Con la reciente calma en Oriente Medio, el foco de atención de los analistas geopolÃticos ha cambiado. En junio, mencionamos que el ataque de Estados Unidos a Irán, destinado a frenar la proliferación nuclear, podrÃa provocar una reacción en Corea del Norte aún más peligrosa.
Sin embargo, habÃa otro escenario latente: el de China y Taiwán.
Reevaluación en curso. Según analistas del New York Times, el ataque de Estados Unidos a Irán ha añadido un nuevo nivel de complejidad a la ya tensa relación geopolÃtica entre Estados Unidos, China y Taiwán. Inicialmente, una estrategia diplomática se ha transformado en una acción militar repentina que ahora sirve como lección para los lÃderes chinos, que buscan predecir cómo actuarÃa Trump si surgiera una crisis en el estrecho de Taiwán.
El comportamiento impredecible de Trump y su disposición a usar la fuerza, incluso después de rechazarla en otras ocasiones, preocupa a PekÃn. Los lÃderes chinos ven esta variación como un indicativo de que Trump podrÃa recurrir a la fuerza también en Asia si siente que sus intereses se ven amenazados.
Lecciones de Irán. Al igual que en el caso de Corea del Norte, el ataque a Irán ha obligado a los estrategas chinos a revisar sus planes respecto a Taiwán. Aunque los escenarios sean diferentes, la enseñanza es clara: Trump no dudará en iniciar acciones militares si lo considera necesario, incluso contra adversarios con respuesta limitada como Irán.
PekÃn, por otro lado, posee un poder militar significativamente superior y está más cerca del área de conflicto que las fuerzas estadounidenses. No obstante, la posibilidad de una escalada súbita obliga a China a prepararse para distintos escenarios, desde una crisis diplomática hasta un conflicto armado. La incertidumbre sobre la lÃnea de acción de Trump es lo que más les preocupa.
Ambigüedad en Taiwán. La polÃtica de Estados Unidos hacia Taiwán se ha caracterizado por una ambigüedad calculada: evitar que China invada la isla sin garantizar una intervención militar directa. Trump ha llevado esta ambigüedad al extremo, alternando entre elogios a Xi Jinping y una retórica más dura, además de intensificar el suministro de armas a Taipéi.
Para PekÃn, esta dualidad es desconcertante y peligrosa porque no pueden predecir su conducta. En este contexto, los analistas chinos han aumentado sus reuniones discretas con sus homólogos estadounidenses para obtener pistas sobre los verdaderos lÃmites del expresidente. La sensación general es de nerviosismo: temen que la imprevisibilidad de Trump pueda desencadenar una crisis inesperada.
Presiones múltiples. La tensión no solo proviene de PekÃn. La revista Time recuerda que, tanto en Estados Unidos como en Taiwán, hay preocupación de que Trump, en su estilo negociador, pueda conceder algo a China en una futura cumbre con Xi, mediante una declaración ambigua o una omisión significativa sobre la defensa de Taiwán. Washington sostiene el suministro de armas y alienta a Taipéi a aumentar su gasto militar, pero al final, es el presidente quien toma las decisiones.
Este estilo de liderazgo centralizado y errático causa preocupación tanto en el Pentágono como en el Palacio Presidencial taiwanés. Las recientes maniobras de China, incluido el despliegue de portaviones más allá de la primera cadena de islas, son vistas como pruebas para evaluar la capacidad de reacción y el compromiso real de Washington.
Taiwán en el centro del debate. Mientras PekÃn acusa a la presidenta taiwanesa Lai Ching-te de separatismo, la administración taiwanesa asegura que son las maniobras chinas las que elevan las tensiones. En Taiwán, algunos ven el ataque de Trump a Irán como una advertencia a grandes potencias: si cruzan una lÃnea, la respuesta podrÃa ser inmediata.
No obstante, comparar Irán y China es peligroso. El arsenal de PekÃn, que incluye misiles convencionales, submarinos balÃsticos nucleares y una armada en crecimiento, hace inviable una acción relámpago similar a la de Oriente Medio. China lo sabe, y por ello intensifica sus despliegues y ejercicios, manteniendo una presión constante sobre la isla para desgastarla psicológica y estratégicamente.
China en un dilema. Además de estas incertidumbres al este, PekÃn enfrenta una creciente percepción de amenaza en Occidente. Las recientes declaraciones del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sobre la expansión militar china y su posible coordinación con Rusia en una crisis en Taiwán, refuerzan la imagen de China como un desafÃo sistémico. PekÃn, por su parte, critica a la OTAN por intentar expandirse hacia Asia usando a China como pretexto.
Un juego complejo. En resumen, Trump ha demostrado ser capaz de cambiar de rumbo sin previo aviso, lo que introduce un elemento de volatilidad peligroso. Mientras tanto, China busca la forma de debilitar el apoyo de Estados Unidos a Taipéi, sin tener que recurrir a la fuerza.
Paralelamente, el aparato militar de Estados Unidos y sus aliados teme que cualquier error de cálculo o declaración abrupta en una cumbre pueda desencadenar una reacción en cadena. La acción militar en Irán no es solo un hecho aislado: es una declaración de intenciones ambigua, que ha puesto en alerta a todos los actores del tablero Indo-PacÃfico.
Imagen | Chairman, GaryStock
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