El golpe que sacude los cimientos políticos de Colombia se produjo este sábado 7 de junio, cuando Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial, fue víctima de un atentado en un evento político en Bogotá. Tras ser herido de bala, se encuentra en cuidados intensivos en estado crítico y con pronóstico reservado.
El político, de 39 años y perteneciente al partido opositor Centro Democrático, fundado por el expresidente Álvaro Uribe, fue inmediatamente trasladado a una clínica para recibir atención médica urgente.
Según el informe más reciente de la Fundación Santa Fe, Uribe Turbay fue sometido a procedimientos quirúrgicos en su cerebro y muslo izquierdo, y posteriormente llevado a la unidad de cuidados intensivos para su recuperación postoperatoria.
En redes sociales circulan imágenes del trágico momento, mostrando al precandidato ensangrentado y auxiliado por personas a su alrededor.
El atacante fue detenido de inmediato. Según la Fiscalía, el agresor, un adolescente de 15 años, portaba una pistola Glock 9 milímetros y disparó dos veces a Uribe.
El presidente Gustavo Petro ha calificado al autor como un sicario.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, confirmó la detención y aseguró que la investigación busca determinar si hubo más involucrados.
«No nos detendremos en la investigación hasta llegar al fondo del asunto, no habrá espacio para la impunidad», afirmó en X.
En otro tuit, Sánchez ofreció una recompensa de hasta 3,000 millones de pesos colombianos (unos $728,000) a quien brinde información que lleve a la captura de los responsables.
El gobierno nacional condenó enérgicamente el ataque contra Uribe, considerándolo un acto contra la democracia y la libertad política en Colombia, según un comunicado oficial.
El partido Centro Democrático emitió un comunicado lamentando el «inaceptable» acto de violencia, señalando que Uribe fue atacado por la espalda alrededor de las 17:00 horas locales (22:00 GMT) durante un evento en Fontibón, al oeste de Bogotá.
«Este ataque no solo amenaza la vida de un líder político, sino que atenta contra la democracia y la libertad en Colombia», expresaron desde el partido.
Miguel Uribe es descendiente de una prominente familia: su abuelo, Julio César Turbay, fue presidente de Colombia (1978–1982) y su madre, Diana Turbay, fue una periodista secuestrada y asesinada durante uno de los episodios narrados por Gabriel García Márquez en «Noticia de un secuestro».
Uribe, conocido crítico del presidente izquierdista Gustavo Petro, había anunciado su intención de demandar al gobierno por medidas que consideraba contrarias a la ley, horas antes del atentado.
«Ay, Colombia y su violencia eterna»
La reacción de Petro al ataque fue pública y emotiva, reflexionando en su cuenta de X sobre la histórica violencia en Colombia. Hizo un llamado a respetar la vida y a proteger a las familias de origen libanés, como la de Turbay.
El presidente canceló un viaje internacional programado para la noche del sábado a raíz del atentado y calificó el hecho como «un fracaso del Estado» en un discurso televisado.
Petro subrayó que, a pesar de las discrepancias políticas con la familia Uribe Turbay, la política debe ser un espacio libre de violencia, y prometió una investigación exhaustiva sobre el ataque, incluyendo las posibles fallas en la seguridad de Uribe.
«Rechazar los mensajes de odio»
El expresidente Álvaro Uribe Vélez condenó el ataque en X, destacando a Miguel como una «esperanza para la patria».
Iván Duque, también expresidente, llamó a la unidad nacional y al rechazo de la violencia y la intolerancia.
Desde el extranjero, gobiernos y líderes como el presidente de Chile, Gabriel Boric, y el presidente de Paraguay, Santiago Peña, condenaron el atentado.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, lo calificó como una amenaza directa a la democracia y criticó la retórica incendiaria en Colombia.
Colombia se prepara para sus próximas elecciones presidenciales en mayo de 2026.
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