La devastación que dejó la Segunda Guerra Mundial en Alemania exigió una rápida reconstrucción a partir de 1945. Respaldada por los aliados del bloque capitalista, la nación germana experimentó un crecimiento significativo, alejándose de la pobreza postbélica. Sin embargo, durante este tiempo, Ferdinand Porsche vislumbró una oportunidad única: el lanzamiento de un coche deportivo. Aunque la mayorÃa de la población se centraba en recuperarse, existÃa una élite que aún anhelaba el lujo. Este tipo de vehÃculo no solo revitalizarÃa a Porsche, sino que también permitirÃa a ciertos individuos destacarse.
En Periodismo del Motor se hace eco de cómo Porsche, tras ser liberado de acusaciones de colaboración nazi en 1948, delineó sus planes para el futuro con estas palabras:
«En aquel momento miré a mi alrededor y no encontré el coche con el que soñaba, asà que decidà construirlo yo mismo«
Asà nació el Porsche 356, que revitalizó la empresa. En un contexto de austeridad en la Alemania de aquellos dÃas, marcada por el protestantismo y las secuelas de la guerra, el lanzamiento del Porsche 911 significó un desafÃo a la moderación predominante. Se trató de un sÃmbolo de la resurgencia alemana post Segunda Guerra Mundial.
Si bien el enfoque de reconstrucción se intensificó tras la guerra, Peugeot ya pensaba en el futuro incluso antes de su finalización, lanzando el Peugeot VLV, el primer auto totalmente eléctrico de la marca francesa.
Mirando hacia el mañana
En medio del siglo XX, con una guerra sucediendo a otra, la escasez de combustible era un desafÃo constante. Ante este panorama, Peugeot propuso en 1941 el Peugeot VLV, un coche eléctrico diseñado para servicios esenciales como emergencias médicas, farmacias o correos. El modelo era una variante simplificada del Peugeot 201.
Este vehÃculo destacaba por su diseño inusual: una parte trasera reducida que lo asemejaba a un descapotable con capota de lona, y dos ruedas traseras pequeñas que le conferÃan una apariencia más cercana a un triciclo que a un automóvil tradicional.
El motor del Peugeot VLV, concebido en los años 20, era un motor de 12 V con 3,3 CV, capaz de alcanzar hasta 36 km/h y recorrer un máximo de 80 kilómetros gracias a sus cuatro paquetes de baterÃas. Estas cifras, notables para la época, se apoyaban en una carrocerÃa de aluminio que mantenÃa su peso en 365 kg. Peugeot incluso utilizó una estrategia de marketing adelantada a su tiempo, reemplazando su clásico león con un rayo en el frontal del coche.
Sin embargo, la vida del VLV fue breve. Solo se produjeron 377 unidades antes de que, en 1943, el gobierno colaboracionista de Vichy detuviera su producción, alegando que los recursos debÃan dedicarse exclusivamente a lo esencial.
Si deseas admirar uno de estos vehÃculos, puedes visitar el museo de La Aventura de Peugeot en Sochaux, Francia, donde se exhibe una unidad restaurada.
Foto | Peugeot y Museo La Aventura de Peugeot
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