La icónica Virgen de la Macarena, una de las imágenes más queridas de Sevilla, ha sido el centro de atención tras una reciente restauración que no ha sido del agrado de todos. En los últimos días, se llevó a cabo un proceso de restauración que duró cuatro días la semana pasada, y que ha provocado una oleada de reacciones entre los miembros de la Hermandad y los devotos, quienes consideran que ciertos cambios en su rostro son inaceptables. La basílica que alberga esta venerada figura tuvo que cerrar sus puertas antes de lo habitual el pasado sábado debido a la controversia, que ha sido denominada en las redes sociales como una yassificación de la Virgen.
Resultados inesperados. Del 16 al 20 de junio, el profesor Francisco Arquillo y su equipo realizaron una serie de trabajos en la Macarena que comprendieron “análisis radiológicos y a través de TAC, así como análisis de las policromías mediante métodos no invasivos; limpieza de las policromías para remover la suciedad superficial acumulada por el uso cultual y devocional, y retoques cromáticos en las áreas que lo requerían debido al desgaste”. Sin embargo, aunque estas acciones siguieron los procedimientos estándar que minimizan la intervención, los resultados no fueron los esperados.
Algunos cambios en la expresión de la imagen causaron disconformidad entre los fieles. Según El Correo de Andalucía, hubo quienes expresaron su disgusto con lágrimas e incluso afirmaciones contundentes de que la figura había entrado en un estado de «luto».
«Algo se ha perdido». Mientras dentro de la Basílica, la Junta de Gobierno se reunía de emergencia junto al restaurador y miembros destacados de la Hermandad (quienes ya habían ofrecido disculpas), las comparaciones entre imágenes de la Virgen «antes» y «después» del tratamiento llenaban las redes. Se habló de un cambio en su expresión que, aunque complejo de definir, era notoriamente visible. Algunos describieron este cambio como una yassificación, un término que remite a una estética influenciada por intervenciones como el bótox que alteran la naturalidad facial.
Aspecto renovado. Finalmente, la Virgen fue retirada nuevamente para revisar y corregir las pestañas y retoques faciales, según informó la cuenta oficial de la Hermandad de la Macarena. La imagen fue «repuesta al culto tras corregir un efecto no deseado provocado durante la intervención». La Hermandad afirmó comprender y compartir las preocupaciones de hermanos y devotos, y aseguró que actuaron con la mayor celeridad y criterios técnicos para rectificar este imprevisto estético.
Verificado dos veces. Desde el día 22 y hasta el 24 de junio, la Virgen estará expuesta de manera extraordinaria en el prebisterio de la Basílica, permitiendo a los devotos verificar los nuevos cambios realizados. Mientras tanto, las redes continúan con comparaciones interminables sobre el antes y después de esta icónica imagen, creada por un autor anónimo del siglo XVII.
Devoción intensa. Lo que más ha destacado de este evento es la intensidad de la reacción popular, más allá del alcance de los cambios visibles. Refleja la apasionada devoción con que se vive la fe católica en ciudades andaluzas como Sevilla, especialmente durante celebraciones tan significativas como Semana Santa. Las opiniones han alcanzado tal magnitud que incluso se han generado debates en plataformas especializadas en el ámbito cofrade, mostrando cómo se experimenta el fervor macareno.
Exaltación emocional. Es fácil imaginar a los fieles sevillanos sufriendo desmayos ante sus símbolos religiosos, tal como se muestra en documentales como ‘¡Dolores guapa!’. Aunque en esta controversia reciente no predomina el elemento LGTBI, se evoca la famosa frase: «hay dos religiones: la de Roma y la de Sevilla», que alude a las distintas perspectivas sobre la iconografía católica. La Virgen María, símbolo de feminidad y maternidad, es al mismo tiempo una figura idolatrada cuya apariencia puede provocar gran polémica con mínimos cambios.
Una restauración desafiante. Aunque el resultado no ha alcanzado el nivel de fallos de restauraciones anteriores, como el infame Ecce Homo de Borja, que se convirtió en un fenómeno internacionalmente recordado, la situación invita a la comparación con otros casos reconocidos de restauración fallida. La diferencia esencial es que la Macarena fue tratada por un grupo de expertos, a diferencia de otros incidentes que fueron gestionados por aficionados o firmas de decoración.
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