El Ozempic ha visto un auge en su utilización como método para adelgazar a pesar de sus conocidos efectos secundarios, que van desde pérdida de volumen facial hasta problemas dentales, náuseas persistentes y estreñimiento. A pesar de estos contratiempos, la obsesión por su consumo no disminuye y han surgido nuevas formas de administrarlo: mediante microdosis.
De las sustancias psicodélicas al Ozempic. El concepto de microdosis tiene su origen en el uso de drogas psicodélicas como el LSD, respaldadas por algunos estudios que sugieren beneficios en pequeñas cantidades para tratar el TDAH, mejorar la creatividad y otras capacidades cognitivas.
Ahora, las personas que consumen Ozempic han adoptado este enfoque, reduciendo aún más la dosis inicial recomendada. Esto se logra ajustando la rueda dosificadora para establecer cantidades menores a los 0,25mg, que es la mÃnima dosis diaria indicada por profesionales de la salud.
Propósitos de las microdosis de Ozempic. Aunque faltan estudios que lo confirmen, quienes las utilizan lo hacen buscando obtener los beneficios del medicamento sin experimentar efectos adversos severos. Las microdosis se usan para perder peso moderado, controlar el apetito, como antiinflamatorio, o para descontinuar el tratamiento de manera gradual y evitar el efecto rebote. Otros usuarios reportan mejorÃas en hipertensión, enfermedades autoinmunes o niebla mental.
Además de los efectos fÃsicos, al ajustar las dosis, el medicamento se extiende por más tiempo. Esto ayuda a enfrentar la escasez de este medicamento y genera un ahorro económico al utilizar un vial en varias ocasiones.
Los riesgos de las microdosis son inciertos. Pese a que algunas personas han reportado mejoras, no existen investigaciones a largo plazo que respalden su eficacia. Los expertos consideran este uso como «experimental y no autorizado,» y advierten sobre los riesgos, ya que recurrir a estas microdosis implica reutilizar el mismo inyectable, arriesgándose a que este caduque.
La posibilidad de que sea efectivo está presente, pero el riesgo para la salud es un precio que no estamos dispuestos a pagar.
Fotos | Christensen Institute, Emirates Hospital, St.Vincent’s Medical Center.
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