La tensión comercial entre Estados Unidos y China se intensifica a través de restricciones de exportación recíprocas. Mientras Washington limita el envío de tecnologías avanzadas, Pekín responde con restricciones a recursos estratégicos. Japón, por su parte, ha manifestado su preocupación, sugiriendo que los efectos podrían extenderse más allá de estas dos naciones.
El periódico Financial Times reporta que el Gobierno de Japón y sus empresas están en alerta frente a las recientes medidas chinas, que podrían ser el preludio de una “guerra económica” a escala global. Japón, que lidera el consumo mundial de germanio, grafito y galio, sigue recibiendo estos minerales cruciales, pero teme que China implemente restricciones aún más severas.
El desafío de los controles de reexportación
China, que domina prácticamente la totalidad del suministro de galio a nivel mundial, busca evitar que este mineral potencie aplicaciones militares en Estados Unidos. Para ello, no solo instaura controles directos de exportación, sino también indirectos a través de los controles de reexportación, cuyo enfoque aún permanece ambiguo.
El galio procedente de China se integra en piezas manufacturadas en Japón que son utilizadas por empresas como Tesla, en componentes de comunicación óptica de Broadcom y en semiconductores de dispositivos Apple. No obstante, los proveedores japoneses involucrados en estas cadenas de suministro desconocen los límites de galio permitidos en sus productos.
En este escenario, existe la posibilidad de que China, de forma repentina, decida que se está exportando demasiado galio a Estados Unidos y comience a requerir una licencia de exportación para continuar el suministro. Este mecanismo de licencias también es aplicado por Estados Unidos para restringir la exportación de chips gráficos de NVIDIA a China, y es común que estas licencias rara vez sean concedidas.
En un mundo cada vez más interconectado, las decisiones de naciones clave pueden tener repercusiones globales. Un cambio en las políticas de exportación de China o Estados Unidos podría alterar el acceso a recursos vitales, modificar los precios en el mercado internacional y, en definitiva, impactar en las economías de diversas naciones. Lo que inicialmente parece un conflicto bilateral, podría tener implicaciones directas en los mercados globales y ser percibido por los consumidores.
Imágenes | Lio Voo | L N
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