Han transcurrido seis años desde que ‘Death Stranding’ debutó en el panorama del videojuego, y casi una década desde que Hideo Kojima, uno de los más influyentes creadores de la industria, pudo dar rienda suelta a su creatividad fuera de la sombra de Konami y la monumental saga ‘Metal Gear’. ‘Death Stranding’ provocó controversia en su lanzamiento, siendo objeto de burlas como el ‘simulador de caminata’ más caro, pero con el tiempo se ha consolidado como una de esas excepcionales propuestas que, ocasionalmente, emergen en el universo de los videojuegos.
Con la llegada de ‘Death Stranding 2’, se conserva mucho de lo que ya experimentamos en el juego original de 2019. Sin embargo, tras un par de horas de juego, se evidencian nuevas mecánicas que refinan la fórmula preexistente, ampliando lo logrado anteriormente. Al mismo tiempo, se intensifican elementos que en su momento no capturaron a algunos jugadores, pero con un matiz novedoso: el protagonista, y nosotros como jugadores, ahora enfrentamos el desafío con la experiencia previa.
Lo más relevante es que, aunque sigue tratándose de un ‘walking simulator’, también es una experiencia singular en el medio, y debo reconocer que es muy “videojuego”. Acompáñame en este análisis de ‘Death Stranding 2’, ya que hay mucho por descubrir en la nueva obra de Hideo Kojima. Por supuesto, no desvelaré spoilers de esta segunda entrega.
Kojima y su emblemática narrativa
El primer ‘Death Stranding’ no resultó un juego de fácil seguimiento. La narrativa de Kojima, caracterizada por su complejidad y la proliferación de nombres y siglas, demanda atención para comprender conceptos como “BB”, “CQP”, “Q-Pid”, “EV” o los recientes “APAS”. Estos elementos son cruciales para seguir tanto la historia como el ritmo del juego.
Su trama, aunque cargada de exposiciones (algo que se mantiene en esta secuela), combinaba de manera extraordinaria elementos filosóficos, religiosos, morales y tecnológicos. Si lograbas conectar con la historia, entonces conectabas con el juego. Y precisamente, “conectar” es el núcleo de ambas entregas.
Ale, a pasear
Luego del cataclismo denominado “Death Stranding”, que modificó radicalmente el mundo, las personas encontraron refugio en guetos subterráneos y los mensajeros se tornaron piezas cruciales para la comunicación. Tomamos el papel de Sam, un mensajero encargado de entregar paquetes y conectar refugios entre sí, como si estuviese instalando fibra óptica.
A medida que efectuamos estas conexiones, aumentamos el acceso a recursos y equipos, al tiempo que avanzamos en la narrativa. Esa idea del ‘Connecting people’ de Nokia se convierte aquí en algo literal, y tras conectar Estados Unidos, nos toca hacer lo mismo en un nuevo escenario: Australia. La razón para describir el primer juego es que la segunda entrega sigue una línea similar.
Hay momentos algo payasos, y es genial
Han transcurrido once meses desde los eventos del primer título. Sam vive apaciblemente con su BB hasta que una disputa entre el Gobierno y organizaciones privadas nos empuja a retomar el camino, tanto literal como figurativamente. Conectamos lo que queda de México durante el prólogo y pronto llegamos al continente oceánico.
Opto por no entrar en detalles específicos ya que Kojima ha jugado con nosotros en los tráileres, y llegar a esta secuela con el menor conocimiento posible es lo ideal. Si el primer ‘Death Stranding’ ya era sorprendentemente profético antes de la pandemia del COVID-19, esta secuela amplifica todo aquello, incorporando matices que reflejan conflictos contemporáneos y situaciones más comunes ahora que en 2019.
La exposición abunda, con un codec que podemos consultar para no perdernos ningún detalle y horas de cinemáticas donde el lenguaje cinematográfico es impresionante. Aunque se critica a Kojima por ser un director de cine frustrado, lo que realmente domina, e incluso supera, es la creación de videojuegos.
Metal Gear Stranding
Aparte del meme de ser un repartidor de Glovo, ‘Death Stranding’ se centró en una mecánica crucial: caminar. Algo tan básico en los videojuegos, sorprendentemente mal ejecutado en múltiples ocasiones. Se dice que Miyamoto no estuvo satisfecho con el movimiento en ‘Super Mario 64’ hasta que el jugador pudiera disfrutar simplemente corriendo y saltando en un escenario vacío.
Ese movimiento de Mario fue un hito, y en ‘Death Stranding’, sentir el peso del equipo y los accidentes del terreno se convierten en la base sobre la cual gira todo. Caminar y correr eran un placer, pero requerían vigilancia constante del terreno y el peso del equipo.
El progreso era lento, y las armas y vehículos llegaban algo tarde en la primera aventura. En ‘Death Stranding 2’, la base es la misma, pero todo ha sido pulido para mejorar la experiencia del jugador.
Los tiroteos han mejorado, y menos mal
El menú se mantiene igual que el del primer juego, lo que facilita la transición, ya que el jugador no requiere aprender nuevamente a gestionar el estado del equipo o la carga. Además, se introduce al jugador a las armas y vehículos mucho más temprano en el juego.
Cada misión completada ofrece recompensas en forma de nuevos desbloqueables para hacer el viaje más llevadero, desde carretillas hasta monorraíles, además de experiencia. Disfruto de este aspecto, pues permite personalizar a Sam y experimentar con distintas habilidades según nuestro estilo de juego.
