En el tumultuoso siglo XVIII de Francia, en la antesala de la Revolución francesa, la opulencia de Versalles y el agitado clima social, un asunto Ãntimo del monarca se convertÃa en tema de gran interés: la vida sexual de Luis XVI. La preocupación no solo llenaba los pasillos de los palacios, sino que también capturaba la atención de los diplomáticos y la Casa de los Habsburgo-Lorena, inspirando incluso canciones burlescas en las calles de ParÃs.
A pesar de su juventud y de estar desposado con MarÃa Antonieta, una de las figuras femeninas más fascinantes de Europa, Luis XVI mostraba poco interés por el sexo. Su propio diario reflejaba la falta de consumación de su noche de bodas con la joven austriaca el 16 de mayo de 1770:
«Rien» (Nada)
La primera noche de bodas no resultó diferente de las siguientes. Nada ocurrió entre el joven DelfÃn de 16 años y su esposa aún más joven de apenas 15. Durante cerca de 2.500 noches, lo que equivalen a siete largos años, se comenta que el matrimonio real no se consumó.
A pesar de sus intentos, como corroboran cartas de José II de Austria, hermano de MarÃa Antonieta, el desempeño de Luis XVI en el amor dejaba mucho que desear, según el relato humorÃstico y desesperado que dirigió a su hermano, el futuro emperador Leopoldo II.
«Consigue erecciones condicionales, introduce el miembro, permanece inmóvil unos dos minutos, lo retira sin eyacular y, aún erecto, le desea las buenas noches», relataba José II. «Se siente feliz, afirmando que actuó por deber… ¡y que no le encuentra placer!»
Diferentes figuras de la época, como el historiador Jacob-Nicolas Moreau y aristócratas de renombre, dejaron documentadas sus observaciones sobre la vida sexual de los reyes. Incluso en las calles de ParÃs se popularizaron sátiras sobre la torpeza (o apatÃa) amorosa del monarca.
La vida sexual del rey Luis XVI era un asunto de Estado. La sucesión al trono dependÃa de ello, entendiendo la preocupación de personajes como MarÃa Teresa I de Austria y Luis XV, abuelo del monarca, quienes intervinieron en la cuestión.
«La gente murmuraba: ¿Puede el rey o no? La reina desespera. Algunos dicen que no puede tener una erección, otros que no puede consumar», era el tema de una canción sobre el rey.
La ausencia de una vida sexual activa entre Luis XVI y MarÃa Antonieta despertaba interrogantes sobre la causa real del problema. ¿Era Luis el único responsable, o habÃa más factores en juego? Las teorÃas eran múltiples.
Desde hechizos mágicos hasta impedimentos fÃsicos como la timidez, juventud o problemas glandulares como la diabetes, se especulaba. Sin embargo, la teorÃa más aceptada era la de fimosis.
El dolor durante el acto sexual disuadÃa a Luis de continuar, según relatos como el del Conde de Aranda, quien detalló en una carta la posible causa del problema: «El frenillo comprime de tal manera que provoca dolor al relajarse durante la penetración».
José II logró convencer a Luis XVI para que considerara la cirugÃa, pero finalmente el viejo emperador Luis XV determinó que no era necesario.
La espera dio sus frutos.
Después de siete años de teorÃas y especulaciones, el matrimonio por fin se consumó.
«Estoy muy feliz. Hace ocho dÃas que el matrimonio está completamente consumado», informaba MarÃa Antonieta a su madre en 1777. Luis XVI también compartÃa su felicidad con sus tÃas, lamentando no haber descubierto «el placer» antes.
La pareja tuvo descendencia. Cuatro hijos.
Poco tiempo después, en 1789, la Revolución francesa cambió el curso de la historia. Algunos creen que la complicada vida sexual de los monarcas contribuyó a la percepción pública y al eventual desenlace trágico con la guillotina.
Imágenes | Wikipedia 1, 2 y 3
Deja una respuesta