¿Qué sucede si exponemos una lata de carne molida a una radiación 250 veces mayor de la necesaria para desinfectarla de bacterias como Escherichia coli? En 1956, este experimento extremo llevó al descubrimiento de una nueva especie de bacteria.
La bacteria, Deinococcus radiodurans, tiene una sorprendente resistencia a la radiación ionizante. Durante el experimento, se aplicó una dosis de 4.000 Gray (Gy) de radiación-γ a la lata, suficiente para esterilizar casi cualquier cosa.
Inicialmente, se llamó a la especie Micrococcus radiodurans, pero tras años de estudios, fue reclasificada en un nuevo género, Deinococcus. Así surgió el nombre D. radiodurans.
Hoy en día, casi 70 años después, el género Deinococcus incluye 11 especies catalogadas. Este grupo es notable por su nombre, derivado de la palabra griega “deinos”, que significa “extraño” o “inusual”.
Décadas de investigación han desvelado cómo D. radiodurans sobrevive a la radiación ionizante. Se estima que puede soportar dosis de hasta 5.000 Gy o incluso más, resistiendo las roturas en sus cadenas de ADN.
Esta bacteria tiene estrategias de supervivencia clasificadas en mecanismos pasivos y activos, según un estudio de 2005 en Nature.
Entre los mecanismos pasivos destaca su capacidad para contener múltiples copias de su genoma y una organización compacta en su cuerpo nuclear, lo que previene la dispersión de fragmentos de ADN tras la exposición a radiación, según el estudio en Nature.
En cuanto a los mecanismos activos, la bacteria dispone de procesos para reparar el ADN dañado y limitar la degradación del mismo después de recibir radiación.
La investigación continúa
En los últimos 20 años, hemos avanzado notablemente en el estudio de esta bacteria. Recientemente, la revista Proceedings of the National Academy of Sciences publicó un artículo sobre un nuevo aspecto de su resistencia.
El estudio examinó metabolitos de la bacteria que, junto con el manganeso, forman un potente antioxidante. Se analizó una versión sintética llamada MDP, compuesta por iones de manganeso, fosfato y un pequeño péptido.
Se demostró que los componentes del MDP crean un complejo altamente eficaz para proteger contra la radiación, más efectivo que la combinación de manganeso con componentes individuales del MDP.
La resistencia de D. radiodurans no solo es fascinante, sino que también podría ser clave para protegernos de la radiación. Descubrimientos como el antioxidante MDP podrían ser cruciales para viajes espaciales de larga duración o para proteger a las personas de dosis excesivas de radiación en la Tierra.
Aunque no conocemos con certeza el origen de esta bacteria, los estudios sugieren que no es un organismo extraterrestre ni producto de la era nuclear. D. radiodurans es una bacteria con vínculos claros con la evolución de la vida en nuestro planeta.
La investigación sobre esta bacteria y otras similares continuará, satisfaciendo nuestra curiosidad y ayudándonos a encontrar nuevas formas de protegernos contra la radiación.
Imagen | Laboratorio Michael Daly, Uniformed Services University / catalania
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