En el contexto de la guerra, las cifras de bajas suelen ser superiores a las reportadas oficialmente. Recientemente, la BBC y Mediazona realizaron un exhaustivo análisis del número de soldados rusos fallecidos en la guerra de Ucrania. Al mismo tiempo, un estudio basado en inteligencia artificial proporcionó datos similares. Ambos informes evidencian que tres años de conflicto han dejado un saldo de miles de muertes y que las fuerzas armadas se transforman con el tiempo.
Un cambio en el perfil de soldados. El Financial Times informó sobre una realidad que hace tres años parecÃa distópica. Conforme la guerra en Ucrania avanza hacia su tercer año, Rusia ha alterado la estructura de su ejército, apelando cada vez más a hombres mayores de 50, especialmente en sus 60 y 70 años.
Este ajuste obedece a la necesidad del Kremlin de reponer tropas sin iniciar una nueva movilización masiva, una medida impopular entre la población. En su lugar, se promueve el reclutamiento de «voluntarios» mediante incentivos financieros y propaganda que ensalza el patriotismo. Ejemplos como el de Yuri Bushkovsky, quien habrÃa cumplido 70 años en 2024 y murió en el frente en Ucrania, ilustran esta tendencia. Su caso es solo uno de muchos veteranos y ciudadanos mayores que han sido convencidos con promesas de estabilidad económica para sus familias.
El impacto de las bajas. Desde el inicio, el análisis de Mediazona y la BBC, junto a otros medios, ha identificado cerca de 100.000 soldados rusos fallecidos. Un estudio adicional por iStories basado en IA sugiere una cifra similar, con más de 104.000 nombres. Aunque estas cifras ya son altas, los expertos creen que el número real de bajas es aún mayor.
La evolución del ejército. Los estudios muestran que al inicio de la invasión, la mayorÃa de las tropas eran del ejército regular, incluyendo unidades de élite enviadas para capturar Kyiv rápidamente. Sin embargo, tras la movilización de 300.000 reservistas en 2022, el número de soldados sin entrenamiento formal entre los muertos aumentó.
Para principios de 2023, los grupos privados como Wagner y prisioneros reclutados superaban en las listas de bajas. Ahora, en el tercer año de guerra, el Kremlin recurre cada vez más a contratos militares con hombres mayores, quienes ven en el reclutamiento una solución para sus problemas económicos o legales.
Motivaciones y recompensas. El reclutamiento de hombres mayores responde a múltiples factores. Algunos tienen experiencia militar previa, mientras que otros se enfrentan a dificultades económicas que los llevan a enlistarse a cambio de bonificaciones de hasta 4 millones de rublos (45.500 dólares) y salarios anuales que pueden superar los 7 millones de rublos (79.000 dólares). Estas sumas ofrecen mejorar la vida familiar, facilitando la adquisición de vivienda o la educación de los hijos, convirtiéndose en una opción atractiva pese al riesgo.
El sociólogo Kirill Rogov describe este fenómeno como un «salto social» para las familias de los reclutas. En muchos casos, la decisión de enlistarse es consensuada con los familiares, viendo en el dinero una oportunidad única en tiempos de crisis económica. Sin embargo, el costo humano es evidente, pues más de 4.000 soldados rusos contratados mayores de 50 han fallecido, cifra superior a los menos de 500 reservistas y 869 prisioneros muertos.
La situación en Ucrania. En comparación, los estudios muestran que la edad promedio de los soldados ucranianos es de 43 años. Aunque la edad mÃnima para el servicio militar se redujo de 27 a 25 años en 2023, el gobierno de Ucrania ha evitado medidas más drásticas para no comprometer el futuro de su población. En Rusia, sin embargo, el envejecimiento del ejército es una tendencia en aumento, generando dudas sobre la sostenibilidad del esfuerzo bélico a largo plazo.
El incentivo económico varÃa por región. En áreas como Samara, el pago por enlistarse es de los más altos, alcanzando 4 millones de rublos, mientras el salario mensual promedio apenas excede los 66.000 rublos. Este contraste hace atractivo el reclutamiento para quienes enfrentan dificultades económicas. En algunos lugares, la bonificación inicial cubre el costo de un apartamento, resultando aún más atractiva para familias de bajos ingresos.
Una guerra invisible. Según ambos reportajes, aunque las pérdidas han sido devastadoras en el frente, la sociedad rusa sigue mayormente ajena al verdadero costo de la guerra. Solo un 30% de los rusos ha tenido contacto directo con el conflicto, mientras que en Ucrania casi el 80% de la población conoce a alguien que ha muerto o ha resultado herido.
Además. La falta de información oficial y la censura refuerzan este desconocimiento. En Rusia, los datos de bajas militares son secreto de Estado, mientras en Ucrania, las listas de soldados caÃdos son accesibles al público. Esto provoca un impacto emocional diferente en ambas sociedades.
Un estudio de PROPA, junto con la Universidad de Helsinki, halló que el 43% de los rusos aún apoyan la invasión. Sin embargo, expertos como el sociólogo Viktor Vakhshtayn opinan que el sentimiento cambiarÃa drásticamente si más ciudadanos fueran personalmente afectados por las pérdidas.
El desafÃo de recuperar cuerpos. En esta «guerra» de cifras, un factor clave que subestima las bajas rusas es la dificultad para recuperar cuerpos. Muchos cadáveres permanecen en el campo de batalla, ya que las tropas temen ataques con drones al intentar rescatarlos. Desde septiembre de 2024, las cifras de muertes han aumentado significativamente, ya que las familias rusas empiezan a documentar las pérdidas por su cuenta. A medida que el conflicto prosigue, es probable que los datos de fuentes independientes sigan siendo cruciales para revelar la magnitud de la catástrofe humana.
En suma, el uso de soldados de mayor edad en el ejército ruso refleja tanto la necesidad del Kremlin de evitar una nueva movilización como el impacto económico en la población. Asà surge una paradoja en el campo de batalla: mediante incentivos financieros y propaganda estatal, hombres mayores, incluso en avanzada edad, han pasado de la jubilación o empleos informales al frente.
Imagen | Ministry of Defense, RawPixel, Mstyslav Chernov
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