca, para los residentes de Venecia es una amenaza constante. La ciudad se hunde dos milÃmetros anualmente por causas naturales, mientras el cambio climático eleva el mar unos cinco milÃmetros cada año.
Una propuesta innovadora. Ante esta amenaza, Pietro Teatini, experto en hidrologÃa e ingenierÃa hidráulica de la Universidad de Padua, sugiere una solución audaz: elevar fÃsicamente Venecia inyectando agua en acuÃferos profundos a 600-1.000 metros bajo la laguna.
Inspirada en los depósitos de gas del valle del Po, donde el terreno se eleva al llenarse y baja al vaciarse, Teatini propone que Venecia podrÃa elevarse 30 centÃmetros de manera estable y uniforme. Esto proporcionarÃa una tregua de cinco décadas durante las cuales se podrÃa planear una solución más permanente.
El plan de perforaciones. El proyecto implicarÃa la perforación de doce pozos alrededor de la ciudad, distribuidos en un cÃrculo de 10 kilómetros dentro de la laguna. El agua a inyectar serÃa salina, un recurso local abundante, sin riesgo de contaminar los acuÃferos de agua dulce.
El proceso serÃa lento y a baja presión para evitar fracturas en la roca. La elección de un amplio cÃrculo garantiza una elevación uniforme y segura para las estructuras históricas. La zona de Chioggia quedarÃa fuera del radio de acción.
Mosaico de soluciones. Actualmente, la principal defensa de Venecia contra las mareas altas es el sistema MOSE, una serie de compuertas móviles que, aunque planificadas desde los años 80, aún no están completadas ni operativas oficialmente pese a su costo de más de siete mil millones de euros.
Diseñado para accionarse cinco veces al año, desde 2020 se ha utilizado cerca de 100 veces, evidenciando el empeoramiento del problema. Cada activación afecta el tráfico marÃtimo y el equilibrio ecológico de la laguna. Teatini ve su propuesta como un complemento temporal que, junto al MOSE, extenderÃa la funcionalidad combinada por 50 años, tiempo para desarrollar una solución duradera.
Venecia hacia finales del siglo XVII
Una tecnologÃa diferente. El plan de Teatini no es fracking. Es un proceso controlado similar al usado en plataformas petroleras para estabilizarlas. La idea es que el agua expanda gradualmente el sustrato arenoso y eleve el terreno sin romperlo. 30 centÃmetros es el máximo que se puede elevar sin comprometer la estabilidad.
El bombeo serÃa lento para no sobrecargar los acuÃferos, con aditivos que mantendrÃan la expansión lograda. Un proyecto piloto en otra parte de la laguna, con un costo de entre 30 y 40 millones de euros, demostrarÃa su viabilidad. La implementación completa costarÃa una tercera parte del MOSE.
La lucha contra el tiempo. Algunos expertos, como David Dobson de University College London, acogen la idea con «optimismo escéptico». Advierte que acuÃferos colapsados podrÃan no recuperar su volumen, y el agua es más difÃcil de inyectar que el gas. Aun asÃ, si se controla el proceso, la propuesta podrÃa ser viable. No obstante, hasta que se aborde el calentamiento global, toda solución será temporal.
Un sÃmbolo en riesgo. Teatini ha investigado la subsidencia en Venecia durante décadas. Su antiguo profesor, Giuseppe Gambolati, fue quien inicialmente sugirió estas inyecciones profundas. Con la creación de la Autorità per la Laguna en 2025, hay una oportunidad para evaluar esta intervención como una inversión necesaria.
A pesar de los altos costos, Teatini cree que es viable con financiamiento ciudadano. Venecia, dice, tiene un valor más allá de lo económico o arquitectónico: simboliza una civilización única. Abandonarla serÃa una pérdida irreparable.
El dilema crucial. En última instancia, surge la pregunta: ¿vale la pena rescatar Venecia cuando su población ha caÃdo de 170,000 a menos de 50,000, y su economÃa es casi exclusivamente turÃstica?
Para Teatini, dejarla desaparecer es «la opción más drástica imaginable». Venecia no puede ser una ciudad museo fuera de su entorno natural. Su valor es también simbólico, representando un legado cultural incomparable.
Imagen | Pexels, Pieter Mortier
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