A lo largo de las décadas, numerosos científicos han vivido en cuevas durante meses, movidos por más que el simple deseo de aventura. Estas expediciones están diseñadas para investigar, entre otras cosas, cómo el ser humano adapta su reloj biológico cuando carece de las referencias del día y la noche. Sin embargo, pocas historias son tan extraordinarias como la de Floyd Collins, un pionero entre los exploradores de cavernas.
La trágica odisea. El 30 de enero de 1925, Floyd Collins, aclamado en su época como el “mayor explorador de cuevas de la historia”, comenzó lo que sería su última expedición en Sand Cave. Su objetivo era transformar la caverna en una atracción para el turismo.
¿Por qué? Durante esos años, se vivía la era de las Cave Wars, en la que los dueños de cuevas competían por atraer turistas. Este contexto motivó a Collins a localizar una entrada privilegiada que le permitiera capitalizar el creciente flujo de visitantes en la región de Mammoth Cave.
El problema. Su ansia lo condujo a una situación fatal: una roca de 12 kilogramos cayó sobre su tobillo, atrapándolo en un estrecho pasadizo del subsuelo. A pesar de su desafortunado final, su historia capturó la atención del público y, de alguna manera, impulsó la creación del famoso Mammoth Cave National Park, autorizado en 1926 y oficialmente establecido en 1941.
El incidente se convirtió en uno de los mayores eventos mediáticos de su tiempo.
Mapa de Mammoth Cave
Salvar a Collins. Al notar su ausencia, los vecinos organizaron un operativo de rescate que involucró a exploradores, geólogos y habitantes locales. Según un artículo del New York Times de la época, Jewell Estes, un joven de 17 años, fue quien primero logró comunicarse con Collins, aunque las complicadas condiciones de la caverna hicieron imposible alcanzarlo de inmediato.
Con el paso de los días, el estado de Collins empeoraba, y para el 3 de febrero su historia ya había acaparado los medios nacionales. La cobertura mediática atrajo a miles de curiosos al sitio, deseosos de conocer de cerca la situación del célebre explorador. La multitud fue tal que se requirió la intervención de la Guardia Nacional, y la Cruz Roja estableció campamentos para atender a los presentes, aunque hubo más casos de intoxicación por alcohol que de emergencias reales.
Rumorología. Pronto, la situación derivó en un fenómeno que sigue siendo común hoy en día: la propagación de rumores y desinformación. Mientras algunos periódicos afirmaban que todo era un montaje, otros especulaban con teorías conspirativas sobre un posible homicidio. En medio de este ruido, los trabajos para abrir un pozo vertical de 17 metros avanzaban lentamente.
Lamentablemente, aunque los rescatistas lograron llegar hasta Collins el 16 de febrero, el explorador había fallecido. La autopsia reveló que murió tan solo 24 horas antes debido a la exposición a los elementos, agotamiento e inanición.
Legado y advertencia para exploradores. Antes del trágico suceso, la idea de declarar Mammoth Cave como parque nacional ya había sido considerada, aunque sin avances. Sin embargo, la notoriedad que alcanzó Collins revitalizó el interés en la zona, acelerando su designación como parque en 1941.
En la actualidad, Mammoth Cave National Park es el sistema de cuevas más extenso del mundo, con más de 686 kilómetros de pasajes explorados, atrayendo a miles de visitantes anualmente. Además, la historia de Collins perdura como un recordatorio de los riesgos asociados a la exploración subterránea y del indomable espíritu humano que empuja los límites, aun cuando el costo puede ser mortal.
El parque sigue honrando su memoria mediante recorridos y eventos conmemorativos, asegurándose de que su legado no se pierda en el tiempo. Como dicen los guías del parque, «Collins contribuyó a crear este parque, y el parque mantiene viva su historia».
Imagen | Daniel Schwen
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