Tras varios años de sequÃa que hicieron que España pareciera una sucursal del Sáhara, especialmente con un 2024 muy difÃcil, el año 2025 ha marcado un cambio de tendencia. Con una primavera excepcionalmente húmeda, muchos embalses están en buen estado, y aunque la sequÃa todavÃa es una preocupación, se respira cierto optimismo.
El año 2024 dejó los campos en gran parte del paÃs agotados. Sin embargo, 2025 ha proporcionado un respiro, al menos hasta ahora. Esta mejora es evidente al comparar imágenes satelitales de embalses y campos españoles.
Desconcierto. Esta primavera se ha presentado como un rompecabezas climático. El anticiclón de las Azores, una dorsal desde Europa central y un flujo constante de sistemas de baja presión han creado un escenario inusual con tormentas intensas, granizo y lluvias en abundancia.
Marzo ha sido uno de los meses más lluviosos desde que se comenzaron a registrar datos en 1961, superado solo por 2018 y 2013, con precipitaciones que han sobrepasado ampliamente los valores normales. En mayo también se han observado tormentas inusuales, planteando preguntas sobre el impacto en los veranos secos que caracterizan muchas partes de la penÃnsula.
Certezas. Sabemos que en algunas zonas la amenaza de sequÃa parece haberse alejado. Algunas regiones han comenzado a eliminar restricciones de agua y están organizando transvases, como el del Tajo-Segura, equivalente al doble del consumo anual de toda una comunidad autónoma.
Un lugar donde el optimismo prevalece es en el este de Cataluña, que sufrió una sequÃa severa entre 2021 y 2024. La situación no llegó a definirse como una ‘megasequÃa’, pero era preocupante. Actualmente, las imágenes satelitales muestran que la vegetación, rÃos, lagos y embalses han recuperado terreno este año.
Brotes Verdes. Varias regiones catalanas son ejemplos claros. En la presa de Susquera no solo se observa un incremento de verde en el paisaje, sino también que la presa y el rÃo han recuperado terreno perdido. En Lleida, independientemente de la rotación de cultivos, se aprecia un panorama similar.
Numerosos ejemplos a lo largo de la geografÃa reflejan el mismo fenómeno en embalses y áreas verdes circundantes.
Excluyendo los cultivos de regadÃo y rotación, en las imágenes donde predominan zonas verdes naturales, su tonalidad es notablemente más intensa.
En el caso del embalse de Almendra en Salamanca, aunque la superficie cubierta por el embalse sea menor este año, las áreas verdes se muestran más vibrantes.
Valencia tras la dana. El 29 de octubre pasado, las lluvias intensas afectaron localidades del este de Castilla-La Mancha, como Letur, y especialmente la región valenciana y parte de Alicante. En las comparativas satelitales, se observa que el verde ha dominado el paisaje, aunque con un costo significativo.
Según El Mercantil Valenciano, ese verdor puede deberse a una mayor presencia de «malas hierbas» en campos abandonados, más que a los cultivos. Además, la dana impactó en La Albufera, que recibió gran cantidad de residuos arrastrados desde localidades al sur de Valencia.
Desigual. No obstante, el entusiasmo por las lluvias no se ha extendido a todo el paÃs, especialmente en el sudeste. Aunque Alicante ha superado las cifras del año pasado, no alcanza la media de la última década. Murcia enfrenta reservas en niveles crÃticos, y AlmerÃa también sigue en una situación preocupante.
A pesar de que AndalucÃa ha registrado buenos números, las reservas hÃdricas de AlmerÃa están alrededor del 11%. Las imágenes satelitales muestran algunos brotes verdes, pero en general, los embalses no alcanzan el nivel deseado, dejando a AlmerÃa con un problema crónico de agua.
Aunque la primavera ha sido generosa en lluvias, será el verano quien determinará si la sequÃa queda atrás. Lo cierto es que las imágenes satelitales actuales son radicalmente distintas a las de mayo de hace dos años, cuando el marrol dominaba sobre el verde.
Imágenes | Sentinel-2 Copernicus
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