La cuenca Aitken, una de las mayores maravillas de nuestro satélite natural, se erige como el cráter más grande de la Luna. No solo destaca en la geografÃa lunar, sino que también figura entre los cráteres más vastos conocidos en todo el sistema solar.
Un hallazgo sorprendente. Aunque no es que haya aumentado en tamaño fÃsico, recientes investigaciones han revelado que la cuenca Aitken es incluso más extensa de lo que se pensaba. Este nuevo hallazgo podrÃa ser fundamental para desvelar más detalles sobre los orÃgenes de nuestro satélite.
Un vestigio del tiempo. Localizado en el sur lunar, abarcando el polo sur, este cráter no solo es el más grande sino también el más antiguo de la Luna, con un origen que se remonta a unos 4.000 millones de años.
La antigüedad y magnitud de la cuenca plantean desafÃos significativos para su estudio. Aunque la falta de sedimentos o erosión en la Luna facilita su análisis, millones de años de impactos de asteroides han alterado su superficie, complicando su exploración, como señala el equipo detrás de esta nueva investigación.
Redefiniendo su forma. Anteriormente, las observaciones habÃan descrito esta región como elÃptica, sugiriendo un impacto asteroidal oblicuo como su origen. Sin embargo, el reciente estudio desafÃa esta idea al reevaluar su perÃmetro, lo que redefine tanto su forma como su tamaño.
El análisis ha mostrado que el cráter es más grande y redondo de lo que se creÃa, sugiriendo un impacto más directo. Este hallazgo podrÃa cuestionar nuestras percepciones sobre la historia lunar, señala el equipo.
Más de 200 estructuras montañosas. Para llevar a cabo este análisis, el equipo utilizó datos de la sonda LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) de la NASA, identificando más de 200 estructuras montañosas en la cuenca. Estas formaciones, creen los investigadores, están vinculadas a los escombros resultantes del impacto.
Basándose en la disposición y forma de estas estructuras, concluyeron que el choque dejó un cráter más circular. Los hallazgos están publicados en la revista Earth and Planetary Science Letters.
Un impacto con implicaciones. La naturaleza más directa del impacto no solo afecta la forma del cráter, sino también la distribución de los escombros. En un futuro cercano, podrÃamos estudiar estas rocas, ya que el polo sur lunar es un foco de interés para misiones como las de Artemis.
El interés en esta área también se debe a la posible presencia de agua. Misiones como Chandrayaan-3 de India han encontrado minerales en esta región que podrÃan estar relacionados con el impacto.
Imagen | NASA/GSFC/University of Arizona
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