Con el incremento de las temperaturas a nivel global, se implementó un plan de descarbonización en el que paÃses, grandes empresas tecnológicas y de automoción establecieron objetivos para reducir sus emisiones de carbono con plazos hasta 2030 y 2050. Estos actores han desplegado diversas medidas, pero ni la industria ni el planeta previeron el auge de la inteligencia artificial, que ha generado una demanda energética voraz.
Tanto es asà que las empresas que fabrican turbinas de gas están beneficiándose notablemente.
El auge de las renovables. El año 2024 marcó un hito para las energÃas renovables. Aunque provocó una verdadera guerra entre empresas chinas, la saturación del mercado permitió una caÃda en los precios de los paneles solares. Esto ha facilitado tanto la instalación de sistemas de autoconsumo como la creación de grandes parques, incluso en lugares tan dependientes del petróleo como Texas.
En Europa, las renovables han superado a las fuentes tradicionales, con paÃses que han funcionado durante meses solo con energÃa renovable. Este impulso de las placas solares también está acelerando el desarrollo del hidrógeno verde.
Impacto de la inteligencia artificial. Las empresas han adaptado sus operaciones para ser más eficientes y sostenibles, pero al igual que 2024 destacó por el auge de las renovables, también fue el año en que la IA se disparó. Este crecimiento ha llevado a las principales empresas tecnológicas a ampliar y construir centros de datos a nivel mundial para satisfacer la demanda de esta tecnologÃa, aunque esto no es bienvenido en todos los lugares.
Un cambio de rumbo. El elevado consumo energético ha llevado a algunas grandes empresas tecnológicas a considerar una opción interesante: operar sus propias centrales nucleares. Gigantes como Amazon, Google y Microsoft han revelado sus planes para construir o reactivar estas plantas. Además, las petroleras europeas han ajustado su enfoque hacia las renovables, y en momentos de alta demanda de IA, han recurrido a la quema de carbón y gas para cubrir las necesidades energéticas.
Renovado interés en el gas. Este resurgir del gas ya está mostrando efectos, siendo Siemens un claro ejemplo. Según Bloomberg, la firma alemana esperaba un balance financiero equilibrado para este año fiscal; sin embargo, ante el creciente interés en el gas, ahora anticipan un crecimiento de hasta el 15% en sus ingresos.
Siemens Energy, que fabrica turbinas de gas, ha observado un aumento significativo en los pedidos debido a la alta demanda energética de los centros de datos. Aunque se suponÃa que Ãbamos a reducir nuestra dependencia del gas, la compañÃa ha visto cómo los pedidos se duplicaron en los primeros tres meses del año.
Y el aumento de los precios. La Agencia Internacional de la EnergÃa proyecta que la demanda energética de los centros de datos se duplicará para 2030 debido a las cargas de trabajo de la IA. Aunque las renovables están en expansión, su suministro intermitente a veces no logra satisfacer la demanda continua de estos centros de datos.
En este escenario, el gas actúa como un respaldo, proporcionando energÃa constante para la infraestructura de inteligencia artificial, mientras que el carbón se utiliza para los picos de demanda.
Ya se anticipa que este aumento en la demanda de gas podrÃa traducirse en un incremento de su precio durante los próximos inviernos, lo que también conllevarÃa un aumento en las emisiones de carbono. Casos como los de Microsoft y Google ya reflejan incrementos en sus emisiones de un 30% y un 50% respectivamente en los últimos años.
Imágenes | Pexels, BalticServers
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