Tenemos vehículos casi desde el principio
El sistema de experiencia también permite ajustar las habilidades de Sam, otorgando puntos según las acciones realizadas en las misiones, ya sea usando el sigilo o un enfoque más directo. Esta flexibilidad es valiosa para adaptar nuestro estilo de juego.
El combate es más ágil que antes y el juego permite desprenderse de la carga en cualquier momento, algo esencial en misiones donde se requiere limpiar áreas de enemigos.
Existen varias misiones que implican confrontar tanto a enemigos humanos como a entidades espectrales, y librarse de la carga puede simplificar estos enfrentamientos. El sigilo es una opción viable, aunque la IA mejorada hace que los enemigos sean más insistentes, especialmente en niveles de dificultad más elevados.
Los momentos contra los EV son muy, muy tensos
El modo historia es accesible en niveles fáciles, manteniendo una buena ‘fisicalidad’ y presentando desafíos como el terreno. Sin embargo, para quienes buscan retos, la mejora en la IA de enemigos se nota. Las fortalezas enemigas ahora pueden ser escaneadas desde la distancia, otorgando ventaja táctica.
El juego permite una gran personalización tanto de Sam como de la nave DHV Magellan, nuestro nuevo centro de operaciones. Este espacio se convierte en un refugio personal donde Sam puede recargar energías.
El entorno sigue siendo el gran antagonista. En Australia, encontramos una amplia gama de biomas con terrenos complicados; las lluvias torrenciales, tormentas de arena y terremotos son algunos de los elementos que condicionarán nuestro viaje.
Hay que tomarse el tiempo para planificar la ruta
El terreno puede transformarse debido a fenómenos como los terremotos, poniendo en riesgo la carga si no estamos atentos. Estos eventos aleatorios añaden una capa de tensión a la experiencia de juego.
Las lluvias y los cambios de día-noche no solo alteran el clima, sino que modifican la dinámica del juego, aunque visualmente es donde más se nota su impacto.
La necesaria inmersión audiovisual
En este análisis de ‘Death Stranding 2’, es imprescindible considerar su apartado visual por su relevancia en la experiencia global. La tecnología de físicas y el diseño estético contribuyen significativamente a su credibilidad como mundo virtual, por dos motivos principales.
No hay más que añadir
El primero es la calidad actoral inigualable, con un elenco que incluye a Norman Reedus, Léa Seydoux, Guillermo del Toro y George Miller, entre otros. Sus representaciones virtuales son increíblemente detalladas, lo que refuerza la conexión emocional con la narrativa.
El título se disfruta mejor en su versión original, pero la adaptación al castellano también es meritoria. Las animaciones, tanto faciales como corporales, exhiben una meticulosidad que contribuye a la inmersión.
Mucha cinemática, pero si vas ajustado de tiempo en una sesión, puedes ver la barra de progreso para saber cuánto le queda y si apagas la consola… o sigues un poco más
La integración de cinemáticas generadas con el motor del juego y las referencias al medio videojuego (como rupturas de la cuarta pared o detalles de la vida real) añaden una capa meta que resalta lo singular de la experiencia.
El motor Decima, personalizado por Kojima Productions, ofrece un rendimiento excepcional en la representación de diversos biomas. Aunque los escenarios son vastos y en su mayoría desolados, la fidelidad visual es impresionante, sobre todo en términos de iluminación y texturas.
La sofisticación visual no solo enriquece la acción, sino que también potencia los momentos contemplativos que definen al juego, donde la mecánica principal sigue siendo transitar a pie por paisajes impresionantes.
Esos instantes donde la música y el entorno se combinan para crear una experiencia casi introspectiva son parte fundamental del juego. En mi experiencia en una PS5, tanto en modos de fidelidad visual como en rendimiento, el juego se siente robusto.
Estos momentos son mágicos
Son instantes diseñados para ser disfrutados, posicionándose después de segmentos de acción o narrativos intensos. Comento esto desde mi experiencia con una PS5 estándar, no la PS5 Pro, probando tanto su modo de fidelidad visual como el de rendimiento.
Un videojuego singular dentro de PlayStation
En el contexto actual de PlayStation, marcado por cambios dirigidos a juegos como servicio y acompañados por la controversia, ‘Death Stranding 2’ se alza como una propuesta única y vital. Es una aventura extensa para un jugador, con un multijugador asimétrico que incentiva la colaboración entre jugadores, ofreciéndoles la libertad de adaptar su ritmo.
Esos bichos muerden
Aunque puede ser complicado para nuevos jugadores por el complejo universo que presenta, recompensa con momentos introspectivos y únicos en el medio, además de algunos más extravagantes.
‘Death Stranding 2’ es menos inspirado que el primero, obviamente, pero es igual de personal… o incluso más
Kojima refina su obra previa y, aunque su estilo puede resultar excesivo para algunos, este juego es uno de esos pocos títulos que, en un mundo a menudo gobernado por las prisas, he valorado enormemente.
No es del todo perfecto; la IA podría mejorar y la abundancia de cinemáticas podría resultar pesada, pero en cuanto a mecánicas, es un videojuego robusto. Los momentos en que alcanzas ese estado de flujo mientras caminas por el mapa son de los más memorables que he vivido con un mando en mano en tiempos recientes.
Por encima de todo, ya sea que te atraiga o no la propuesta de Kojima, es un videojuego cuya existencia se debe apreciar en una industria que parece cada vez más dominada por empresarios que desconocen el arte de crear videojuegos.
Este juego ha sido cedido para la prueba por parte de Sony. Puedes consultar cómo hacemos las reviews en Xataka y nuestra política de relaciones con empresas.
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