“Aquí estamos frente a los elefantes”. Con esta frase, sencilla pero memorable, comenzaba la historia de YouTube. El 24 de abril de 2005, Jawed Karim, uno de los cofundadores, subió un vídeo de tan solo 19 segundos realizado en el zoológico de San Diego. Sin equipos profesionales ni intención de edición, solo una persona señalando elefantes en una tarde primaveral.
En aquel momento, nadie imaginaba que esos 19 segundos iniciarían una auténtica revolución.
En enero de 2005, Chad Hurley y Steve Chen, empleados de PayPal, asistieron a una fiesta. Ahí, el compartir vídeos era un desafío técnico debido a los distintos códecs, formatos y softwares. “Nuestra meta era simplificar todo lo posible”, explicaba Chen un año después en una entrevista televisiva.
Motivados por esa frustración, Hurley, Chen y Karim comenzaron a construir una plataforma que permitiera subir y compartir vídeos de manera sencilla. Inspirados inicialmente en un sitio de citas llamado HotOrNot, pronto evolucionaron su idea hacia un lugar donde cualquiera pudiera mostrar lo que quisiera.
YouTube encontró un aliado importante en MySpace, donde los usuarios integraban vídeos en sus perfiles. El verdadero impulso llegó en diciembre de 2005, cuando un sketch de Saturday Night Live se viralizó incrementando el tráfico de YouTube un 83%. De repente, el video en línea se consolidaba como parte de la cultura popular.
La viralidad y la adquisición por parte de Google
En octubre de 2006, Google adquirió YouTube por 1.650 millones de dólares. Hurley y Chen se transformaron en millonarios de inmediato, pero aún había desafíos: esquivar demandas de derechos de autor, mantener la esencia comunitaria y monetizar la atención captada.
YouTube comenzó como un refugio de espontaneidad. Sin sets de rodaje ni ediciones elaboradas, solo personas grabándose a sí mismas, y otros subiendo anuncios, videoclips o programas de TV. Con el Partner Program lanzado en 2007, los creadores empezaron a profesionalizarse. De aquel sencillo vídeo junto a elefantes emergió una industria dominada por vlogs, sketches, tutoriales y gameplays de calidad profesional.
La página principal de YouTube en enero de 2006
En el ámbito hispanohablante, los primeros años de YouTube se caracterizaron por una creatividad desenfrenada. Rubius improvisaba ‘Epic Vlogs’, Fernanfloo desbordaba un humor singular, AuronPlay grababa vídeos en su habitación sobre videojuegos, mientras que Willyrex y Vegetta subían sus primeras partidas de ‘Call of Duty’ y ‘Uncharted’. Los vídeos eran artesanales, las miniaturas hechas a mano y el objetivo era disfrutar más que seguir un algoritmo. Con el tiempo, el paisaje cambió radicalmente, dejando atrás esa espontaneidad.
El lanzamiento de Vine en 2012, con sus clips de seis segundos, dejó su huella. Cerrado en 2017, anticipó la brevedad que TikTok consolidaría. YouTube, nacido de vídeos caseros, adoptó esta tendencia con la introducción de Shorts en 2021.
La evolución de las miniaturas
La frontera entre YouTube y la televisión tradicional se difumina cada vez más. Actualmente, se consumen más de mil millones de horas de contenido en televisores inteligentes cada día. Neal Mohan, director ejecutivo, afirmó: “YouTube es la nueva televisión”.
Este fenómeno no solo se debe a que YouTube se vea en la televisión. Además, las cadenas tradicionales ahora suben sus programas a la plataforma. Disney+ ha publicado episodios de ‘Andor’ en YouTube, mientras que otras cadenas optan por hacer lo mismo.
¿Es YouTube el nuevo estándar televisivo?
La trayectoria de YouTube ha superado expectativas. Creadores como MrBeast, con más de 388 millones de suscriptores, producen superproducciones dignas de Hollywood. Junto a él, los Sidemen, Mark Rober o Dude Perfect ejemplifican la profesionalización alcanzada. En el ámbito hispano, muchos de los pioneros continúan vigentes. En Xataka, nos esforzamos en nuestro canal de YouTube, llevando nuestra esencia al ámbito audiovisual.
Pese a que la televisión convencional sigue vigente, el acceso a contenidos ha dejado de ser exclusivo. Basta con acceder a YouTube para disfrutar de noticias en vivo, eventos deportivos o debates en tiempo real, desde cualquier dispositivo y sin restricciones horarias. Las principales plataformas de streaming como Netflix o Max han adoptado esta transformación, ofreciendo emisiones en vivo y canales de noticias. Lo que nació como una alternativa a la televisión tradicional ahora se asemeja a esta, cada vez más.
En YouTube, la frecuencia de anuncios ha crecido notablemente, generando pausas publicitarias más frecuentes. Max, por su parte, ha incorporado viejas prácticas de la televisión por cable: paquetes de contenidos, emisiones programadas y restricciones de calidad según el plan. La promesa inicial de total libertad se diluye en estrategias de mercado más convencionales.
La presencia de anuncios en YouTube ha crecido significativamente en los últimos años.
Para celebrar sus dos décadas, YouTube ha compartido cifras impresionantes: cada día se suben más de 20 millones de vídeos, se realizan más de 100 millones de comentarios y se registran más de 3.500 millones de “me gusta” diarios.
Más de 300 videoclips han superado el umbral de mil millones de reproducciones, un club en constante expansión. Según SimilarWeb, YouTube es el segundo sitio web más visitado, solo superado por Google, con una media de más de 20 minutos por visita y más de 13 páginas vistas por sesión. Dos décadas después de aquel video frente a los elefantes, YouTube no solo persiste: domina gran parte del tráfico de internet.
Han transcurrido veinte años desde ese primer vídeo con elefantes. YouTube, ahora parte integral de Google, se mantiene más fuerte que nunca; sin embargo, en el mundo tecnológico, nada es permanente. Microsoft celebra cinco décadas de historia, pero otros colosos como Nokia o BlackBerry florecieron y cayeron. ¿Seguirá YouTube en otras dos décadas? ¿O consumiremos contenido de formas aún desconocidas? Por ahora, YouTube es parte de nuestras vidas, y nosotros de la suya.
Imágenes | YouTube | Captura de pantalla | Xataka con Photoshop
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