En el transcurso de nuestra breve travesía espacial, hemos lanzado al espacio una amplia gama de objetos inusuales: desde pelotas de golf hasta 2.000 pequeñas medusas (que retornaron multiplicadas a 60.000), pasando por tardígrados, un fragmento del avión de los hermanos Wright, un vehículo eléctrico, un disfraz de gorila, y una pizza. Ahora, se han añadido a esta lista alrededor de 150 semillas de cannabis. ¿La razón? Fines puramente científicos.
MayaSat-1. Bajo este nombre se agrupa tanto la misión, parte de Mission Possible 2025, como la incubadora en la cual han viajado semillas, algas y ADN humano, entre otros. En total, 980 muestras pertenecientes a 11 clientes. La incubadora fue desarrollada por el Genoplant Research Institute de Eslovenia, y Martian Grow es la entidad que decidió enviar semillas de cannabis al espacio.
Transporter-14 | Imagen: Genoplant
MayaSat-1 | Imagen: Genoplant
Tres órbitas. Antes de abordar la relevancia del cannabis, es crucial entender la misión, que duró tres horas. MayaSat-1 fue lanzado a las 23:50 el lunes 23 a bordo de un Falcon 9 de SpaceX desde la Vandenberg Space Force Base en California. Logró alcanzar una altitud de 520 kilómetros (120 kilómetros por encima de la Estación Espacial Internacional) y completó tres órbitas alrededor de nuestro planeta, específicamente a través de las zonas polares, donde la radiación es más intensa debido al campo magnético.
Objetivos de la misión. Los objetivos son múltiples, pero se pueden simplificar así:
- Evaluar la supervivencia de las muestras ante la radiación, la microgravedad y las bajas temperaturas, para medir su capacidad de soportar condiciones extremas.
- Investigar adaptaciones potenciales, como alteraciones genéticas o estructurales, en respuesta a factores de estrés ambiental.
- Estudiar las potenciales aplicaciones para el cultivo espacial de plantas o avances médicos.
- Demostrar la viabilidad de realizar experimentos biológicos en el espacio.
Enfoque en el cannabis. Liderada por Božidar Radišič, la iniciativa Martian Grow trabaja con el Research Nature Institute de Eslovenia. Según declaraciones en Wired, Radišič sostiene que «eventualmente tendremos bases lunares, y el cannabis, dada su versatilidad, es la planta ideal para estos proyectos», pues puede proporcionar alimentos, proteínas, materiales de construcción, textiles, cáñamo, plásticos y medicinas.
Más que una planta recreativa. Aunque generalmente se asocia al uso recreativo, el potencial del cannabis es impresionante. La Cannabis Sativa L produce THC y CBD, que son solo dos de los más de 550 compuestos químicos conocidos. La planta es notablemente resistente.
Imagen | CRYSTALWEED cannabis
Resistencia notable. La Cannabis Sativa tolera bien la radiación ultravioleta y gamma, empleándose industrialmente para descontaminación. Crece en climas tan dispares como México, India, Nepal, Países Bajos o Afganistán, a pesar de su origen en el Himalaya. No requiere mucha agua y puede prosperar en diversos suelos, aumentando sus posibilidades como cultivo espacial.
La razón de enviar semillas al espacio. La radiación y las mutaciones genéticas pueden dar lugar a nuevas variedades con distintas propiedades. La International Atomic Energy Agency indica que se han desarrollado más de 3.400 nuevas variedades de más de 210 especies mediante variación genética inducida por radiación.
Radišič considera clave «descubrir cómo las condiciones cósmicas afectan la genética del cannabis, posiblemente tras varias generaciones». La exposición a la radiación puede causar mutaciones, algunas beneficiosas, otras no. Identificar las que favorezcan a la humanidad es fundamental, aunque se requiere más información.
Imagen | Genoplant
Explorando más allá. Si bien hemos cultivado lechugas en la Estación Espacial Internacional y Arabidopsis thaliana en suelo lunar, los experimentos en órbita baja no son comparables a los desafíos de la Luna o Marte. Misiones como LEAF de la NASA buscan entender las respuestas de las plantas en condiciones lunares extremas.
Próximos pasos. Al regresar la cápsula, el equipo de Božidar Radišič y la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Ljubljana analizarán las mutaciones y adaptaciones de las semillas, buscando entender cómo el entorno espacial influye en el cultivo del cannabis.
Un reto crucial. La colonización lunar o marciana es tanto un desafío tecnológico como logístico. No es viable transportar todo el alimento necesario para una población en otro planeta, por lo que es vital aprender a cultivar en superficies inhóspitas como las lunares o marcianas. Aunque ha habido notables progresos, aún no contamos con la solución perfecta.
Imágenes | Genoplant
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