La conexión entre China e Irán se ha basado en el comercio de petróleo durante años. Sin embargo, ante el reciente enfrentamiento entre Irán e Israel, China dio la orden de que sus buques se retiraran en el Estrecho de Ormuz. Este movimiento técnico dejó al descubierto un aspecto más profundo: los límites de la diplomacia energética china.
De aliado a espectador. La reciente tensión entre Irán e Israel, con ataques y represalias, desafió la relación entre China y la República Islámica. Aunque Washington promovió una tregua, la atención internacional se dirigió hacia China, a la espera de un respaldo o mediación evidente.
No obstante, China adoptó una postura cautelosa, limitándose a condenas verbales y llamados al diálogo en la ONU sin involucrarse militarmente ni ofrecer asistencia técnica. Este enfoque fue notable dado que entre el 80% y 90% del petróleo iraní es adquirido por China, con un volumen de aproximadamente 1,2 millones de barriles diarios, según France 24. Pese a ello, China prefirió el silencio diplomático a la confrontación.
China no es Estados Unidos. China no intenta emular la influencia estadounidense en Oriente Medio, donde Estados Unidos posee bases, flotas navales y alianzas. China, en cambio, tiene una única base en Yibuti, y sus intentos de expansión en Omán o Emiratos Árabes han sido frenados por la presión norteamericana.
The Interpreter ha señalado que China elige la política de no intervención, con una diplomacia pragmática y basada en intereses comerciales más que ideológicos. Craig Singleton de la Fundación para la Defensa de las Democracias y William Figueroa de la Universidad de Groningen enfatizan que China no está preparada para influir militarmente en el conflicto ni se beneficia de una guerra más extensa.
Pragmatismo por delante. Zhu Feng, decano en la Universidad de Nanjing, destaca que la inestabilidad en Oriente Medio afecta la seguridad económica de China, pero esto no implica ausencia. Su gran logro diplomático fue el acuerdo entre Irán y Arabia Saudita en 2023, negociado en Pekín, aunque fue más un cierre de acuerdos ya iniciados con Kuwait, Irak y Omán.
La discreta presencia diplomática de China contrasta con su constancia en el ámbito energético, continuando la compra de petróleo iraní a precios reducidos debido al aislamiento de Teherán por sanciones estadounidenses. Según reportes del periodista Bachar el Halabi, tras bombardeos en Irán, las exportaciones a China alcanzaron cifras récord, a pesar de las críticas de opacidad de acuerdos por el expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad en 2020.
Dependencia vigilada. Reuters informó que Washington permitió la exportación de etano desde EE.UU. a China, con la condición de no redirigirlo a Irán, reflejando el control estadounidense sobre el comercio energético incluso entre sus rivales estratégicos.
Estas maniobras muestran cómo EE.UU. establece reglas en el comercio energético global. Para China, el mensaje es controlar su comercio energético con Irán; para Irán, cualquier intento de evitar el aislamiento puede ser bloqueado desde lejos.
La retórica del dragón. Aunque China aspira a ser árbitro global, actúa como espectador. En la cumbre de Defensa de la OCS, China mostró poder simbólico pero no ofreció soluciones concretas, evidenciado en su respuesta limitada a la amenaza iraní de cerrar el Estrecho de Ormuz.
China evita riesgos en conflictos ajenos, prefiriendo declaraciones a involucrarse directamente. Singleton concluye que en conflictos, la asociación de China con Irán se reduce a comunicados, prefiriendo el petróleo a precios bajos y el protagonismo de pacificador, dejando a EE.UU. los riesgos.
Una paciencia estratégica. China sigue siendo un eje del orden económico global, con una diplomacia energética planificada. Prefiere observar y preparar el terreno antes de intervenir en serio, sabiendo que actuar precipitadamente en Oriente Medio puede ser más costoso que esperar.
China se mueve con cautela y estrategia en regiones volátiles, avanzando lento pero seguro. Su ritmo pausado no indica ausencia, sino una dirección definida en un mundo donde cada paso contundente resuena.
Imagen | Partido Comunista Chino y Unsplash
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