Shamsud-Din Jabbar, un ciudadano estadounidense de 42 años y veterano militar de Texas, es una figura enigmática tras el ataque en la calle Bourbon de Nueva Orleans, el 1 de enero. A pesar de su formación en informática en el ejército y una trayectoria en el sector inmobiliario, Jabbar embistió con una camioneta Ford alquilada a una multitud, dejando un saldo de al menos 14 muertos y 35 heridos. Aunque sus motivaciones permanecen en el misterio, el hecho ha sido catalogado como un acto de terrorismo por el FBI, especialmente al encontrarse una bandera del Estado Islámico (EI) en el parachoques del vehÃculo. El presidente Joe Biden destacó que los informes de seguridad apuntan a que Jabbar se inspiró en el EI, sugiriendo una conspiración sofisticada.
A pesar de la notable disminución en los ataques planeados por musulmanes estadounidenses para grupos revolucionarios desde el auge del EI, el ataque de Jabbar podrÃa ser parte de una racha de resurgimientos para el grupo, tal vez el más letal desde el ataque en el club nocturno Pulse en 2016. Según datos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, los complots han caÃdo de 94 en 2015 a solo tres en 2023. Sin embargo, si se confirma la inspiración de Jabbar en el EI, el atentado podrÃa representar un nuevo éxito para el grupo en suelo estadounidense.
Bruce Hoffman, experto en contraterrorismo del Council on Foreign Relations, ha calificado 2024 como el «año de la resurrección del EI». El grupo ha perpetrado varios ataques mortales en diferentes paÃses, y ha aumentado su actividad tras el colapso del régimen de Assad en Siria. Factores como las tensiones en Gaza también han jugado un papel en el reclutamiento de nuevos miembros para los grupos extremistas, alimentando la percepción de que Occidente no valora la vida musulmana.
El ataque de Nueva Orleans ha encendido alarmas entre analistas, quienes señalan que el enfoque del gobierno estadounidense en el terrorismo ha decaÃdo desde la administración Obama, eclipsado por otras prioridades como las rivalidades con China y Rusia. Esto, sumado a las promesas de recortes presupuestales de Trump y su inclinación al aislacionismo, podrÃa facilitar el crecimiento de grupos como el EI y Al Qaeda.
La elección de la vÃspera de Año Nuevo para el ataque, una ocasión de celebración y pecado según extremistas puritanos, y su ejecución en Bourbon Street, emblema del turismo y el hedonismo estadounidenses, no parece casual. Poco después, un segundo ataque en Las Vegas, en el que un Tesla Cybertruck estalló frente al Hotel Trump, está siendo vinculado igualmente al terrorismo. La capacidad del EI para organizar ataques simultáneos en distintas ciudades podrÃa indicar que, a pesar de sus aparentes derrotas, el grupo sigue siendo una amenaza seria.
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