Lo que anteriormente se rumoraba, ahora es una realidad palpable: el ámbito del streaming enfrenta serias dificultades económicas. Los usuarios lo notan a través de diversas señales que afectan su experiencia: menos presupuesto para nuevos contenidos, aumentos en las tarifas, o restricciones en características que antes eran esenciales, como compartir cuentas…
Además, los informes que confirman este escenario en el sector son cada vez más frecuentes, y la situación podría empeorar en los años venideros.
De la cúspide al olvido. En su análisis ‘La economía quebrada de los servicios de streaming: Una explicación estadística’, el experto Daniel Parris describe el callejón sin salida en el que se encuentran muchas plataformas de streaming. Explica cómo las plataformas crecen y se sostienen, y cómo esta dinámica demanda un respaldo financiero inalcanzable para muchas. Un caso reciente y evidente es el de Paramount, un histórico estudio del siglo XX, que ha ingresado al negocio del streaming con Paramount+.
Sin embargo, los resultados no han sido favorables: su plataforma no solo es económicamente deficitaria, sino que también está lejos de alcanzar la notoriedad de rivales como Netflix.
El maratón del mantenimiento. Parris señala que las compañías aspiran a crecer en el sector manteniendo a su audiencia sin que grandes porciones migren a otras plataformas, en un entorno tan saturado que es imposible para el espectador medio ser cliente de todas. Netflix ha logrado esto con mayor éxito, conquistando la guerra del streaming gracias a su extenso y variado catálogo, que atrae a millones de clientes con gustos diversos.
El streaming se ha transformado en una carrera de largo plazo, donde para sobrevivir es necesario una producción incesante. Por ello, Netflix tiene un catálogo que duplica al de sus competidores más cercanos.
Inversión sin freno. Solo hay una manera de lograr estas cifras: invirtiendo grandes sumas de dinero. En 2022 se estimó que Netflix destinaba casi el doble en contenido comparado con su competidor más cercano, Prime Video (18.000 millones de dólares frente a 10.000 de Amazon). Aunque es posible que los números hayan cambiado (Netflix quizás reduciendo costos tras alcanzar la cima, y Amazon incrementando su gasto con proyectos como ‘Citadel’ o ‘Los Anillos de Poder’), las proporciones se mantienen.
Dificultad para retener usuarios. El problema radica en que los servicios son tan variados y costosos que muchas plataformas tienen dificultades para retener a su público, lo cual es crucial para medir su éxito y sus problemas futuros. Según Second Measure, la permanencia media de clientes en plataformas como Peacock y Apple TV+ es de aproximadamente un año. En comparación, Netflix retiene a sus usuarios por un promedio de 50 meses.
El ciclo sin fin. Ante este panorama, la única forma de aumentar la retención de la audiencia es generar contenido cada vez más atractivo. Se necesita contenido esencial para el espectador, como ‘Stranger Things’ o ‘Ted Lasso’. La plataforma es indiferente, pero el contenido debe ser de calidad. Netflix es la única capaz de ofrecer este tipo de propuestas regularmente, pero esto genera un problema adicional: el exceso de catálogo desvanece las novedades. Una nueva temporada de ‘El juego del calamar’ no causa el mismo impacto que la primera; ahora es solo otro estreno en un vasto océano de ofertas. Paradójicamente, la lucha por sobrevivir en el streaming (producir más) ha provocado su propia asfixia (producir en exceso).
Una solución temporal. ¿Existe alguna manera de romper con este ciclo de producciones inevitables que saturan a las plataformas? Una opción es producir a menor costo. Aunque algunos cálculos sugieren que las plataformas gastan más que nunca en aumentar su catálogo, la realidad es que cada vez hay menos superproducciones. Este enfoque coincide con lo mencionado anteriormente: se buscan más series que mantengan a la audiencia mes a mes, en lugar de un impacto inolvidable y costoso cada ocho meses, como sigue siendo la estrategia de Warner.
La criptomoneda del entretenimiento. Esta situación, con todas sus contradicciones e incertidumbres, la resume muy bien Steven Soderbergh en un artículo de Vulture de 2023: «Toda la industria ha pasado de una economía newtoniana a una cuántica, donde dos cosas opuestas pueden ser ciertas al mismo tiempo: puedes tener un gran éxito en tu plataforma, pero este no necesariamente aumenta los ingresos. Es perfectamente posible que el modelo de suscripción al streaming sea la criptomoneda del negocio del entretenimiento”.
Navegando por lo desconocido. La situación es indudablemente complicada: no está claro si una producción de 200 millones de dólares generará beneficios, ni si la solución es reducir los presupuestos de series y películas. La percepción general en la industria, como indicaban diversas personalidades en Vulture, es que Netflix ha transformado tanto el sector que lo ha dejado irreconocible. Durante años, el audiovisual ha avanzado por terrenos inciertos. Sin duda, abre la puerta a fenómenos emocionantes y oportunidades de negocio. Y también, a la quiebra.
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