Con la llegada del verano, el escenario se repite: las playas se llenan de personas en búsqueda de un bronceado perfecto, mientras las cremas solares permanecen olvidadas en algún rincón del bolso. En su afán por conseguir una piel dorada rápidamente, muchos optan por evitar los protectores solares, bajo la creencia errónea de que sin ellos se logra un mejor resultado. Sin embargo, esta búsqueda estética puede traer consecuencias a largo plazo que pocos anticipan.
No a la crema. Basta con navegar por las redes sociales para descubrir vídeos que animan a no utilizar cremas solares. Desde supuestos «expertos» hasta usuarios comunes comparten sus métodos para broncearse más rápido, dejando de lado la importancia de la protección solar.
El mito del bronceado sin protección. Ante la creencia de que los protectores solares inhiben el bronceado o que un «moreno natural» es sinónimo de belleza y salud, muchas personas prefieren correr el riesgo. El Dr. José María Ricart, dermatólogo y director médico del Instituto Médico Ricart (IMR), alerta: “El bronceado que se considera ‘saludable’ es en realidad una señal de daño en la piel”.
Realidades que preocupan. Un estudio realizado por los laboratorios Pierre Fabre, conocido como ALL, revela datos alarmantes: un 67% de los españoles usa protector solar solo para evitar quemaduras, sin integrarlo en su rutina de salud diaria. De los más de 50.000 encuestados, solo el 39,7% reaplica el protector cada dos horas en días soleados. Evaluando las razones de este mal uso, encontramos que un 32% simplemente lo olvida, un 11% carece de información, y un 10% desconfía de su efectividad.
El estudio SAFE, del Instituto Español de Formadores de la Salud, señala que un 79% de adultos y un 74% de niños se exponen al sol durante las horas de mayor radiación, de 11:00 a 17:00.
Impacto en la salud de la piel. Exponerse al sol sin protección no es solo un desliz; es una práctica que acelera el envejecimiento de la piel y aumenta el riesgo de cáncer cutáneo. El Dr. Ricart resalta la importancia de entender los dos tipos principales de radiación ultravioleta: los rayos UVB, más intensos en verano y responsables de quemaduras y daños al ADN, y los rayos UVA, presentes todo el año, que penetran más profundamente y causan envejecimiento prematuro.
“El bronceado es una reacción defensiva del cuerpo, una señal de que la piel está siendo dañada. Un ejercicio sencillo para comprobarlo es comparar la piel del rostro con la del glúteo, una zona no expuesta al sol: sin manchas, sin arrugas, sin signos de fotoenvejecimiento”, argumenta.
Prácticas cuestionables. Algunas personas recurren a métodos poco convencionales, como el mito de que comer zanahorias favorece el bronceado. Aunque el beta-caroteno en las zanahorias puede darle a la piel un tono anaranjado, no proporciona protección contra los daños solares.
Los expertos advierten que este tipo de coloración es superficial y que consumir zanahorias en exceso puede provocar carotenodermia, una pigmentación naranja que nada tiene que ver con un bronceado veraniego.
Errores comunes. Incluso aquellos que se cuidan pueden cometer errores que reducen la eficacia del protector solar. El Dr. Ricart menciona algunos de estos errores: no aplicarlo diariamente, no hacerlo con anticipación (20-30 minutos antes de la exposición), no reaplicarlo tras nadar o cada dos horas, usar poca cantidad, y reutilizar productos caducados o de veranos anteriores.
Prevención y tecnología. La tecnología se suma a la concienciación sobre estos riesgos. Herramientas como MySun Experience, desarrollada por Eau Thermale Avène y la empresa de inteligencia artificial DATA ORA, ofrecen simulaciones del envejecimiento de la piel a lo largo de 15 años según los hábitos de protección del usuario.
Cambiar el paradigma. Aunque el ideal de la piel bronceada sigue presente en anuncios y redes sociales, el consejo médico es contundente: cada vez que la piel se expone al sol sin protección, sufre un daño acumulativo que más tarde se manifiesta.
Imagen | Pexels
Xataka | Que la AEMPS retire seis cremas solares es buena noticia. Que se lo haya tenido que pedir la OCU es preocupante
Deja una respuesta