Un trayecto de Madrid a Barcelona costaría alrededor de 18 euros.
Para viajar desde Bilbao hasta Cádiz, el precio superaría los 30 euros.
Esta es la iniciativa presentada por la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (SEOPAN). No se consideran, sin embargo, los peajes existentes que encarecerían aún más el viaje.
SEOPAN plantea una estrategia para financiar los miles de kilómetros de autopistas gratuitas en España. Su solución es clara: que los conductores paguen 3 céntimos por kilómetro recorrido.
La propuesta es considerablemente superior para el transporte pesado, sugiriendo una tasa de 0,14 céntimos por kilómetro. Esto implicaría que un viaje en camión de Madrid a Barcelona costaría casi 90 euros y recorrer España por completo alcanzaría cerca de 150 euros.
Un Anhelo Antiguo con Europa como Observador
El presidente de la asociación, Julián Núñez, que agrupa a importantes empresas como ACS, Ferrovial y Abertis, entre otras, presentó la propuesta. Según ellos, España requiere una inversión de 11.494 millones de euros para el mantenimiento adecuado de sus carreteras, tras años de desatención.
Este monto es parte de los 38.447 millones de euros que, de acuerdo con sus estimaciones, se necesitan para conservar las carreteras en óptimas condiciones hasta el año 2050. Este presupuesto no solo incluiría trabajos de mantenimiento, sino también la creación de carreteras 2+1 para mejorar la seguridad vial y el desarrollo de infraestructuras de carga para vehículos eléctricos.
Se proyecta que esta inversión generaría ingresos de 143.024 millones de euros en 25 años, un retorno fiscal de 35.314 millones de euros y un ahorro en gasto público de 41.038 millones de euros, que se invertirían nuevamente en el mantenimiento de las carreteras.
La aplicación de un sistema de pago por uso es una aspiración a largo plazo de las constructoras. Esto les permitiría ofrecer servicios de construcción y mantenimiento a menores costos, incentivando estas acciones y beneficiando sus negocios.
No obstante, en España, el 68% de las autovías siguen siendo gratuitas, sumando un total de 13.674 kilómetros. El Gobierno ha presumido de liberalizar estas vías mientras busca equilibrar sus compromisos con Europa.
El año pasado, el ministro de Transportes, Óscar Puente, afirmó que las carreteras “no son gratuitas, se pagan con impuestos o con peajes”, en un foro organizado por El Español. Sus declaraciones se interpretaron como un mensaje para la opinión pública.
Sin embargo, poco después, aclaró que no se trataba de reabrir el debate, destacando que el Gobierno ya había liberado 1.000 kilómetros de peajes desde 2018. También se ha evitado imponer nuevos peajes en rutas como la AP-9, AP-66 y AP-68, donde se aplican bonificaciones.
Estas medidas se enfrentan a la presión de Europa para implementar peajes en las carreteras españolas. Desde hace años, las instituciones europeas exigen la tarificación obligatoria de las carreteras como condición para recibir fondos europeos.
Esto llevó al Gobierno a incluir la tarificación en su Plan de Recuperación y Resiliencia en 2021, tratando de mantener las carreteras libres de peaje mientras se enfrenta a advertencias de posibles sanciones europeas si no hay cambios.
Aunque la discusión sobre el pago por uso no es nueva, ha ganado tracción recientemente. En 2021, ya se debatía la posibilidad de implementar peajes en tres años, y Pere Navarro, director de la DGT, sugirió quién podría estar exento de pagar estos peajes.
Según SEOPAN, incluso con la implementación de peajes, España seguiría ofreciendo tarifas más bajas que el resto de Europa, donde el promedio es de 0,09 euros/km para turismos y 0,018 euros/km para transporte pesado.
El País destaca que España posee el 21% de los kilómetros de alta capacidad de la Unión Europea, pero solo el 13% de sus vías son de pago, una situación que SEOPAN busca cambiar con un sistema de pórticos que permita el cobro por uso.
Este tema lleva años en la agenda europea, y la presión para que España aborde la regulación de los peajes sigue creciendo, un debate que se discute desde 2012.
Foto | erwin brevis
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