La aviación comercial ha estado tradicionalmente dominada por dos titanes: Airbus y Boeing. Sin embargo, China está decidida a desafiar este dominio con su propia marca en el aire. La Corporación de Aeronaves Comerciales de China (COMAC) ha estado trabajando durante años para desarrollar aeronaves que puedan rivalizar con estos gigantes. Tras el lanzamiento del C919, su nuevo enfoque está en el modelo C929.
El C929, actualmente en su etapa de diseño inicial, es el mayor intento de China por introducir un avión de largo alcance en el mercado internacional. Su meta es clara: rivalizar con aeronaves como el Airbus A330neo, el A350 o el Boeing 787 Dreamliner. Con una capacidad para alrededor de 280 pasajeros y un alcance estimado de 12.000 kilómetros, este avión estaría en capacidad de realizar vuelos como el de Pekín a Nueva York.
C919: Una Estrategia Discreta pero Crucial en el Mercado Chino
Aunque el C919 no ha logrado un impacto global, ha empezado a ganar terreno en China. Desde que se presentó en 2017, ha sido sometido a extensas pruebas y certificaciones. Para mediados de 2025, aproximadamente 18 de estas unidades están operando en rutas internas, principalmente bajo aerolíneas como China Eastern.
Que el C919 funcione mayormente en China no es necesariamente un revés. Con uno de los mercados de aviación más grandes del mundo, tener un avión propio que cubra rutas regionales sin dependencias externas es, en sí mismo, una estrategia significativa.
No obstante, la esperanza de COMAC está centrada en el C929. Este avión de fuselaje ancho y largo alcance está diseñado para competir con los modelos más avanzados del mundo. El proyecto ha cobrado fuerza recientemente: Air China ha firmado para ser su cliente de lanzamiento y un proveedor ha indicado que se espera la entrega de la primera parte del fuselaje para 2027.
Imagen promocional del Comac C-929
El proyecto del C929 tiene una historia singular. Originalmente, era un esfuerzo conjunto con Rusia bajo el nombre CR929, dirigido por una empresa conjunta entre COMAC y la UAC rusa. No obstante, tensiones internacionales y sanciones llevaron a que esta alianza se rompiera. Desde 2023, COMAC ha continuado el proyecto de forma independiente, marcando al C929 como un esfuerzo puramente chino.
COMAC ha destacado que este avión incorpora tecnologías avanzadas, incluyendo una aerodinámica optimizada, motores de vanguardia y sistemas de vuelo inteligentes. En teoría, el C929 está diseñado para estar a la par con sus competidores occidentales.
Un Comac C-919 aterrizando en China
Sin embargo, hay un aspecto crucial: para volar, el C929 aún depende de tecnología occidental. Safran, un líder francés en la industria aeroespacial, ha firmado un acuerdo con COMAC para proveer componentes críticos como sistemas de frenos y sensores. Además, Crane Aerospace de Estados Unidos también proveerá sensores clave.
Estos acuerdos reflejan que COMAC puede atraer proveedores internacionales, pero también revelan una dependencia tecnológica significativa que podría representar un riesgo en un contexto global cambiante.
Rusia: Un Ejemplo para Analizar
Rusia sirve de advertencia. Las sanciones occidentales han restringido su acceso a componentes clave, afectando a aviones como el TU-214. Este avión, que podía transportar hasta 210 pasajeros y volar 6.500 kilómetros, se vio limitado por su dependencia de tecnología extranjera. Rusia ha intentado sustituir componentes, pero a costa de rendimiento.
China ha mostrado resiliencia, especialmente en sectores como el de los semiconductores, convirtiendo desafíos en oportunidades. No obstante, cualquier cambio en la política comercial de Estados Unidos podría afectar su acceso a tecnología occidental. Un ejemplo es lo que dijo una portavoz de Safran: “Si las autoridades estadounidenses impiden que GE suministre el motor, entonces no habrá motor CFM”.
Imágenes | COMAC
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