Este lunes, la NASA puso en órbita una sonda cuya misión específica es buscar signos de vida en otro stand del sistema solar.
El destino escogido es Europa, una enigmática luna que gira en torno al distante planeta Júpiter.
Un gigantesco océano, que se presume puede tener el doble de agua que la Tierra, podría estar oculto bajo su gélida superficie.
Tras una misión europea que despegó el año anterior, la nave espacial Europa Clipper le seguirá, pero, a causa de un atajo cósmico, la pasará y llegará antes.
Dicho evento no ocurrirá hasta el 2030, pero lo que descubra podría añadir una nueva página en nuestro conocimiento de la vida en el sistema solar.
Tras años de preparativos, el despegue del Europa Clipper se vio retrasado un último minuto por el paso del huracán Milton por Florida el pasado mes.
«Si descubriéramos vida tan alejada del Sol, significaría un origen de vida diferente al de la Tierra», asevera Mark Fox-Powell, microbiólogo planetario de la Open University.
«Este hecho sería enormemente importante, dado que si esto ocurre en dos ocasiones en nuestro sistema solar, podríamos concluir que la vida es algo común», declara.
Situada a 628 millones de kilómetros de la Tierra, Europa tiene un tamaño ligeramente superior al de nuestra Luna.
Su costra gélida puede medir hasta 25 kilómetros de espesor, bajo la cual se encuentra un vasto océano de agua salada y, posiblemente, químicos que herramenta para la existencia de alguna forma de vida simple.
El primer indicio de que Europa podría albergar vida se encontró durante la decada de 1970, cuando se observó hielo de agua a través de un telescopio en Arizona.
Más adelante, las naves espaciales Voyager 1 y 2 obtuvieron las primeras imágenes de cerca. Pero, no fue hasta 1995, cuando se observó por sorpresa a la nave Galileo de la NASA sobrevolar Europa y tomar fotos impactantes de su superficie. Estas mostraban una superficie littered de grietas oscuras de color marrón rojizo, fisuras que podrían albergar sales y compuestos de azufre esenciales para la vida.
Desde entonces, imágenes tomadas por el telescopio espacial Hubble han revelado lo que podrían ser columnas de agua expulsadas desde la superficie de la luna a 160 kilómetros de altura.
Sin embargo, ninguna de estas misiones ha podido permanecer cerca de Europa lo suficiente para entenderla a fondo.
Ahora, se desea que los instrumentos de la nave espacial Clipper de la NASA mapeen la mayoría de la luna, además de recoger partículas de polvo y volar a través de las columnas de agua.
Leaving our water world, to explore another 🚀@EuropaClipper launched from @NASAKennedy at 12:06pm ET (16:06 UTC) on a @SpaceX Falcon Heavy, beginning a 1.8-billion-mile journey to explore the mysteries of Europa, Jupiter’s ocean moon. pic.twitter.com/IQ7uRSviMb
— NASA (@NASA) October 14, 2024
Britney Schmidt, profesora asociada de ciencias de la Tierra y atmosféricas en la Universidad de Cornell en Estados Unidos, colaboró con el diseño de un láser embarcado que será capaz de ver a través del hielo.
“Estoy emocionada de poder entender los sistemas de tuberías de agua de Europa. ¿Dónde queda el agua? Europa posee versiones congeladas de zonas de subducción, cámaras de magma y tectónicas similares a la Tierra. Intentaremos ver y mapear estas regiones», aseguró.
Su instrumento, apodado Reason, fue experimentado en la Antártida.
A diferencia de lo que ocurre en la Tierra, todos los instrumentos del Clipper estarán expuestos a grandes cantidades de radiación, lo cual segun la profesora Schmidt es una «gran preocupación».
Se espera que la nave espacial realice cerca de 50 pases por Europa, cada uno exponiendo a la nave a un bombardeo de radiación equivalente a un millón de rayos X.
«Gran parte de la electrónica está equipada en una bóveda altamente protegida para evitar la entrada de radiación», aclara el profesor Schmidt.
La nave espacial es la más grande jamás construida para visitar un planeta y tiene un largo viaje por delante. Viajará 1,800 millones de millas, orbitando la Tierra y Marte para propulsarse hacia Júpiter utilizando una técnica conocida como catapulta gravitacional.
Ya que no puede llevar consigo suficiente combustible para llegar hasta su destino, aprovechará el impulso de la Tierra y la atracción gravitacional de Marte.
Superará a Juice, otra nave espacial de la Agencia Espacial Europea que igualmente visitará Europa en su camino hacia una de las lunas de Júpiter llamada Ganímedes.
Una vez que Clipper se acerque a Europa en 2030, encenderá de nuevo sus motores para maniobrar astutamente hacia la órbita correcta.
Los científicos que estudian el espacio son muy cautelosos a la hora de hablar sobre las posibilidades de descubrir vida: no esperan encontrar seres complejos o animales parecidos a los humanos.
“Estamos buscando indicios de habitabilidad, para lo cual se requieren cuatro elementos: agua líquida, una fuente de calor y materia orgánica. Finalmente, esos tres ingredientes deben estar disponibles durante un largo período de tiempo para que algo pueda ocurrir”, explica Michelle Dougherty, profesora de física espacial en Imperial College Londres.
Esperan que, si pueden entender mejor la superficie de hielo, sabrán donde aterrizar una nave en futuras misiones.
En este momento en el que parece haber un lanzamiento espacial cada semana, esta misión promete algo diferente, sugiere el profesor Fox-Powell.
“No hay beneficios que recolectar. Se trata de exploración y curiosidad, y de ir más allá de los límites de lo que sabemos acerca de nuestro lugar en el universo”, dice él.
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