La alimentación diaria influye significativamente en nuestra salud, además de poder contribuir a la preservación del medio ambiente. Sin embargo, cuantificar estos impactos no siempre es sencillo. A continuación, exploramos un estudio que busca esclarecerlo.
Un equipo de científicos ha abordado este desafío.
Beneficios comparables a los de la dieta mediterránea. Investigadores han evaluado dos regímenes alimenticios a nivel de efectos en salud y medioambiente: la dieta mediterránea tradicional y la dieta de salud planetaria, menos reconocida. Los hallazgos indican que ambas dietas ofrecen beneficios similares para la salud y el entorno.
Qué es la dieta de salud planetaria. Presentada en 2019 por expertos de la Comisión EAT-Lancet, la dieta de salud planetaria (PHD) prioriza alimentos vegetales y reduce el consumo de carnes y lácteos, sin llegar a los extremos de una dieta vegetariana o vegana.
Mercedes Sotos Prieto, de la Universidad Autónoma de Madrid y coautora del estudio, explica: “La PHD fue diseñada en 2019 para mejorar la calidad dietética global y mantener la producción alimentaria dentro de los límites sostenibles. Sin embargo, faltaban datos comparativos con la dieta mediterránea. Evaluamos los efectos de ambas en la mortalidad y el impacto ambiental a partir de una muestra representativa de la población española.”
Estudio con 11.488 participantes. Utilizando datos del Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA), se realizó un seguimiento de 11.488 individuos durante 14,4 años.
La adherencia a las dietas fue evaluada mediante los índices PHD Index y MEDAS score, que miden el consumo de alimentos específicos a cada dieta, ya sea la de salud planetaria o la mediterránea.
Para evaluar el impacto ambiental, el estudio utilizó SHARP-ID (SHARP-Indicators Database), herramienta que estima las emisiones de gases de efecto invernadero según el uso de tierra. La salud se midió a través de la mortalidad, usando el Índice Nacional de Defunciones. Se consideraron además otras variables para ajustar los resultados.
Reducción de la mortalidad. Ambas dietas mostraron efectos positivos sobre la salud. La PHD redujo un 22% la mortalidad durante el periodo de estudio comparando grupos con distinta adherencia.
Para la dieta mediterránea, la diferencia en mortalidad entre los grupos fue de aproximadamente un 21%, lo cual es estadísticamente insignificante.
Más allá de la salud. En lo referente al impacto ambiental, la dieta PHD genera unas emisiones de 4,15 kg de CO₂ diarios y utiliza 5,54 m² de tierra al día.
Por su parte, la dieta mediterránea emite 4,36 kg de CO₂ diarios, con un uso de 5,43 m² de tierra al día, resultados igualmente similares.
Aunque los detalles del estudio aún no se han publicado en una revista científica, se presentaron en el reciente congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
Un debate en evolución. La dieta PHD, propuesta hace menos de una década, fue inicialmente recibida con escepticismo debido a la complejidad de estudiar la nutrición y sus efectos en la salud.
La investigación es fundamental para corroborar los resultados preliminares. Este tipo de estudios favorecen la adopción de dietas sostenibles, aunque se valora toda la información adicional disponible.
Imagen | Louis Hansel
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