La guerra comercial entre Estados Unidos y China está poniendo en aprietos al sector aeronáutico, que se perfila como uno de los más afectados. A las crecientes barreras arancelarias impuestas por ambos países se suma un supuesto intento de Pekín por obstruir la entrega de nuevos aviones de Boeing en China. Bloomberg informó esta semana que las aerolíneas chinas también tienen prohibido comprar equipos y piezas de aviación a proveedores estadounidenses.
En un panorama como este, podría pensarse que el cierre de puertas a Boeing y otros fabricantes estadounidenses ofrecería oportunidades a firmas como Airbus o Comac. En parte, eso es cierto, pero hay matices: mientras Airbus se enfrenta al reto de aumentar su producción, Comac se enfrenta a desafíos más complejos. Estados Unidos podría poner en peligro su proyecto más ambicioso con un movimiento inesperado. ¿Cómo? Analicemos.
Un avión con muchas piezas extranjeras
En los últimos años, China ha avanzado notablemente en diversas industrias, como la automovilística, que ha experimentado una notable transformación. Algo similar podría estar ocurriendo en la aviación comercial, donde Comac lleva años intentando entrar en el duopolio dominado por Airbus y Boeing.
La clave de este desafío es el Comac C919, un avión chino diseñado para competir con el Boeing 737 MAX y el Airbus A320. Aunque su despliegue es limitado, el ritmo de crecimiento de China sugiere que el C919 podría consolidarse internacionalmente pronto.
No obstante, el proyecto Comac C919 enfrenta un problema crucial: su dependencia de tecnología estadounidense. Este símbolo de la aviación china funciona con componentes clave fabricados en el país rival. Mientras estas piezas han llegado sin problemas hasta ahora, un bloqueo afectaría directamente el sueño chino de tener su propio avión regional destacado.
¿Qué piezas están en juego? Según Leeham News and Analysis, una firma experta en el sector aeroespacial, estas son algunas de ellas:
- Grabadores de datos de vuelo – General Electric (Estados Unidos).
- Radar meteorológico – Rockwell Collins (Estados Unidos).
- Sistemas de comunicaciones y navegación – Honeywell (Estados Unidos).
- Sistema antihielo del ala – Liebherr (Alemania).
- Componentes de aluminio para el fuselaje – Arconic (Estados Unidos).
- Motores – CFM International, empresa conjunta entre GE (Estados Unidos) y Safran (Francia).
- Inversores de empuje – Safran (Francia).
- Sistema de combustible – Parker (Estados Unidos).
- Detección de incendios – Kidde (Reino Unido).
- Ruedas y frenos – Honeywell (Estados Unidos).
- Neumáticos – Michelin (Francia).
- Tren de aterrizaje – Liebherr (Alemania).
- Cola y alas – Aviation Industry Corporation of China (AVIC) (China).
La ausencia de cualquier componente estadounidense podría dificultar seriamente el ensamblaje del C919. Según Leeham News and Analysis, la guerra comercial podría sofocar el proyecto. Ron Epstein, analista de Bank of America, decía a Reuters: “Si China deja de comprar componentes aeronáuticos a Estados Unidos, el programa C919 se detendrá o morirá”.
Estado actual y perspectivas
La guerra comercial ha escalado rápidamente, sorprendiendo a muchos. La orden china sobre componentes aeronáuticos parece actualmente sólo afectar a las aerolíneas, permitiendo a Comac seguir comprando piezas a Estados Unidos, al menos por ahora.
El nuevo arancel de represalia del 125% sobre las importaciones de Estados Unidos, que se suma a un 20 % previo por el caso fentanilo, aumenta el costo de los componentes estadounidenses para COMAC a casi dos veces y media su precio original, un desafío para cualquier fabricante que busque seguir siendo viable.
Queda por ver cómo evolucionará esta situación. Si las barreras comerciales caerán o si Estados Unidos impondrá restricciones a las exportaciones de componentes clave para la aviación china, como ya lo hizo con los chips de NVIDIA para frenar el avance en inteligencia artificial. Esto podría impulsar a China a desarrollar su propia tecnología, aunque el camino por recorrer aún es largo.
Imágenes | Comac
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