En cada nación hay figuras que se destacan como héroes por sus acciones transformadoras. Para Italia, ese héroe es Giuseppe Garibaldi. Sin embargo, antes de contribuir a la unificación italiana, Garibaldi dejó una fuerte impresión en América del Sur.
Lo curioso es que Garibaldi también es considerado un héroe en Uruguay y Brasil, un auténtico revolucionario con un impacto global.
Joven Italia. Giuseppe Garibaldi nació en 1807 en Niza. Desde su juventud, mostró un gran interés por el mar, embarcándose a los 15 años hacia Odesa en el Constanza. Continuó su vida marina y, a los 25 años, fue nombrado capitán del Clorinda. Sin embargo, su vida cambió drásticamente un año después al unirse al movimiento ‘Joven Italia’, en un contexto donde la penÃnsula italiana aún estaba dividida en numerosos Estados.
Este movimiento, liderado por Giuseppe Mazzini, buscaba la unificación italiana y fue notablemente apoyado por Garibaldi, aunque se centraba más en la propaganda que en la lucha armada. Garibaldi fue capturado y condenado a muerte por su implicación.
Aventuras americanas. Para evadir su sentencia, se exilió en 1836 y llegó a Sudamérica. AllÃ, contactó con antiguos miembros de Joven Italia y sintió que su misión era seguir participando en movimientos revolucionarios, aunque en este nuevo continente, la lucha era por la independencia de las antiguas colonias.
Brasil. Su primer destino en América fue Brasil, donde jugó un rol crucial en la Revuelta Farroupilha, una guerra liderada por una élite ganadera y esclavista que buscaba la independencia de la Provincia de RÃo Grande del Sur del imperio de Brasil. Garibaldi, con su experiencia en el mar, fue nombrado capitán teniente y comandó la armada farroupilha.
Supervisó la construcción de naves de guerra, lideró operaciones militares y enfrentó desafÃos, logrando tanto victorias como derrotas. Cabe destacar su posición contra la esclavitud y su defensa de la igualdad, lo cual fortaleció su imagen de héroe.
Y Uruguay. En 1841, Garibaldi se trasladó a Uruguay, que vivÃa la compleja Guerra Grande. Aunque llegó para ejercer como profesor de matemáticas, pronto asumió el mando de la flota uruguaya en 1842, liderando la ‘Legión italiana’ de exiliados italianos y defendiendo exitosamente Montevideo de las fuerzas de Manuel Oribe.
Vuelta a Italia. Tras ganar reconocimiento en Brasil y Uruguay, en 1848, Garibaldi regresó a Italia justo cuando estallaron varias revoluciones. Armado con las experiencias de América, retomó su meta original: la unificación de Italia. Aunque enfrentó al imperio austrÃaco y al Segundo Imperio Francés, fue derrotado y se exilió en Nueva York, donde perdió a su esposa Anita.
Y re-vuelta. Tras pasar por Perú y Nueva York, en 1854 volvió a Italia decidido a luchar en la Segunda y Tercera guerra de la Independencia. Con su renombre y recursos, los movimientos unificadores empezaron a anexionar territorios, y, tras la toma de Roma en 1870, Garibaldi fue elegido diputado por el parlamento italiano.
No obstante, no estaba satisfecho con el estado republicano logrado y decidió retirarse a su isla de Caprera, donde falleció en 1882.
Héroe transnacional. Garibaldi vivió entregado a la causa de sus ideales, destacando no solo por sus esfuerzos en Italia sino también por su apoyo a otros movimientos revolucionarios en Sudamérica. Esta dedicación le otorgó el tÃtulo de «Héroe de los Dos Mundos», un reconocimiento raro para un héroe transnacional.
En Uruguay, es un sÃmbolo de la soberanÃa nacional; en Brasil, una figura respetada de la Revolución Farroupilha; y en Italia, un pilar de la unificación. Su influencia fue tal que Abraham Lincoln lo consideró para unirse al ejército federal durante la guerra civil de Estados Unidos, demostrando que también era un sÃmbolo viviente de los valores de libertad.
Imágenes | Plaza Italia
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