El vuelo 7C2216 de Jeju Air, un Boeing 737-800 con 181 pasajeros a bordo, terminó en tragedia el domingo pasado al estrellarse mientras intentaba aterrizar en el aeropuerto internacional de Muan, Corea del Sur. Con la pérdida de 179 vidas, se ha convertido en el accidente aéreo más letal de la historia reciente del país. La aeronave, que transportaba principalmente turistas de regreso de Bangkok, chocó contra un muro de hormigón y se incendió tras salirse de la pista. Paradójicamente, el principal sospechoso del desastre es un problema común en la aviación, aunque rara vez causa tales catástrofes.
Cronología. Según informaron las autoridades, el avión recibió autorización para aterrizar a las 08:54 hora local, solo tres minutos antes de que se emitiese una advertencia sobre la actividad de aves en la zona. Apenas cinco minutos después, a las 08:59, el piloto declaró una emergencia al reportar un «mayday» tras un impacto con aves, solicitando abortar el aterrizaje y abordar desde otra dirección.
A las 09:02, la aeronave tocó tierra alrededor de la mitad de la pista de 2.800 metros, aparentemente sin desplegar su tren de aterrizaje. Las imágenes revelan al avión deslizándose antes de desviarse y colisionar.
La duda. Tras el accidente, más de 750 efectivos, entre policías, forenses y personal militar, se movilizaron para recuperar los cuerpos y restos del avión. El desastre, además de dejar una profunda herida emocional, planteó preguntas urgentes acerca de sus causas.
Se señala al impacto con aves en el motor derecho como principal culpable, pero expertos destacan que estos eventos rara vez resultan en pérdidas catastróficas. La investigación en marcha, junto con el análisis de las cajas negras recuperadas, esclarecerá los hechos. Mientras, surge la pregunta: ¿es plausible que un impacto con aves conduzca a tal secuencia de eventos?
El avión del accidente en 2022
Las aves como causa principal. Se investiga si el impacto con aves y el mal tiempo fueron factores críticos en el siniestro. Aunque un pasajero informó que un ave quedó atrapada en un ala, los expertos dudan de que un solo impacto sea suficiente para desencadenar tal desastre.
Geoffrey Thomas, editor de Airline News, observa que los bird strikes suelen dañar aeronaves, pero raramente llevan a su pérdida total. Cabe señalar que el piloto del vuelo, con más de 6.800 horas de experiencia, tenía un historial impecable y Jeju Air aseguró que no había problemas de mantenimiento antes del vuelo. Las cajas negras ya han sido recuperadas, aunque su análisis podría llevar hasta un mes.
Una amenaza controlada. El New York Times reporta que estos impactos de aves, comunes en la aviación, rara vez resultan en accidentes fatales. Entre 1988 y 2023, tales incidentes cobraron 76 vidas en Estados Unidos, según datos de la Administración Federal de Aviación (FAA).
En 2023, se reportaron 19.603 choques con fauna en Estados Unidos, un promedio de 54 al día. De estos, solo el 3.6 % causaron daños a las aeronaves. En el Reino Unido, más de 1.400 impactos de aves se registraron en 2022, y solo unos 100 afectaron a las aeronaves. Cabe mencionar que, aunque la mayoría de los bird strikes involucran aves, también ocurren con mamíferos como ciervos y coyotes.
Casos con aves. Existen casos históricos que involucran impactos con aves, como el «Milagro en el Hudson» en 2009, donde un avión aterrizó en el río tras golpear gansos. Aunque no es común, algunos casos no terminaron bien. En 2019, un Boeing 737 Max de Ethiopian Airlines se estrelló tras un problema en el sistema MCAS, posiblemente activado por un sensor dañado por un ave, causando 157 muertos.
En 1995 en Alaska, un Sentry de la Fuerza Armada se estrelló al tragarse gansos canadienses en dos motores, provocando 24 muertes. En 1988 en Etiopía, un Boeing 737 perdió potencia en ambos motores tras impactar con palomas, resultando en un aterrizaje de emergencia fallido y 35 fallecidos. En Boston en 1960, un avión de Eastern Airlines impactó con estorninos poco después del despegue, perdiendo el control y cobrándose la vida de 62 personas.
Mejoras en la seguridad aérea. A lo largo de la historia de la aviación, los casos realmente fatales derivados de bird strikes son raros, pero cuando ocurren pueden ser devastadores. El accidente de 1960 en Boston marcó un antes y un después en entender el riesgo aviario, promoviendo estándares para aumentar la resistencia de las aeronaves ante estos impactos.
Estas mejoras incluyen el uso de sistemas para detectar aves en aeropuertos, métodos para ahuyentarlas (como sonidos, luces y drones), y modificaciones en el diseño de motores para resistir mejor los impactos. Además, los pilotos son entrenados para manejar estas situaciones, especialmente durante despegues y aterrizajes, momentos en que las aeronaves son más vulnerables a encontrarse con aves.
A pesar de los avances, los bird strikes siguen siendo un desafío que requiere vigilancia constante y preparación por parte de los pilotos, especialmente en zonas cercanas a hábitats de fauna. Esto nos recuerda que la naturaleza sigue siendo un factor de riesgo en la seguridad aérea, a pesar de los avances tecnológicos.
Imagen | NMOS332 – B-6543, 앞만보고 사는 생활기
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