«Quiero más bebés en Estados Unidos de América», afirmó J.D. Vance, y sus palabras son significativas por varias razones. En primer lugar, porque el comentario vino de él durante su primer discurso público como vicepresidente del paÃs. En segundo lugar, sus declaraciones resonaron con un movimiento que, aunque no es reciente, está tomando fuerza en la era de Trump: el pronatalismo.
Vance no está solo en esta sintonÃa; dentro de la administración Trump hay más figuras que comparten este enfoque demográfico, que también tiene eco en paÃses como España.
¿Qué es el pronatalismo? En términos generales, es una ideologÃa que defiende el incremento de la tasa de natalidad de una nación. Según el Cambridge Dictionary, su meta es aumentar la población sin depender de la inmigración. Sin embargo, al explorar más a fondo, encontramos una amalgama de ideologÃas y enfoques que no siempre coinciden en sus métodos o intenciones.
«Puede basarse en imperativos culturales, religiosos, geopolÃticos o económicos», explica Céline Delacroix, profesora de la Universidad de Ottawa, en The Conversation. Y añade que estas polÃticas pueden variar desde iniciativas moderadas, como estigmatizar la decisión de no tener hijos, hasta medidas más restrictivas, como limitar el acceso a anticonceptivos.
Un objetivo común, diversas motivaciones
Mientras que el objetivo del pronatalismo es aumentar la natalidad, los argumentos que lo sustentan son variados. Dentro de este movimiento se agrupan conservadores con motivaciones religiosas que valoran la familia como pilar social, asà como figuras como Elon Musk, que se preocupan más por el colapso demográfico y sus consecuencias socioeconómicas. Muchos de ellos descartan la inmigración por temor a que debilite la cultura del paÃs receptor.
Un ejemplo notable de esta nueva ola son Simone y Malcolm Collins, quienes lideran la organización Pronatalist. Con menos de 40 años, ya están esperando a su quinto hijo y planean tener más. Lo interesante de ellos no son solo los números, sino la filosofÃa que los impulsa hacia el pronatalismo.
Los Collins se describen como tecnopuritanos, ateos, anti racistas, defensores de los derechos LGBTQ+, y utilizan técnicas como la fecundación in vitro y la selección genética. Han recurrido al Test Genético Preimplantacional (PGT) para evitar embriones con riesgos de cáncer o problemas de salud mental incurables. «Obviamente analizamos el coeficiente intelectual», comentan.
¿Es algo novedoso? No exactamente. El pronatalismo existe desde hace tiempo, pero en Estados Unidos ha ganado visibilidad debido al declive de la natalidad y la influencia de figuras públicas que abogan por aumentar la natalidad.
Vance es una de esas figuras y otra es Musk, quien tiene once hijos y en 2022 tuiteó que «el colapso de la tasa de natalidad es, con diferencia, la mayor amenaza que afronta la civilización». Donald Trump también ha mostrado interés en fomentar un nuevo «baby boom» en el paÃs.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, también ha dado un paso hacia el pronatalismo. Como padre de nueve hijos, ha firmado un memorando que prioriza iniciativas en comunidades con altas tasas de matrimonio y natalidad, considerado por algunos un claro ejemplo de «polÃtica pronatalista».
Aunque Trump persigue un nuevo baby boom y Vance comparte su deseo de ver más nacimientos, persiste la pregunta: ¿Cómo hacerlo realidad?
EEUU no es el único paÃs que enfrenta este desafÃo; naciones como Japón, China y Corea del Sur también han encontrado difÃcil aumentar sus tasas de natalidad. La brecha entre teorÃa y práctica expone las tensiones internas del movimiento pronatalista.
La revista The Atlantic aborda estas diferencias en su artÃculo «La soledad del pronatalista conservador». Para muchos, fomentar la natalidad puede venir de defender los valores familiares conservadores, pero también de polÃticas liberales como aumentar subsidios a padres o promover la vivienda, chocando con la tendencia de Trump y Musk de reducir la administración.
El caso de los Collins también toca un punto sensible al usar técnicas como la fecundación in vitro, que causa recelos en ciertos sectores antiabortistas.
La conexión con Europa (y España)
El pronatalismo cuenta con partidarios y detractores, y algunas razones son evidentes. Aunque los Collins buscan distanciarse del racismo, el movimiento en EEUU ha sido asociado con nacionalistas blancos que temen ser superados en número por otras comunidades. Voces de la derecha, como Musk o Vance, están vinculadas a estos discursos, incluso en actos como la Marcha por la Vida, que se opone al aborto.
Esto ha llevado a que partidos de extrema derecha capitalicen el discurso pronatalista como contrapeso al feminismo y la autonomÃa sexual. En España, la diputada de Vox RocÃo de Meer criticó que, a pesar de la «emergencia demográfica», el Gobierno «importa masivamente a los hijos de otros».
«Llevan mucho tiempo hablando de una emergencia climática que nadie ve y que todos sienten en restricciones cotidianas. Sin embargo, la verdadera emergencia, la demográfica, nuestros pueblos vaciándose, es algo que sà vemos y de lo que nadie habla», destaca de Meer.
No es la primera vez que Vox aborda este tema. La «crisis demográfica» es uno de sus baluartes, abogando por aumentar la natalidad de españoles. «Los progres del PSOE o del PP dicen que necesitamos 25 millones de inmigrantes en 35 años, cuando lo que necesitamos son 25 millones de niños… ¡españoles!», clama Santiago Abascal, lÃder de Vox.
Discursos similares resuenan en la HungrÃa de Viktor Orbán («No necesitamos cifras, necesitamos niños húngaros») o la Italia de Meloni («La natalidad y la familia son prioridad»). Una búsqueda rápida revela su presencia en redes.
Un hecho notable es que muchos de los rostros más visibles del pronatalismo son hombres. Coincide con una era en la que las mujeres accedieron a la educación, el trabajo y los anticonceptivos, por lo que algunos ven con recelo que los pronatalistas quieran cambiar esa dinámica.
Expertos como la profesora Céline Delacroix han advertido sobre el peligro de polÃticas que «priorizan metas demográficas» sobre «la autonomÃa reproductiva».
«Las polÃticas que priorizan objetivos demográficos sobre las decisiones reproductivas pueden llevar a consecuencias devastadoras», advierte Delacroix, recordando las medidas de los 80 en RumanÃa bajo Nicolae Ceausescu. Añade: «Las narrativas pronatalistas también minan los esfuerzos para reducir el impacto ambiental».
A pesar de las declaraciones de Vance y el foco de los pronatalistas, la realidad demográfica en EEUU, al igual que en otras naciones, es la disminución de la natalidad. Desde 2008, la tasa de fecundidad estadounidense se sitúa por debajo del 2,1, necesario para mantener la población actual. En 2022, esta cifra cayó a 1,7. El panorama es aún más sombrÃo en otros paÃses como Corea del Sur, donde la tasa es de 0,75.
Los pronatalistas advierten sobre la «bomba de relojerÃa» que representan estas cifras y los retos de una sociedad envejecida sin una población laboral suficiente para sostener los sistemas de pensiones. «Habrá paÃses con ancianos muriendo de hambre», alerta Malcolm Collins.
Por otro lado, hay quienes señalan que la población mundial seguirá creciendo durante décadas (algunos estiman que superará los 10 mil millones en 2100), mientras que el planeta aún debe determinar cuántos habitantes puede sostener de manera sostenible, una cuestión conectada estrechamente a la tecnologÃa y los niveles de consumo.
Imágenes | Jonathan Borba (Unsplash), Gage Skidmore (Flickr) y Gabriel Tovar (Unsplash)
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