Este año se ha discutido un tema con frecuencia, que puede verse tanto de manera optimista como pesimista: el creciente envejecimiento de la población a nivel mundial. Este fenómeno es señal de avances en salud pública y medicina, logrando reducir el riesgo de muerte prematura y controlar enfermedades, pero la pregunta es: ¿estamos listos económica y socialmente? Un estudio innovador realizado por la Universidad Nacional de Singapur (NUS) y la Universidad de Columbia en Nueva York ha identificado el problema principal y ha destacado a ciertos países.
Un desafío global. Durante este año hemos hablado sobre ello: Japón, China, España, Corea… El mundo enfrenta un envejecimiento poblacional sin precedentes, consecuencia de los avances en salud pública, medicina y prevención de enfermedades.
Sin embargo, aunque la esperanza de vida se incrementa, la preparación social y económica para este cambio varía ampliamente entre países. Según el estudio de la Universidad Nacional de Singapur y la Universidad de Columbia, que evaluó a 143 países (cubriendo el 95,4% de la población mundial), se analizaron áreas clave como bienestar, equidad, cohesión y seguridad para abordar los desafíos del envejecimiento.
Criterios de clasificación. El índice global adaptado en el estudio evaluó cinco dominios clave que fueron:
- Productividad y compromiso, facilitando la participación de los mayores en actividades laborales o voluntarias.
- Bienestar, asegurando una atención médica adecuada a sus necesidades.
- Equidad, reduciendo las brechas en el acceso a recursos esenciales.
- Cohesión, fortaleciendo la conexión social intergeneracional.
- Seguridad, garantizando la estabilidad económica y física.
En el estudio se observó que las áreas de productividad y equidad obtuvieron las calificaciones más bajas, mientras que la cohesión social fue el aspecto mejor valorado. El nivel de desarrollo económico, medido por el PIB, influyó notablemente en los resultados.
Mapa del estudio
Los más y menos preparados. Es necesario distinguir entre los países de altos ingresos y los de ingresos medios y bajos. Naturalmente, los primeros dominan el índice, mientras que los segundos ocupan las últimas posiciones. Los países de altos ingresos sobresalen por su cobertura de salud universal, alta esperanza de vida saludable y altos niveles de satisfacción.
Tal como se visualiza en el mapa anterior, Suiza, Noruega, Dinamarca, Suecia, Islandia, Nueva Zelanda, Finlandia, los Países Bajos, Canadá y Singapur se encuentran entre los 10 países más preparados. Australia alcanzó la posición 13 y el Reino Unido la 14. Sin embargo, el estudio destaca dos países de “altos ingresos”: Estados Unidos, que se situó cerca del final de la lista, en el puesto 24, y España, justo por encima, en el puesto 23.
Lecciones de los países líderes. Las naciones europeas y asiáticas sobresalen en cohesión, fomentando la confianza vecinal y redes de apoyo social. Además, en los países de ingresos altos, la equidad asegura comodidad, seguridad alimentaria y acceso a educación básica para los adultos mayores.
Aún así, incluso en estos países, una parte significativa de la vida se vive en condiciones de salud no óptimas, lo que recalca la necesidad de mejorar los sistemas de atención médica para la vejez.
El reto para los países de ingresos bajos y medios. Aquí reside el principal problema. Aunque muchas naciones en desarrollo tienen poblaciones más jóvenes, se espera que experimenten un envejecimiento acelerado en las próximas décadas. Estos países enfrentan grandes desafíos, especialmente en equidad y bienestar, con recursos limitados para asegurar la estabilidad económica y social de sus ciudadanos mayores.
Oportunidades y acciones. La última sección del estudio resalta que enfrentar adecuadamente el envejecimiento poblacional global no solo reduce los costos crecientes en atención médica, sino que también permite aprovechar la experiencia y sabiduría de las generaciones mayores.
El cambio de paradigma propuesto podría convertir el envejecimiento en una «superpotencia», capaz de contribuir a resolver problemas mundiales como el cambio climático, la crisis de salud mental y la soledad. Los países líderes ofrecen un modelo a seguir, mientras que las naciones en desarrollo deben priorizar políticas inclusivas y sostenibles para asegurar un futuro digno para sus poblaciones mayores.
Imagen | Dall E / Xataka
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