A finales de mayo, los escenarios de Madrid y Barcelona recibirán a Bad Bunny como parte de su gira ‘Debí tirar más fotos World Tour’. El anuncio, realizado hace pocos días, elevó de inmediato el evento a uno de los más esperados de 2026 en España. La expectación era predecible, ya que su álbum homónimo, lanzado en enero, se convirtió en un fenómeno viral. Sin embargo, la reacción avasalladora pone de manifiesto ciertos problemas en la gestión actual de los macroconciertos.
Una Lucha por Boletos. A las 12:45, apenas un cuarto de hora antes de que comenzara la preventa de entradas para los tres conciertos iniciales en España de Bad Bunny en 2026, la página de Ticketmaster colapsó por la alta demanda. Mensajes de error como “Error 503” y “500 Internal Server Error” inundaron la pantalla de los usuarios, formando una cola virtual de cientos de miles de personas. El caos rápidamente se trasladó a las redes sociales, llenas de quejas sobre lo imposible que resultaba conseguir las entradas, que estaban limitadas a un máximo de ocho por persona.
Nuevas Fechas. La demanda fue tan grande que Bad Bunny anunció cinco conciertos adicionales a los tres que ya estaban programados: cuatro más en Madrid y uno en Barcelona. El calendario queda así:
- Viernes 22 de mayo – Barcelona – Estadi Olìmpic
- Sábado 23 de mayo – Barcelona – Estadi Olìmpic
- Sábado 30 de mayo – Madrid – Riyadh Air Metropolitano
- Domingo 31 de mayo – Madrid – Riyadh Air Metropolitano
- Martes 2 de junio – Madrid – Riyadh Air Metropolitano
- Miércoles 3 de junio – Madrid – Riyadh Air Metropolitano
- Sábado 6 de junio – Madrid – Riyadh Air Metropolitano
- Domingo 7 de junio – Madrid – Riyadh Air Metropolitano
La semana que separa los conciertos iniciales de Madrid y Barcelona sugiere que estos eventos adicionales quizás estaban ya planeados. Podría tratarse más de una estrategia para generar expectativa debido a la limitada disponibilidad de fechas. Aunque las entradas se están vendiendo rápidamente, aún quedan boletos por salir al mercado: el próximo 9 de mayo, las ventas generales abrirán nuevos sectores en ambos recintos.
La Era del Gran Evento. Los millones que acudieron al concierto de Lady Gaga en Rio de Janeiro son prueba de que la industria del espectáculo está impulsando una «cultura del acontecimiento». Esta tendencia desplaza a los conciertos más pequeños y el consumo cultural privado, dando lugar a experiencias que solo cobran sentido cuando se comparten como eventos de gran escala que exclaman «yo estuve allí».
Este enfoque hacia la cultura masiva conlleva un miedo a perderse algo importante, conocido como FOMO (fear of missing out). Estos conciertos imponentes generan la idea de que pasarán años antes de repetirse, aumentando la ansiedad por participar. Bad Bunny, por ejemplo, no ha actuado en España desde 2019. Son casos similares a los de Taylor Swift u Oasis, donde la incertidumbre sobre futuras giras eleva desesperadamente la demanda de boletos.
Fallos Técnicos. A pesar de que Live Nation es un gigante en la gestión de eventos en vivo, los problemas persisten. Fallos en servidores, desbordes de demanda y filas interminables de personas quedándose sin entradas son comunes. Muchos optan por viajar al extranjero para ver a sus artistas favoritos, lo que fomenta el problemático mercado de reventa, donde los precios se disparan debido a que plataformas dedicadas facilitan un sobreprecio casi instantáneo.
Para combatir esto, Ticketmaster lleva tiempo intentando enfrentar la proliferación de bots que saturan los sistemas de compra, como ocurrió en 2022 con las entradas de Taylor Swift, que llegaron a cotizarse en 22,000 dólares. Estos bots no inventan la demanda, simplemente aprovechan un mercado ya saturado, dejando a miles de auténticos fanáticos de Bad Bunny luchando por boletos para 2026.
El excesivo valor de las entradas se justifica en este círculo vicioso, donde incluso pagar cien euros por un concierto era una rareza antes de la fiebre de los macroeventos. Ahora, alimentados por el FOMO y el espectáculo incapaz de perderse, precios de doscientos euros o más son la norma.
El Dilema de los Macroconciertos. Con la decadencia de los formatos físicos, los macroconciertos son ahora el sostén financiero más eficiente de la industria. En España, durante 2024, la música en vivo generó un 25.32% más que el año anterior, alcanzando 725.6 millones de euros, no solo por el aumento en la cantidad de conciertos, sino por el incremento en los precios. Según Pollstar, los 100 tours más exitosos del mundo (todos macroconciertos) recaudaron conjuntamente 9,500 millones de dólares, indicando que la mayoría de los ingresos provienen de un número limitado de eventos.
La caída del 6,9% en ingresos medios por espectáculo está debilitando al circuito de grupos pequeños y medianos, menos rentables a gran escala. El público ahora prefiere espectáculos en recintos para decenas de miles de personas cada noche durante semanas. Y a pesar de ello, hasta comprar una entrada de trescientos euros para el artista del momento sigue siendo una odisea.
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