En mayo, Europa se mantuvo en vilo debido a nuevas tensiones en el continente. Imágenes satelitales obtenidas exclusivamente por el Wall Street Journal revelaron que Rusia estaba ampliando sus bases militares en la frontera con Finlandia. Estos documentos también arrojaron luz sobre las actividades de Estados Unidos en la región. Ante la amenaza rusa, tres países de la frontera están tomando medidas: la creación de una formidable muralla en el Báltico.
Un incidente aéreo notable. La tensión en el Báltico quedó más clara esta semana tras un evento inusual. Durante años, la «flota fantasma» rusa —una red de barcos sin identificación clara— ha transportado petróleo desde Moscú a través de aguas internacionales, eludiendo las sanciones occidentales impuestas tras la invasión de Ucrania.
Escenarios previos. Ya se ha desvelado que estos barcos antiguos operaban al margen de la ley, sin conexiones visibles al Kremlin. Todo cambió el 13 de mayo cuando un caza ruso Su-35 voló cerca del Jaguar, un petrolero recientemente sancionado por el Reino Unido, mientras las fuerzas estonias intentaban inspeccionarlo en el Báltico. El incidente, en el espacio aéreo de Estonia, es visto por la OTAN como una clara escalada: por primera vez, Moscú empleó fuerzas militares para proteger su red económica informal.
Acción directa. Según ha informado en exclusiva El Confidencial, las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) se están preparando para el peor de los escenarios. A pesar de estar bajo el amparo de la OTAN, estos países, conscientes de su vulnerabilidad geográfica frente a Rusia, han optado por una estrategia preventiva que combina disuasión física, rapidez operativa y simbolismo político.
Estonia ha planificado la construcción de 600 búnkeres en su frontera con Rusia. Letonia y Lituania pretenden extender esta línea defensiva hacia Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado. Conocida ya como “la muralla báltica”, esta iniciativa es una de las maniobras defensivas más significativas en Europa desde la creación de la OTAN en 1949.
Los búnkeres, una medida de seguridad. Susan Lilleväli, Subsecretaria de Preparación para la Defensa de Estonia, explicó que la prioridad es “defender cada centímetro del territorio de la OTAN”. Los búnkeres, diseñados para albergar pelotones de hasta diez soldados, se ubicarán en puntos estratégicos, acompañados de obstáculos naturales y sistemas antimovilidad.
Frenar el avance. El doble objetivo es ralentizar una ofensiva rusa y detectar preparativos enemigos, lo que permitiría una respuesta más rápida y coordinada. Aunque no hay defensas infalibles, Estonia busca elevar significativamente el coste de una agresión.
Ejemplo polaco. Esta iniciativa defensiva no es aislada. Polonia ya ha reforzado su dispositivo militar en respuesta a ejercicios conjuntos de Bielorrusia y el Grupo Wagner cerca de su frontera. Finlandia también se está preparando con Estados Unidos.
Esta reconfiguración militar se llevó a cabo en cuestión de horas, reflejando un nuevo estado de alerta en Europa del Este. Los gobiernos de la región consideran que una invasión a un miembro de la OTAN es un riesgo real. Según el comandante Kundla Tarmo, el simple hecho de forzar al enemigo a planificar para enfrentar una defensa visible permite anticipar mejor sus intenciones.
Fortificación y legado. La “muralla báltica” es más que una infraestructura militar; es un proyecto político con un profundo impacto psicológico. Representa la memoria de la ocupación soviética, especialmente en Estonia, donde la bandera roja ondeó durante medio siglo. Para muchos, esta medida es una garantía de que no se repetirá esa era.
El ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, ha enfatizado que la guerra en Ucrania ha mostrado la importancia de una preparación territorial efectiva desde el primer metro de frontera. “Queremos que la población se sienta segura”, declaró, asegurando que todo estará listo lo antes posible.
Urgencia y planificación. A pesar de los posibles obstáculos, como la compra de terrenos privados, el desarrollo ya está en marcha. Existen vallas, vigilancia electrónica y patrullas en gran parte de la frontera estonia, y seguirán activas durante la construcción de la nueva línea defensiva.
La barrera también responde a los compromisos asumidos por la OTAN en la Cumbre de Madrid de 2022, que optó por una Defensa Avanzada y disuasión “mediante negación”. Este cambio no es solo técnico, sino doctrinal: no se trata solo de responder al ataque, sino de impedirlo desde el principio, combinando lecciones de Ucrania con una visión a largo plazo.
Este enfoque refleja una frase que se ha convertido en lema regional: “mejor prevenir, que curar”.
Imagen | Latvijas armija
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