China se ha consolidado como un gigante en la industria de la energía fotovoltaica. No solo lideran en la instalación de enormes parques solares, sino que también controlan la producción global. Gracias a su tecnología, han logrado que el mundo dependa de ellos y han reducido los precios de los paneles, afectando a los fabricantes europeos y estadounidenses. Esta expansión masiva llevó a una guerra de precios interna, y tras años de enfrentar pérdidas en su mercado interno, están considerando una solución: producir menos paneles.
Un dilema de crecimiento. En 2020, China anunció un ambicioso plan para lograr cero emisiones netas para 2060, con la meta intermedia de alcanzar al menos 1.200 GW de capacidad solar y eólica instalada para 2030. Al ver una oportunidad de negocio, diversas empresas, no solo las energéticas, se unieron al esfuerzo.
El problema resultante fue una sobreproducción que saturó el mercado, ahogando tanto a competidores internacionales como a su propia industria. Con un objetivo de 1.200 GW para 2030, la capacidad solar instalada para 2024 ya había superado los 880 GW.
En busca de equilibrio. Esta sobreproducción duplicó la demanda mundial causando una caída en los precios, llevando a grandes empresas del sector a solicitar ayuda estatal. Para enfrentar este desafío autogenerado, se formó una especie de «OPEP» para la industria fotovoltaica china: la Asociación de la Industria Fotovoltaica de China (CPIA), con 33 fabricantes principales comprometidos con un autocontrol.
La reunión tuvo lugar en diciembre pasado y, desde entonces, los ejecutivos han estado buscando soluciones tras años de guerras de precios. Esta semana, la SNEC PV & ES Expo 2025 en Shanghái ha servido como punto de encuentro para evaluar la situación global, con un consenso claro: la industria no puede seguir en esta dirección.
Solidaridad o declive. Según el South China Morning Post, Zhu Gongshan, presidente de la Asociación, afirmó en su discurso inaugural que “la industria solar no es un juego de suma cero”. Instó a la cooperación, advirtiendo que seguir con la competencia feroz es como “beber veneno para calmar la sed”. En 2024, China instaló unos 278 GW de capacidad solar, representando casi el 60% de las nuevas instalaciones mundiales.
Esta sobrecapacidad llevó a una caída del 60% en los precios de los módulos entre 2020 y 2024. En diciembre, los fabricantes acordaron respetar un precio mínimo recomendado, lo que ha tenido un impacto moderadamente positivo a principios de 2025, evidenciado por un repunte en los precios.
No hay marcha atrás. La CPIA proyectó entre 215 y 255 GW nuevos para este año, un ajuste respecto al año pasado, pero el ritmo de instalación sigue siendo alto: hasta el 30 de abril, se habían añadido 105 GW, un 75% más que en el mismo período del año anterior.
Esto se atribuye a un pico en las instalaciones de enero, con una expectativa de que disminuyan un 44% en la segunda mitad de 2025. El gobierno ha impulsado medidas para reorganizar la industria, como poner en vigor el 1 de junio la venta de producción a precios de mercado en lugar de tarifas garantizadas.
La estrategia a seguir. Zhu destacó que, en vez de esperar una recuperación cíclica, es necesario aceptar una reestructuración disruptiva en el sector. Entre las propuestas se encuentra mejorar la colaboración entre gobierno y empresas mediante regulaciones o fusiones.
Otra opción es apostar por la innovación tecnológica tanto en paneles como en la cadena de producción para promover un crecimiento sostenible y mayores márgenes de beneficio. Esto implica no solo fabricar masivamente paneles con tecnología que puede volverse obsoleta, sino mejorar la calidad y reducir la cantidad, manteniendo precios más altos y evitando la saturación.
Un nuevo enfoque. No solo se trata de fabricar menos paneles; hay más factores a considerar. Las 33 empresas de la CPIA no son las únicas productoras y algunas podrían no seguir los acuerdos de autocontrol. Además, los aranceles de más del 3.500% impuestos por Estados Unidos a la importación de paneles chinos son otro desafío.
La respuesta, según Gao Jifan, presidente de Trina Solar, debería ser la internacionalización: “Debido a los aranceles, no basta con exportar; es necesario localizar la producción en el extranjero».
Este intento por frenar la saturación del mercado es significativo, y la propuesta de deslocalizar la producción podría iniciar una nueva competencia entre los países occidentales, similar a lo que ha ocurrido con el sector automotriz chino, para atraer la atención de los fabricantes.
Imagen | Huasun
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