A pesar de ser un líder en energías renovables, China enfrenta serias dificultades en su industria solar. Con precios a la baja, márgenes negativos y una descontrolada sobreproducción, el panorama es complejo. En respuesta, más de 30 fabricantes solares decidieron seguir el ejemplo de la OPEP y reducir la oferta para estabilizar el mercado, creando una especie de «cártel solar» similar a la organización de países exportadores de petróleo.
Resultados desalentadores… Seis meses después de este acuerdo, los resultados han sido desastrosos. En lugar de estabilizarse, la producción alcanzó niveles récord, las instalaciones se triplicaron y las pérdidas siguieron acumulándose. Según Bloomberg, varios ejecutivos del sector han mostrado su descontento públicamente, acusando a sus colegas de incumplir el contrato colectivo.
Un modelo a seguir: la OPEP Algunas grandes empresas solares chinas han intentado seguir el ejemplo de la OPEP. Según OilPrice, este famoso cartel ha influido durante décadas en los precios mundiales del petróleo ajustando su producción. La estrategia es clara: restringir la oferta para frenar la caída de los precios y evitar conflictos entre productores.
En el sector fotovoltaico, firmas como Longi, Tongwei y JA Solar han suscrito un acuerdo de “autodisciplina” bajo la Asociación China de la Industria Fotovoltaica. ¿La razón? Con la caída de los precios de paneles, módulos y obleas, el pacto pretende establecer cuotas de producción para 2025, basándose en la capacidad instalada y la participación de mercado de cada compañía.
Un desenlace previsible. Como el destino de Santiago Nasar, el fracaso de este acuerdo era casi inevitable. A diferencia del mercado petrolero, que está controlado por grandes entidades estatales, el sector solar en China es privado, altamente competitivo y fragmentado. Según Bloomberg, el pacto no tenía carácter vinculante ni sanciones, siendo solo una declaración de intenciones.
Mientras algunos confiaban en el compromiso mutuo, otros aprovecharon para aumentar su producción y ganar cuota de mercado. Esto provocó un exceso de oferta, precios en caída libre y balances financieros deteriorados.
Producción desenfrenada. Según OilPrice, el plan contemplaba limitar nuevas inversiones, aumentar los estándares técnicos y elevar el capital mínimo necesario para nuevos proyectos del 20% al 30%. El gobierno también aplicó medidas para frenar el auge descontrolado del sector.
No obstante, las empresas incrementaron su producción para no perder competitividad. De acuerdo con Bloomberg, las instalaciones solares se triplicaron en un año y los fabricantes continuaron operando sin cierres significativos.
Impacto palpable. En el tercer trimestre de 2024, Longi Green Energy, uno de los líderes en el sector, reportó una pérdida de 174 millones de dólares (1.261 millones de yuanes), su primera gran pérdida desde 2016. Según declaraciones recogidas por OilPrice, el año anterior marcó la primera pérdida colectiva del sector en casi una década.
Las autoridades chinas han endurecido las condiciones para nuevas inversiones, mientras crecen las voces que piden una intervención más enérgica. Sin embargo, la “OPEP solar” ha fracasado rotundamente, dejando un mercado sobresaturado, precios bajos y una competencia feroz.
El espejismo de la coordinación. Intentar coordinar una industria privatizada y fragmentada mediante un pacto voluntario resultó, como señaló Bloomberg, una idea “destinada al fracaso”. En lugar de un cártel estructurado, el intento ha revelado las debilidades intrínsecas del modelo solar en China: eficiencia extrema, pero sin regulación ni salvaguardas.
China sigue siendo líder mundial en capacidad instalada de energías renovables. Pero su industria solar manufacturera se enfrenta ahora a una realidad dura: sobrevivir en un mercado carente de disciplina y árbitros es más desafiante que producir.
Imagen | Grégory ROOSE (Pixabay)
Xataka | La paradoja energética de China: un ‘electroestado’ que sigue alimentándose de carbón
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