Los chiringuitos son tradicionalmente asociados con el descanso, las vacaciones y momentos placenteros bajo el sol, disfrutando de una cerveza y un buen aperitivo. Sin embargo, en Málaga, estos icónicos establecimientos han comenzado a generar una controversia que ha movilizado a los residentes y desatado un enfrentamiento entre las administraciones sobre la distribución de competencias, la legislación y el urbanismo. Todo esto, mientras se mantiene el eterno debate sobre la privatización de las costas. La razón es clara: en pleno corazón de la Malagueta, los vecinos expresan su preocupación por la ampliación de varios merenderos para transformarse en megachiringuitos.
«La playa se quedará sin horizonte», alertan.
Pendientes de la Malagueta. El año pasado, los hoteles de Málaga recibieron a 6,3 millones de viajeros. No es descabellado suponer que la gran mayoría, al menos los que llegaron por turismo, visitaron La Malagueta, uno de los barrios más conocidos de Andalucía, famoso por su playa, sus restaurantes, tiendas… y chiringuitos. No obstante, en los últimos meses, algunas de estas instalaciones han generado críticas entre los residentes debido a sus planes de remodelación.
La atención se centra en varios chiringuitos ubicados entre el restaurante Antonio Martín y la residencia militar. Como informó ya en septiembre el diario SUR, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga han gestionado una reforma profunda de tres chiringuitos para aumentar su altura y volumen. En un caso, incluso se plantea el derribo del chiringuito original para reubicarlo.
Las quejas de los vecinos. La propuesta no ha convencido a los vecinos del área, quienes llevan meses en protesta. ¿La razón? Alegan que los locales crecerán notablemente, pasando de ser simples merenderos de playa a imponentes chiringuitos que «consumirán» la arena.
«La playa de La Malagueta quedará sin horizonte [… ]. Se planea construir tres chiringuitos para renovar los existentes, triplicando su espacio de ocupación y duplicando su volumen», se lamentaba en diciembre la presidenta de la asociación en la SER. «Se está edificando un restaurante de un volumen significativo que afecta al tramo del paseo, con el proyecto de otros dos similares».
¿Cuánto cambiarán? En el caso de la reforma más avanzada, la del chiringuito que se moverá ligeramente hacia el oeste de la playa, el cambio es visible. De un modesto merendero con una pequeña edificación, barra y toldo, pasará a ser una estructura más amplia con cerramientos de vidrio, madera y una cubierta oscura ondulada.
Según el diario SUR, la nueva edificación alcanzará los 4,1 metros de altura desde la arena y medirá 24 metros de largo, siguiendo el paseo marítimo. Según el mismo medio andaluz, ocupará un total de 286 metros cuadrados, abarcando tanto los 216 m3 del bloque principal, que incluye cocina, barra, baños y terraza cubierta, como los 70 m2 de la terraza abierta y desmontable.
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Y llegó la polémica. Las obras en La Malagueta comenzaron hace meses y han avanzado bajo la atenta vigilancia de SOS Malagueta, que critica la construcción de «enormes estructuras» en una «zona ya saturada».
La asociación vecinal ha reunido firmas para protestar contra la ampliación de los merenderos del paseo marítimo, recurrió a topógrafos, arquitectos y abogados para analizar el caso e incluso ha solicitado la paralización de las obras. «No se puede ampliar, y estos proyectos tienen el triple de espacio y el doble de volumen», insistía en otoño su presidenta, Mari Ángeles Ramírez, en declaraciones a La Opinión de Málaga.
¿Y desde entonces? La situación se mantiene tensa. A finales de abril, la plataforma vecinal SOS Malagueta criticó en el pleno municipal la «privatización sistemática de la playa en beneficio exclusivo del turismo y los hosteleros», y el asunto también ha estado presente en la política municipal: en febrero, el grupo municipal de Vox reclamó explicaciones a la concejala de Urbanismo por la construcción de los chiringuitos, que, según denunciaban, «han ocupado de manera desproporcionada la playa».
Desde el Ayuntamiento de Málaga insisten en la legalidad de los permisos y recuerdan que las concesiones pueden alcanzar los 300 m2. Para complicar más la situación, hace unas semanas se ordenó retirar un acceso para camiones en la playa relacionado con las obras.
El debate de fondo. Aunque la atención se ha centrado en los chiringuitos de La Malagueta, el debate de fondo va más allá y se conecta con un tema crucial, como recordó hace poco Toni Morillas, de Con Málaga: la «privatización» de la playa. No es un fenómeno exclusivo de la ciudad andaluza, y el mismo tema ha generado debates en otros lugares de España, pero en el caso de Málaga coincide con un segundo debate crucial: la turistificación.
El propio Ayuntamiento ha reconocido en un informe que la localidad soporta «niveles de saturación turística sin precedentes», y advierte: «Este fenómeno provoca que ciertas áreas superen su capacidad de carga, afectando negativamente tanto a residentes como a visitantes», lo que, en última instancia, podría llevar a la «expulsión» del comercio local.
Imagen | Sputnik Mania (Flickr)
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