Es posible que algunos aún no lo crean, tal vez piensen que aún estamos lejos; sin embargo, es innegable que nos encaminamos hacia una era en la que los robots humanoides jugarán un papel crucial en nuestra vida diaria. Una vez que la tecnología esté completamente desarrollada y los costos dejen de ser una barrera, nuestras decisiones ya no dependerán de la tecnología, sino de la ética. ¿Hasta qué punto permitiremos que los robots influyan en nuestras vidas? ¿Quién será el responsable de establecer estos límites?
Consideremos algunas posibilidades: robots como soldados en conflictos bélicos, sean autónomos o en combinación con soldados humanos; robots como compañeros emocionales no solo para ancianos, sino para cualquiera que viva en soledad; robots encargados de tareas del hogar como limpieza y cocina; robots en fábricas, incansables y precisos, sustituyendo ciertas labores humanas.
Lo verdaderamente impactante es que este futuro ya ha comenzado a materializarse. Hoy en día, el robot Figure 02, en funcionamiento en una planta de BMW desde el año pasado, demuestra la capacidad de operar de manera autónoma clasificando objetos con una destreza notable, gracias a lo que sus creadores han denominado como “tacto” y “memoria a corto plazo”.
En 2018, el videojuego ‘Detroit: Become Human’ nos mostraba un futuro que considerábamos lejano. Ni siquiera David Cage, su creador, prevería que para 2025 veríamos algo similar en la realidad. Pero lo estamos presenciando. Y lo más fascinante es que Figure no camina en soledad. Detrás de sus movimientos, encontramos a Helix, una red neuronal que está marcando el verdadero cambio.
Helix: La Mente de Figure 02
Helix es la red neuronal que actúa como el cerebro de este robot, logrando que sus gestos se asemejen cada vez más a los nuestros. En solo tres meses de operación en un entorno logístico, Helix ha conseguido lo que parece imposible, no solo maniobrando objetos con precisión, sino comprendiendo el contexto, adaptándose y mejorando progresivamente en velocidad y precisión.
Inicialmente, Helix trabajaba con un conjunto de objetos más sencillo, pero ha evolucionado hasta manipular diversos tipos de paquetes: desde cajas rígidas a sobres maleables, afrontando el reto que suponen estos últimos debido a su variabilidad en forma y textura.
A pesar de estos desafíos, Helix se adapta. Ajusta la forma de sujetar los objetos, modifica su estrategia según las características del paquete, e incluso sabe cuándo es necesario cambiar su agarre o aplicar un tipo de pinza más específica. Todo esto lo logra sin intervención humana directa.
El robot ajusta su metodología para manipular diferentes objetos, demostrando una notable adaptación al medio.
Este comportamiento no se programó de manera rígida. En su lugar, Helix aprendió observando. Con alrededor de 60 horas de demostraciones humanas, logró optimizar su tiempo de procesamiento de paquetes.
Helix no solo ha mejorado en rapidez, sino que su precisión ha aumentado significativamente. Ahora logra colocar las etiquetas correctamente el 94.4% de las veces, una habilidad derivada de aprender a alisar los sobres antes de intentar escanearlos, optimizando el proceso de lectura de códigos de barras.
Este avance se sustenta en un elemento esencial: la memoria. Helix incorpora un sistema de visión que no solo analiza el presente, sino también lo que ha visto recientemente, pudiendo tomar decisiones más efectivas al recordar acciones previas.
Un cambio crucial ha sido utilizar su historial de movimientos, lo que le permite a Helix realizar acciones de forma más coherente y ajustarse rápidamente a imprevistos, corrigiendo en tiempo real sin necesidad de reiniciar su planificación.
Recientemente, Helix ha adquirido una especie de sentido del tacto. Aunque no es igual al humano, le permite ajustar la presión que ejerce sobre los objetos, garantizando un manejo más cuidadoso y adaptativo según el peso o rigidez del objeto.
Y esto no es solo teoría. Durante una sesión de prueba de una hora, el robot operó ininterrumpidamente en un entorno logístico, clasificando paquetes de manera autónoma y aplicando todas sus capacidades recientemente adquiridas. Un ejemplo tangible de trabajo fluido y preciso, sin intervención humana directa.
Las imágenes de esta sesión, que incluimos en el vídeo junto a este artículo, no solo muestran un robot en funcionamiento. Revelan a una red neuronal interactuando con la complejidad del mundo físico y sobresaliendo. Muestran a Figure 02 tomando decisiones y actuando con un grado de autonomía que apenas hace poco era digna de la ciencia ficción.
Mientras empresas como Tesla con su Optimus, Boston Dynamics con Atlas, o Agility Robotics con Digit, compiten en la carrera de los robots humanoides, Figure 02 avanza por su propia senda, sin distracciones pero con resultados tangibles. Será fascinante observar cómo evoluciona todo esto con el tiempo.
Imágenes | Figure AI
Deja una respuesta