Diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es un desafío, a menudo requiere tests de agilidad mental, cuestionarios y descartar otros trastornos con síntomas similares. Sin embargo, un grupo de investigadores en Japón ha desarrollado una herramienta que podría facilitar el diagnóstico de la forma de demencia más común en personas mayores.
Cuestión de preguntas. La innovación se basa en un cuestionario y en el “signo del giro de la cabeza” (HTS, por sus siglas en inglés). Este método busca identificar signos de deterioro cognitivo leve mediante preguntas al paciente y observando su comportamiento ante ellas.
El signo del giro de la cabeza. Este signo es una herramienta que desde hace años se emplea para diagnosticar demencias en personas mayores. Consiste en reconocer un gesto sencillo: los pacientes con demencia tienden a girar la cabeza buscando a sus cuidadores, incluso frente a preguntas simples.
Aunque esta herramienta lleva tiempo en uso, solo recientemente ha ganado credibilidad como un método confiable en el diagnóstico de estas enfermedades. A pesar de su eficacia, aún no comprendemos completamente los mecanismos neurológicos detrás de esta señal.
Afinando el método. En años recientes, diversos expertos han trabajado para perfeccionar la herramienta HTS. Este último estudio lo combina con un cuestionario conocido como Neucop-Q, que incluye tres preguntas sobre la consciencia de las limitaciones cognitivas, el disfrute en el ocio y el conocimiento de la actualidad.
155 participantes. El estudio evaluó a 155 personas, tanto sanas como con diversas formas y etapas de demencia y deterioro cognitivo.
Los resultados mostraron que tanto el signo HTS como las preguntas sobre las limitaciones propias y la actualidad resultaban útiles para detectar indicios de la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo leve en sus etapas iniciales.
Los detalles del estudio fueron publicados en la revista Alzheimer’s Research & Therapy.
Allanando el camino. El equipo subraya que detectar el Alzheimer a tiempo es vital para implementar intervenciones y terapias que mejoren la evolución de la enfermedad, beneficiando la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores.
Aunque métodos como la tomografía por emisión de positrones (PET) o el análisis de fluido cerebroespinal (SCF) son más precisos, pueden ser costosos e invasivos. Por ello, el equipo destaca la utilidad de métodos menos complejos que ofrecen indicios de la enfermedad y permiten tomar acción.
El equipo también advierte sobre la necesidad de cautela. Indican que el estudio “sugiere que las herramientas HTS y Neucop-Q podrían ser potentes signos para la monitorización inicial y para sospechar la presencia de deterioro cognitivo leve vinculado al Alzheimer en clínicas especializadas en memoria”.
Imagen | Pixabay
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