En años recientes, hemos sido testigos de capturas visuales de agujeros negros supermasivos, estrellas fuera de la VÃa Láctea y sistemas planetarios que orbitan otros soles, conocidos como exoplanetas. Hoy en dÃa, la astronomÃa nos permite observar con una precisión que antes era inimaginable el entorno que rodea a otras estrellas, al punto que ahora contamos con 74 imágenes, no de exoplanetas, sino de exocometas.
La noticia. Un grupo internacional de astrónomos ha dado a conocer las imágenes más detalladas hasta ahora de 74 diferentes cinturones de exocometas. Estas estructuras, compuestas por polvo y numerosos cuerpos helados, orbitan otros sistemas estelares de manera similar a cómo el cinturón de Kuiper rodea nuestro sistema solar.
Las imágenes son parte de la encuesta REASONS, que fusiona datos de los poderosos telescopios Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile y Submillimeter Array (SMA) en Hawái.
El contexto. Los exocometas son cuerpos helados con un diámetro mÃnimo de un kilómetro. A pesar de que son demasiado pequeños para ser observados de manera directa desde la Tierra, las colisiones entre ellos liberan polvo y fragmentos que crean extensos cinturones de escombros, conocidos como cinturones exocometarios.
Este no es un concepto nuevo. En 1984, los astrónomos por primera vez sospecharon la existencia de exocometas alrededor de la estrella Beta Pictoris, mucho antes de descubrir el primer exoplaneta en 1995. En especÃfico, detectaron las firmas espectrales del hielo evaporado pasando frente a la estrella.
Los detalles. Las imágenes del proyecto REASONS revelan una gran variedad de estructuras. Algunas se presentan como anillos estrechos, similares a nuestro cinturón de Kuiper, mientras que otras muestran múltiples anillos o formas más alargadas, sugiriendo que han sido moldeadas por la gravedad de exoplanetas aún desconocidos.
Los discos poseen edades que varÃan desde los 20 millones hasta los 2.000 millones de años, abarcando desde sistemas en fases protoplanetarias hasta sistemas más maduros. Según el astrofÃsico Carlos del Burgo, de la Universidad de La Laguna, esta es «la muestra más grande registrada hasta la fecha».
Una oportunidad para estudiarlos. Situados en las regiones exteriores de sus sistemas (a más de 10 unidades astronómicas), estos anillos están a temperaturas muy bajas (entre -250°C y -150°C), permitiendo que compuestos volátiles como el agua se mantengan congelados.
La investigadora Isabel Rebollido, del European Space Astronomy Centre, destaca «la importancia de poder realizar análisis estadÃsticos de estos discos por primera vez», especialmente en lo que respecta a su evolución. Con el tiempo, los discos tienden a perder masa y superficie, y los que están más cerca de sus estrellas se disipan más rápido debido a la radiación estelar.
Imagen | ALMA (ESO / NAOJ / NRAO) / SMA / L. Matrà et al.
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