Imagina que tu lavadora se estropea. ¿Qué pasos seguirÃas? La mayorÃa de las personas optarÃan por cualquier opción excepto repararla por sà mismas. No por falta de voluntad, que es una opción válida, sino por la complejidad del proceso. ¿Dónde conseguir repuestos? Si la averÃa es en la junta de la trócola (nombre inventado para el ejemplo), ¿cómo se soluciona? ¿Hay manuales oficiales? Lo más probable es que la respuesta sea «no sé» en cada caso.
Este fenómeno se repite en el ámbito tecnológico. Los dispositivos, salvo contadas excepciones, son difÃciles de reparar y carecen de guÃas claras. Muchas veces vienen con la advertencia de que abrir el dispositivo anula la garantÃa. Sin embargo, algunas empresas han decidido abogar por la reparabilidad y proporcionan a los usuarios las herramientas necesarias para auto-reparar sus dispositivos, destacándose en un mercado donde el consumismo suele predominar.
Entendiendo el derecho a reparar
Imagen | Leo Arslan
El derecho a reparar responde a una problemática muy común: cuando algo se rompe, a menudo es más económico y práctico comprar nuevo que reparar. Esto ha llevado a la acumulación de millones de toneladas de residuos y emisiones de gases contaminantes. No reparar tiene costos en múltiples dimensiones.
El derecho a reparar no solo implica la posibilidad de abrir un móvil y cambiarle la pantalla. Va más allá, incluyendo el diseño pensado para ser reparado, la disponibilidad de repuestos y herramientas oficiales, y la ausencia de bloqueos por software.
En Europa, ya existen regulaciones sobre este derecho, aunque su implementación sigue siendo un desafÃo. En 2020, el Parlamento Europeo formalizó el derecho a reparar, incentivando reparaciones más accesibles y económicas, lo que incluye desde ampliar garantÃas hasta mejorar la disponibilidad de información sobre mantenimiento.
España, aunque ha ampliado la garantÃa de productos, todavÃa no ha implementado el Ãndice de reparabilidad aprobado en 2021, quedando detrás de paÃses como Francia.
A nivel personal, reparar puede ser todo un reto, como lo demuestran casos de reparabilidad de dispositivos de marcas como Samsung o Apple, cuyo diseño complica el proceso de auto-reparación.
Primeras marcas que dan el paso
Imagen | HMD Global
Ante la creciente demanda, algunas marcas han comenzado a ofrecer soluciones de reparabilidad. Apple y Samsung, por ejemplo, han dado un paso adelante ofreciendo kits de reparación para ciertos de sus productos, aunque estas reparaciones requieren habilidad y conocimientos.
Un modelo a seguir es Fairphone, que produce dispositivos pensados para ser fácilmente reparables, ofreciendo kits de baterÃa asequibles para que los usuarios puedan prolongar la vida de sus aparatos.
El sector de las impresoras 3D también resalta en esta tendencia, con marcas como Bambu Lab proporcionando instrucciones precisas y herramientas para el mantenimiento de sus productos, convirtiendo la reparación en parte de la experiencia del usuario.
La industria tecnológica está comenzando a adoptar la reparabilidad como un valor agregado, prometiendo actualizaciones de software a largo plazo y haciendo más accesibles los repuestos y herramientas. En un futuro, el desafÃo será hacer sostenible esta polÃtica para una cantidad mayor de modelos y dispositivos.
La reparación resulta más económica, ecológica y consciente. Con el diseño orientado a la reparabilidad en mente, los productos no solo serán más duraderos, sino que también contribuirán a reducir el impacto ambiental.
Imagen de portada | Kilian Seiler
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