La Antártida, frecuentemente mencionada por el deterioro de su capa de hielo debido al cambio climático, también enfrenta cambios significativos bajo la superficie. La presencia humana está dejando huellas invisibles en las profundidades del continente helado.
Imágenes reveladoras. Un grupo de investigadores ha difundido imágenes del fondo marino próximo a la costa antártica, evidenciando la influencia de las actividades humanas. Específicamente, destacan los daños causados por las anclas de los barcos que atracan en esas costas.
Más allá del impacto visual, estas alteraciones afectan a la biodiversidad marina. El equipo de investigación mostró una preocupación particular por las comunidades de esponjas que habitan esta remota región oceánica.
Un entorno en riesgo. La actividad humana en estas áreas es resultado de varios cambios en el entorno del océano Antártico. Con el calentamiento global, aguas anteriormente inaccesibles ahora son navegables por barcos oceanográficos, rompehielos y también por embarcaciones de turismo y recreo.
Durante la temporada 2022-23, se registró la presencia de al menos 195 barcos turísticos, científicos y pesqueros en zonas donde es posible fondear (profundidades de hasta 82,5 metros).
Investigación submarina. El equipo utilizó cámaras submarinas para examinar 36 sitios del lecho marino cercanos a la península Antártica y la isla San Pedro (o Georgia del Sur). Las imágenes mostraban alteraciones tanto en el lecho marino como en la vida acuática, causadas por las anclas de los barcos.
“La documentación es tardía dada la relevancia de estos ecosistemas y la protección que se les brinda. Los efectos del anclaje están poco estudiados y subestimados mundialmente. Es crucial identificar y mitigar estos impactos para todas las industrias y restringir los anclajes planificados”, señaló Sally Watson, coautora del estudio.
Los hallazgos se han detallado en la revista Frontiers in Conservation Science.
Riesgo para las esponjas. Las anclas constituyen una amenaza para la vida del lecho marino. Las zonas afectadas mostraban escasa presencia de vida marina, mientras que se observaron indicios de colonias de esponjas dañadas por la actividad humana. En contraste, en áreas cercanas, la vida marina se desarrollaba plenamente.
Vulnerabilidad extrema. Estas condiciones se agravan ya que muchas de las especies de estos ambientes fríos, algunas exclusivas de la región, tienen un crecimiento lento, haciéndolas más vulnerables. Un ejemplo es la esponja volcán (Anoxycalyx joubini), una especie que incluye algunos de los animales más longevos del planeta, capaces de vivir hasta 15.000 años.
Imagen | Jeremy Stewardson / Matt Mulrennan / KOLOSSAL
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