En la icónica serie ‘Los Soprano’, Tony Soprano se dedicaba al negocio de la basura. Aunque parece una ficción exagerada, la realidad no está tan distante. La gestión de residuos es un desafío global (más aún desde que China dejó de ser nuestro vertedero) y mueve tanto dinero que incluso las mafias están involucradas en trasladar basura entre países. En su búsqueda de soluciones, una empresa sueca encontró una opción sorprendente para eliminar los cubos y camiones de basura de las calles: transportar los desperdicios a través de tuberías.
Esto ha transformado a ciudades medievales en referentes tecnológicos en cuanto a la recogida de basura. Sin embargo, la experiencia diaria de los habitantes es diferente.
Un cambio de paradigma. Todo comenzó por casualidad. En la década de 1950, el hospital Sollefte en Suecia estaba investigando un sistema de aspiración central para atrapar el polvo. Olof H.Hallstrom, entonces director de Centralsug y actual director de Envac, pensó en una idea revolucionaria: crear una aspiradora gigante no solo para el polvo, sino también para la basura.
Según su sitio web, el sistema comenzó a operar en el hospital en 1961 y aún utiliza muchas de las piezas originales. Si funciona bien en un edificio, ¿por qué no extenderlo a toda una ciudad? Sin embargo, la tarea es más compleja.
Los sótanos de Sollefte con los tubos de recogida de basura
Una colosal aspiradora. Antes de nada, es importante entender su funcionamiento. Conocido como ‘recogida de basura neumática’ o ‘recogida automática de vacío’, este sistema, conocido como AVAC, es una aspiradora gigante conectada a una red subterránea de tubos neumáticos. En la superficie, hay boquillas para residuos orgánicos o plásticos donde se depositan las bolsas de basura. Gracias a ventiladores que producen una succión de más de 60 km/h, los residuos se trasladan a un centro de recogida.
Ejemplo de una de estas boquillas
Allí, los desperdicios se clasifican y se cargan en camiones para su transporte final. Este sistema disminuye el tráfico de camiones y su contaminación inherente, además de reducir los cubos en las calles. Las versiones más avanzadas incluyen puertas automáticas y tarjetas de acceso para los ciudadanos.
Actualizando ciudades históricas. Esta reducción en la circulación de camiones y cubos es ideal, sobre todo en áreas turísticas o en cascos antiguos de ciudades medievales. Bergen, una ciudad noruega del siglo XI con pintorescas casas de madera, ha adoptado un sistema AVAC para mejorar la seguridad y preservar su centro histórico.
De hecho, es una de las 200 ciudades en el mundo que ha implementado este sistema. Según The Washington Post, las emisiones de diésel se han reducido un 90% desde que los camiones de basura dejaron de recorrer sus calles angostas. Otras ciudades como Leganés, Barcelona, y Vitoria-Gasteiz, entre otras, también han adoptado este método en ciertos barrios o desarrollos recientes.
Un sistema complejo. Aun así, el sistema es costoso y complicado. En barrios nuevos, se trata simplemente de añadir una tubería más, pero en ciudades históricas se requiere romper calles y realizar obras importantes.
El caso de Bergen ilustra el desafío. Desde que comenzaron a instalarlo en 2007, han invertido cerca de 100 millones de dólares y aún faltan años y 30 millones adicionales para completar la red. Terje Strom, encargado de la gestión de residuos, manifiesta que es “casi imposible”, pues representa casi todo el presupuesto anual de su departamento.
Central de recogida en Konza Technolopis, África
Incentivos y sanciones. A pesar del costo, los usuarios tienen opiniones positivas sobre el sistema. Simplifica la gestión de residuos y reduce el número de cubos y camiones en las calles. Sin embargo, todavía requiere operarios para solucionar atascos en las boquillas.
Aparte de la ausencia de camiones, hay incentivos para los ciudadanos. Una aplicación permite conocer en tiempo real cuánto hemos desechado, comparando con meses anteriores. En Bergen, las bocas de residuos se abren con una llave electrónica, lo que permite registrar la cantidad de basura no reciclada y aplicar tarifas en consecuencia, un método similar en Corea del Sur que ha mejorado el reciclaje.
No todo es perfecto. En España, con más de treinta ciudades usando AVAC, surgen inconvenientes. Algunas reportan fallas en los tubos que provocan malos olores y la necesidad de instalar contenedores convencionales.
Tubos en una especie de cuartos de basura en Leganés. El principal problema para los usuarios es el diámetro de la boca. Imagen | Xataka
En Barakaldo, estos problemas han llevado a que se coloquen contenedores tradicionales junto a los tubos. En Vitoria-Gasteiz, el sistema ha sido criticado por su ineficiencia tanto económica como ambiental, aunque seguirá en uso por estar ya instalado.
En Torrent, el sistema se instaló al ser un barrio nuevo, pero usuarios señalan que, aunque no hay necesidad de buscar contenedores, los rellanos huelen mal por una instalación defectuosa, y las bocas estrechas obligan a empujar las bolsas con fuerza, llevando a muchos a seguir usando los contenedores tradicionales.
Tubos instalados en Torrent. Aparte de buscar contenedores tradicionales, hay gente que deja la basura al lado de los tubos. Imagen | Javier
Hacia el futuro. Aunque el sistema AVAC genera opiniones divididas, sigue expandiéndose. En La Meca, su instalación se enfoca en gestionar más de 2,000 toneladas de basura diarias durante el Ramadán, evitando la acumulación de bolsas a la vista.
En Bergen, a pesar de los retos, las autoridades declaran haber ahorrado 22 millones de dólares en recolección desde 2007. Aún gastan más de lo ahorrado, pero dicen que «a largo plazo», los costos se equilibrarán. En ciudades históricas, la modernización es lenta ya que aprovechan trabajos de mantenimiento de otras infraestructuras para instalar las tuberías.
Imágenes | Xataka, Envac, Basotxerri
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