El arte es una experiencia subjetiva. Para algunos, cualquier cosa puede ser arte si se observa desde el ángulo correcto. Esta subjetividad es lo que provoca que el arte conceptual nos fascine o nos desconcierte en igual medida. Un plátano adherido a un lienzo con cinta adhesiva también puede ser arte, y fue valorado en 6,2 millones de dólares. Sin embargo, la permanencia es un atributo que, lamentablemente, falta en los objetos cotidianos que utilizamos.
¿Qué pasaría si pudiéramos eternizar un objeto en su condición actual y, al mismo tiempo, explorar minuciosamente su interior? Esta fue la inquietud que inspiró al artista suizo Fabian Oefner, quien ha refinado un método artístico que examina exhaustivamente los objetos, entrelazando en su obra elementos táctiles, estéticos y conceptuales.
A Oefner le agrada desarmar cosas. Aunque esto puede parecer contrario a la idea de preservar un objeto para siempre, en su trabajo, tiene un significado profundo.
El arte de diseccionar una Nikon, una Bialetti o un Lamborghini
Oefner se vale de tres instrumentos: su cámara, abundante resina y grandes dosis de paciencia. Sus proyectos son variados, y en colaboración con Google Arts & Culture, combinó ciencia ambiental y arte visual para ilustrar el retroceso de los glaciares alpinos, entre otras iniciativas.
Sus obras más destacadas son ‘CutUp’ y ‘Desintegrating’. Ambas resultan asombrosas, pero comencemos con la última. ‘Desintegrating’ implica el desmantelamiento de objetos fotografiados. Una imagen captura un momento, pero esta obra nos invita a imaginar un vehículo desmoronándose a gran velocidad, con cada componente quedando atrás.
Oefner ha replicado este proceso con autos de marcas como Lamborghini, Jaguar o Mercedes, incluso con el Riva Aquarama, un barco cuya elaboración fotográfica demuestra el carácter artesanal de su método. Oefner capturó imágenes aéreas del barco y, en el estudio, tomó centenares de fotografías de componentes de los motores V8, elementos de la cabina, asientos y astillas del casco. Al final, reunió más de 1,800 instantáneas para componer la imagen final.
Paralelamente, está ‘CutUp’. Esta obra consiste en cortar, reorganizar y distorsionar objetos técnicos en nuevas formas. Los objetos se encapsulan en resina para conservarlos eternamente, representando la evolución de ‘Desintegrating’ hacia una obra tridimensional.
El procedimiento de Oefner comienza encapsulando un objeto en resina. Utiliza cámaras de vacío y presión para evitar burbujas de aire o elementos indeseables, manteniendo un ambiente de presión atmosférica y temperatura milimétricamente controlados.
Una vez la resina se ha estabilizado, Oefner la comprime con potentes prensas y emplea una sierra para realizar cortes transversales, un proceso que él mismo describe como ‘filetear’ el objeto. Así, obtiene ‘lonchas’ de una cámara fotográfica que pule meticulosamente a mano.
Una vez las ‘lonchas’ son lo suficientemente translúcidas para visualizar el objeto sin dificultad, las organiza en la forma deseada y las vuelve a encapsular en resina para crear la forma final. De esta manera, se crea una “escultura” de la cámara fotográfica, permitiendo observar su interior.
‘CutUp’ presenta un enfoque innovador: en lugar de reensamblar el objeto en una nueva estructura de resina, Oefner ideó convertir cada ‘loncha’ en una página de un libro. Esta técnica ha sido aplicada a objetos a escala, como maquetas de coches, pero destaca especialmente el libro de la Bialetti.
Este libro presenta diferentes cortes transversales de una cafetera Bialetti, mostrando no solo la máquina, sino también agua en la base, el café en proceso de extracción y el café líquido en la cámara superior. Estas delgadas láminas permiten apreciar el interior del objeto, pero al colocar el libro en vertical, se puede observar la cafetera completa desde ese ángulo.
Oefner defiende que no considera la destrucción como algo negativo. Utiliza este proceso de “romper” y reensamblar los objetos como una forma de realzar cada pieza y componente del objeto original, inmortalizando su esencia actual.
Así, la cafetera dividida en secciones está destinada a ‘preparar’ café eternamente. No obstante, el arte también puede ser efímero, como el plátano de seis millones mencionado anteriormente, que terminó siendo comido por su comprador.
Imágenes | Lamborghini, Studio Oefner
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