Un hombre de 37 años hipotecó su vivienda, vendió sus acciones y se endeudó hasta acumular un gasto de 16 millones de yuanes (equivalente a 2,2 millones de euros) en donaciones a una streamer llamada Lili (nombre alterado por la fuente original, Tencent News, para proteger su identidad).
Su esposa ha recurrido a los tribunales para intentar recuperar el patrimonio familiar perdido.
Importancia del caso. La historia de Chen Ping, presentada por SCMP, no es un hecho aislado. En los tribunales chinos hay registradas 302 demandas civiles relacionadas con «streamers» y «donaciones de streaming«. Aunque el número pueda parecer pequeño en un paÃs con 1.400 millones de habitantes, es una tendencia emergente significativa.
De las 67 sentencias más relevantes, la mayorÃa de los demandantes son esposas de donantes compulsivos que buscan recuperar el patrimonio familiar. Para 2019, el mercado de donaciones virtuales en China rondaba los 140.000 millones de yuanes (aproximadamente 17.000 millones de euros) y se proyecta que alcance los 417.000 millones para el año 2025 (alrededor de 49.000 millones de euros).
El trasfondo. Los «榜一大哥» (‘Big Brother‘) no están en busca de sexo ni de una relación romántica tradicional. Pretenden ser relevantes dentro de una comunidad donde el dinero define el prestigio.
Las plataformas han transformado la intimidad en un juego: cada donación incrementa tu «nivel de cercanÃa» con la streamer, quien te tratará de forma especial, recordará tu nombre y te brindará acceso privado por chat, creando una ilusoria sensación de intimidad.
Detalles del caso. Chen Ping comenzó donando sumas pequeñas, que rápidamente crecieron. Las plataformas ofrecÃan «cajas ciegas» donde se puede pagar con dinero real para enviar regalos aleatorios a streamers, quienes los abren en directo. Es similar a un casino, pero donde el premio es un estatus social virtual en lugar de dinero.
La streamer Lili disponÃa de grupos privados de WhatsApp exclusivos para sus principales donantes. Chen incluso llegó a ser administrador de su sala de streaming. Su esposa descubrió mensajes Ãntimos en los que él le decÃa «te espero en la cama» y ella le enviaba vÃdeos en ropa interior.
La perspectiva de Chen. Él insiste en que solo buscaba «amistad» y «ser tratado como alguien importante».
- En su vida profesional, era directivo en la empresa familiar, posición que le resultaba sofocante.
- En el streaming disfrutaba de mayor autonomÃa en sus interacciones.
Cifras del caso:
- En 612 dÃas, Chen gastó 13,5 millones de yuanes en su cuenta principal y 2,5 millones en otra secundaria (1,6 millones y 300.000 euros, respectivamente).
- A Lili le donó especÃficamente 1,87 millones de yuanes (220.000 euros) en más de 5.000 transacciones.
El resto de su dinero se perdió en cajas ciegas y minijuegos.
Lado legal. Su esposa, Ou Qing, perdió tres juicios en su intento por recuperar el dinero. Los tribunales chinos no tienen un precedente claro:
- Algunos consideran las donaciones como «consumo» (por ende, irrecuperable).
- Otros las tratan como «regalos» (recuperables si hay adulterio).
Legalmente, como Chen y Lili nunca se conocieron en persona, no se considera que hubo una «relación inapropiada».
Ampliar la visión. Este fenómeno no se limita a China. Muchos streamers han descubierto que es más lucrativo vender una intimidad ficticia que contenido tradicional. Amouranth, por ejemplo, ha reinventado la lÃnea 906 mediante un chatbot. Hace tres años ya se hablaba de quienes desarrollan adicción a donar en Twitch.
Para esa ilusoria intimidad ni siquiera es necesario un talento extraordinario, solo mantener la imagen de que el donante es especial. Es la gamificación de la soledad masculina.
Imagen destacada | Xataka
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