Los atascos nos hacen perder demasiado tiempo. En Madrid, un conductor promedio pasa cerca de 42 horas al año atrapado en uno, mientras que en Argentina, esa cifra supera las 100 horas. En metrópolis como Londres o Nueva York, estas cifras se disparan. Aparte de tiempo, los atascos representan un enorme gasto económico, y muchos países están ampliando sus autopistas para tratar de mitigar el problema.
Suiza había considerado esta opción, pero sorprendentemente, los votantes rechazaron la expansión de la A1, su autopista más transitada. Esto se puede entender considerando el ejemplo del pez que crece según el tamaño de su acuario.
La situación de la A1. Esta es la autopista más extensa de Suiza, con 410 kilómetros que atraviesan el país de este a oeste, y está reconocida como la más frecuentada según la Oficina Federal de Estadística. En 2023, los atascos en esta ruta acumularon más de 16.200 horas. El Consejo Federal había pensado que la solución era clara: ampliarla.
La propuesta. En el marco del Programa de Desarrollo Estratégico de Carreteras Nacionales 2030, el Consejo Federal propuso un plan de expansión progresiva. Esto implicaría aumentar los tramos de dos a tres carriles, algunos de cuatro a seis, y ampliar los más anchos de seis a ocho carriles. Además, se duplicarían las autopistas con túneles para mejorar la fluidez del tráfico.
El costo estimado únicamente para renovar la A1 era de 5.000 millones de francos suizos, equivalentes a unos 5.400 millones de euros, sin incluir el mantenimiento posterior. La financiación vendría de impuestos sobre la gasolina y los vehículos. Sin embargo, asociaciones ecologistas como actif-trafiC se opusieron, argumentando que «el ciudadano común soportaría los costos más altos del tráfico, como accidentes, contaminación acústica y atmosférica, y deterioro de la salud pública».
La oposición. En favor del proyecto estaban partidos de derecha, asociaciones automovilísticas y uniones empresariales. En contra, ecologistas, WWF, Greenpeace, organizaciones de agricultores y partidos de izquierda. Se llevó a cabo un referéndum el 24 de noviembre para escuchar al electorado, y la respuesta fue clara.
Finalmente, un 52,7% de los suizos votaron en contra del programa de expansión de la A1.
Reacciones. Los defensores del proyecto argumentaron que los atascos han aumentado en los últimos años, especialmente debido a que, tras la pandemia de COVID-19, muchos suizos se mudaron de las grandes y costosas ciudades, pero continúan trabajando allí, lo que congestiona las carreteras.
Los opositores, satisfechos con el resultado, exigen que se invierta en transporte público y en renovar las autopistas existentes, sosteniendo que carreteras más amplias solo atraerían más tráfico.
El pez y el acuario. Esta última idea ha sido observada en ampliaciones de autopistas en Estados Unidos y Canadá. Pese a añadir más carriles, como la autopista de 18 carriles de Ontario, las carreteras permanecen congestionadas.
En Los Ángeles, cada Acción de Gracias y Navidad ilustra esta realidad. Según la metáfora del pez y el acuario, el espacio disponible determina el crecimiento del tráfico, sugiriendo que añadir más carriles solo aumenta el volumen de tráfico, dejando el problema del cuello de botella sin resolver. Es un tema debatido por los medios norteamericanos durante años, pero en Suiza, la población ya ha tomado postura.
Cargo Sous Terrain. Suiza, sin embargo, parece optar por desarrollar una segunda red de carreteras, subterránea, para reducir el tráfico y el ruido. Está en discusión un plan para crear una red de 500 kilómetros de aquí a 2040.
Con un costo estimado de 30.000 millones de francos suizos, a cargo del sector privado, se espera construir una red subterránea de transporte de mercancías para que vehículos automatizados conecten los centros de producción con los núcleos urbanos.
Imagen | Roland zh
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